Agricultura ecológica: Tomates que saben a tomate
Frente a los tomates cultivados de forma convencional, los tomates
ecológicos tienen mayores atributos. Cuando cogemos un tomate
ecológico, huele, sabe… ¡es impresionante!
Hay cuatro factores que determinan la diferencia.
El primero es la pérdida de la fertilidad biológica de los
suelos. Es decir, su empobrecimiento. Si éstos pierden su potencial
nutritivo y se les va aportando elementos minerales -como el
nitrógeno, el fósforo y el potasio-, alcanzarán mayores niveles de
los mismos, pero no el equilibrio nutricional.
El segundo es la sustitución de las variedades tradicionales por
variedades híbridas o comerciales. Las tradicionales, que están
bien adaptadas al suelo, al clima y al manejo del agricultor, son
capaces de desarrollar todo un potencial nutritivo que no presentan
las comerciales o las híbridas, optimizadas para tener mucho
rendimiento, una mejora que merma otros parámetros como el del valor
nutritivo.
El tercer factor serían las recolecciones prematuras o las
maduraciones en cámara. Cuando un tomate se recolecta prematuramente
no ha alcanzado todo el valor nutritivo, no ha llegado al máximo de
vitaminas y de carotenoides que puede sintetizar ni al máximo de
minerales que puede absorber.
Y el cuarto factor son las grandes distancias que recorren los
alimentos en el mercado convencional. En este caso, lo que pierden
sobre todo es la vitalidad, lo que se pone de manifiesto en los
contenidos en sustancias de carácter antioxidante.