Recorriendo la rambla del Vidre
Por: Pablo García y Sebastián Jiménez
Es una ruta de unos cuatro kilómetros y medio, para recorrer
confortablemente en aproximadamente tres horas, disfrutando de un
paisaje distinto al habitual, y viendo toda clase de obras
urbanísticas e hidráulicas, en la actualidad malogradas en su
mayoría.
Pablo García, acompañado de su amigo Sebastián Jiménez,
natural de Alicante, nos presenta hoy una conexión entre ambas
ciudades que mucha gente desconoce: la rambla del Vidre. Para ello,
nos desplazamos con el vehículo hasta El Palomaret, dejándolo en el
ensanche de la casa principal. El primer kilómetro y medio es un
recorrido por esta fallida urbanización de los años setenta, que
hoy nos muestra un notable deterioro, especialmente por la erosión y
los movimientos de tierra.
No tardaremos en llegar hasta el cruce de
la carretera con la rambla del Vidre, que baja de los estrechamientos
impracticables del Racó del Xolí. Iniciamos el descenso, escuchando
el sonido del agua bajar, que en generosa cantidad discurre por la
rambla. Este notable caudal lleva varios meses presente en la zona,
remitiéndonos a su aspecto pretérito, pues no en vano la rambla de
El Vidre antes ha recogido las ramblas de Rabosa, de Tireu y del
Vicari. No tardamos en ver a la izquierda la primera boquera, una
antigua rafa, hoy colmatada.
Esta boquera es de considerables
dimensiones y, agachado, un hombre puede circular por la misma.
Seguimos bajando por la rambla y, a unos setecientos metros,
encontramos el primer gran azud, que se construyó después de la
famosa riada de 1982, en que esta rambla, que más abajo toma el
nombre del Barranc de les Ovelles, inundara la ciudad de Alicante.
Saltamos, por la izquierda, la pared y nos dejamos caer de nuevo al
cauce de la rambla (ojo con la bajada, algo resbaladiza), ahora llena
de pozas de considerables dimensiones; seguimos viendo el agua
discurrir a nuestro lado…
De hecho, no tardaremos en llegar a una
cascada de 5 o 6 metros de altura, una imagen espectacular y rarísima
en nuestro término, que nos permite ver, además, el acueducto que
atraviesa la rambla. Estamos en la bocamina del Palomaret y, bajando
por el desnivel de la izquierda con cuidado, vamos a ver el
nacimiento o mineta, al que accedemos subiendo por unas curiosas
piedras que salen del ribazo. Seguimos bajando por una zona muy
divertida que nos exige ir esquivando, pequeños tolls y obstáculos.
Abunda en esta zona el baladre. El paisaje que vamos viendo se limita
al del interior de la rambla, pues sus altos márgenes nos impiden
ver más allá, sin embargo el encajonamiento resulta agradable.
Luego la rambla se ensancha y se hace cómoda, y vamos a parar a un
amplio meandro. Este tramo de la rambla finaliza cuando llegamos al
lecho de la misma, en el que la rambla se hace arenoso y vemos un
gran eucalipto. Estamos ahora en la parte trasera del gran azud (el
segundo) de la rambla del Vidre y, justo más abajo, vemos los restos
de otro azud, mucho más antiguo, y observamos las antiguas acequias
de desvío de azud, actualmente destruidas. Atravesamos ahora una
zona de grandes piedras y estrechamientos y ya vemos al fondo la
inconfundible silueta del Pont del Vidre, una obra de ingeniería
civil que nunca llegó a terminarse y que hoy forma parte del trazado
de la famosa vía verde Agost-Serres del Maigmó.
Observamos la obra
y el túnel con el que enlaza y nos dirigimos por la vía verde
atravesando el puente, desde cuyo centro veremos nítidamente la
ciudad de Alicante, y nos daremos cuenta del trazado inexorable de
esta rambla hacia la capital de la provincia. Seguimos caminando por
la vía verde en dirección a Agost, pasamos unos perfectos taludes y
a la derecha vemos la antigua bassa y la casona de la finca de les
Cases d´Agost, en cuyo frontal se encuentra el linde de Petrer con
Agost, rodeado por antiguas viñas.
Finalmente, a la izquierda desde
donde estamos, encontramos un viejo camino hoy asfaltado que nos
llevará, por la Cañada del Vidre, hasta la casa de la finca del
mismo nombre, frente a las casas del Palomaret, punto de partida de
la excursión.