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miércoles, 1, mayo, 2024
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En el día de Todos los Santos

En el día de Todos los Santos

Como cada año, fuimos al cementerio a llevar flores a los familiares que nos precedieron en el viaje definitivo. Cómo nos sucedía años atrás, observamos que cada vez hay más conocidos y amigos que ya están des cansando para siempre. El testimonio de Las hojas muertas de los árboles, cuando en los días dorados de este otoño vuelven a la tierra, ya han dejado su historia impresa en el tronco del árbol. Como las hojas de los árboles, nadie debería morir no sin antes haber dejado en su familia la memoria de su vida.


Nuevas fotografías de fallecidos en las lápida de los nichos, nos mostraban a los que se fueron para siempre dejando en nuestras memorias una estela de emocionados recuerdos. Existen vidas ejemplares que si las hubiésemos conocidos nos hubiesen enriquecido pues tuvieron importantes experiencias y vivencias profesionales, de vida y filosofía que hubiesen podido ayudar a conseguir una vida mejor.

Ellas, deberían servir de fuente de estudio para el conocimiento de nuestra historia y para promover una mejor convivencia. Es cierto que solamente amamos lo que conocemos. La historia oral puede y debe enseñarnos a conocer mejor el pasado. Sería obtener un gran legado de vivencias humanas digno de agradecer en tiempos futuros.

El cementerio está demasiado lleno de personas extraordinarias de las que nadie podrá aprovechar sus experiencias… de las que nadie recordará en el futuro. Morir es ausentarse para siempre de este mundo.

Es pasar del ser, a no ser nunca más. Es adentrarse en el gran misterio. En el cementerio hay demasiados restos ignorados, que pudieron contar muchas historias de sus pueblos de sus amigos y familias…


Seguro que convenís conmigo que os gustaría tener una grabación de algunos abuelos cuyos comentarios familiares nos decían que fueron extraordinarios, de haber conocido su pensamiento, o los consejos de sus vivencias y experiencias.

Seguro que todos seriamos mejor de lo que somos. Pero ya sabemos, desgraciadamente la incultura ha presidido siempre este país, y a más ignorantes más beneficios. Si, en el cementerio hay demasiadas experiencias extraordinarias perdidas para siempre. Nuestro mundo sería otro distinto, pies no siempre los conocimientos están en las universidades del mundo, sino también en las curiosidades del ser humano que en vida compartió sus pensamientos y vivencias a su familia y su pueblo, sin olvidar que muchos de ellos apenas fueron de niños a la escuela., o nuestro místico poeta Paco Mollá , que de niño nunca pudo ir a la escuela.

Pensemos que en la cadena de la vida, el hecho de que ellos estén allí, nosotros, aquí en plena vida, cargados con la responsabilidad humana para dejar, cuando emprendamos el viaje al más allá, un mundo mejor. 

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