La Crestería desde El Pantanet
Por: Enrique Salas “Fito”
El conocido montañero del Centro Excursionista de Petrer,
Enrique Salas Fito, se marca como destino cada vez lugares más altos
y más lejanos que los que podemos encontrar en nuestros alrededores,
pero hoy retoma los lugares que vieron nacer su afición para
guiarnos por ellos.
Para comenzar esta ruta deberemos dirigirnos
hacia el Hotel del Xorret de Cati y, antes de llegar al mismo, tras
pasar el desvío de Rabosa y subir la cuesta paralela a la finca de
El Pantanet, llegaremos al punto donde aparcaremos los vehículos,
justo unos metros después, en la bajada del camino que nos deja en
el abrevadero. Desde aquí, cruzaremos la carretera para coger la
senda que nos lleva hasta la presa de El Pantanet, que bajaremos
junto a la pared hasta llegar a la boca de la cueva, donde no debemos
de dejar pasar la ocasión de entrar para ver la grieta de la roca
que hay en el fondo y las curiosas formaciones.
Según la época del
año, podemos ver más o menos agua y más o menos vegetación. En
algún invierno insólito, pero por qué no podría repetirse, el
agua se congela y se forman una especie de estalactitas, configurando
una visión espectacular y fascinante. A continuación, continuamos
unos metros por el cauce del agua hasta llegar a una senda a la
derecha que tomaremos: estamos iniciando el ascenso por la cuesta de
roca que nos lleva al principio de la Crestería.
Siguiendo la senda,
ligeramente arqueada, caminamos por la cresta de la montaña durante
gran parte del recorrido. Iremos andando por un terreno bastante
agreste, debiendo llevar cuidado (y muy recomendable contar con botas
de montaña) puesto que es fácil hacerse un esguince por este
terreno tan accidentado y rocoso, con las pequeñas láminas de roca
que conforman el terreno muy juntas y paralelas entre sí. La
sensación, no obstante, de recorrer el filo del terreno, casi
domando una ola, y con vistas espectaculares a derecha e izquierda
(Sierra del Cid, Maigmó, Serra del Cavall, Castalla, etc.), vale la
pena.
Poco a poco, en nuestro caminar ascendiente, llegaremos a la
altura del Pico del Frare, que lo dejaremos a nuestra derecha. Desde
aquí haremos un par de bajadas con sus correspondientes subidas,
hasta llegar a un cruce, entre pinos, con marcas de PR (blanca y
amarilla); a la derecha baja la senda que tomaremos, entre las
paredes de piedra, donde han equipado una vía ferrata que nos
ayudará en el descenso. Hemos llegado al mirador, un lugar ideal
para hacer una parada y almorzar. El desgaste de la ruta es notable
así que no hay que escatimar, nosotros nos hicimos bocatas, con
postre compuesto por chocolatinas, dátiles y algo de fruta, todo
acompañado de una botellita de vino.
Disfrutemos del ágape
contemplando el horizonte del valle de Catí a nuestros pies, con el
complejo hotelero en primer plano, y con la Foradá al fondo. Ahora
bajaremos por la pista hasta tomar el camino asfaltado que nos lleva
al hotel; pasaremos junto al aparcamiento para, al final del mismo,
tomar la carretera a la derecha para bajar un poco, hasta llegar a un
camino de tierra a nuestra izquierda, que tomaremos. Andaremos un
poco por la pista y la primera senda que veamos, a nuestra derecha,
nos lleva hasta las ruinas de la finca de la Administració. Las
dejaremos atrás para pasar junto al célebre castaño de Indias,
antes de seguir la senda que acaba desembocando en la rambla.
Pasaremos junto al Pozo de la Nieve de la Administración, que se
encuentra cercado, otro punto que vale la pena ver. El cercarlo es
una medida lógica para preservar estos retazos de antigüedad que
todavía se conservan bien; puede apreciarse el pozo excavado en la
tierra con el techo abovedado, con sus correspondientes aberturas.
Seguiremos por la Rambla hasta llegar al nacimiento de agua de El
Pantanet que, a partir de este punto va conducido, junto a la senda,
por una acequia pequeña, siendo uno de los canales de agua al
descubierto más largos de toda la provincia. Recientemente
restaurado por la Brigada del Paisaje de les Serres Maigmó-Sit,
acompañaremos por la senda el discurrir del agua hasta el mismo
abrevadero donde tenemos aparcados los coches.