Cultivo de invierno: las lechugas
Información ofrecida por:
DANI OLIVER
Dicen que, entre col y col, lechuga, y aunque no se ha podido
comprobar aún los beneficios de este refrán popular, si es cierto
que son unas verduras fundamentales en nuestro huerto de invierno.
Son muchas las variedades de lechugas que podemos encontrar, pero
vamos a conocer seis clases que suelen funcionar muy bien en nuestro
clima. La preparación del terreno no es muy exigente, que esté bien
suelto, algo abonado y que no les falte ni agua ni sol.
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Lechuga Romana. Con esta lechuga la única precaución es atarla
cuando empieza a engordar el corazón, para que sus hojas permanezcan
juntas, de esta forma las hojas del centro serán más claritas y
tiernas, aunque se pueden dejar sin atar para que se hagan más
verdes.
Lechuga Hoja de roble. Llamada así por el tono rojizo de sus
hojas, es muy tierna, colorida y suele ser de buen tamaño, pero
cortada dura muy poco en la nevera, son de coger y comer.
Lechuga Iceberg. Es la más tierna y jugosa de todas. Se suelen
hacer de buen tamaño si están sanas, pero hay que tener cuidado de
no enterrarla mucho porque tiene tendencia a pudrirse el corazón si
está bajo tierra o tiene exceso de agua.
Lechuga de Cogollo. No se hace muy grande pero es muy sabrosa y
prieta. No suele dar ningún problema su siembra.
Escarola. Se cría casi sola si el terreno está en buenas
condiciones, necesita algo más de abono y agua que las anteriores y
se te harán enormes. Con esta lechuga pasa igual que con la romana,
si te gustan blanquitas y tiernas átalas, y si prefieres verdes y
grandes déjalas a su aire.
Endivias. En nuestro terreno, más seco y soleado, se suelen
criar bastante amargas. Con las endivias no está la opción de
atarlas, es casi una obligación o se te harán muy fibrosas y duras.