Un enterramiento peculiar en el antiguo cementerio del paseo de la Explanada
Por: Ismael Carratalá Ibáñez y Fernando Tendero
¿Sabías que según la Ley de Patrimonio se deben realizar
excavaciones arqueológicas siempre que se haga una obra que afecte
al subsuelo del centro histórico? Gracias a esto podemos recuperar
una información del pasado que compartimos entre todos y que nos
ayuda a saber por qué el presente es como hoy lo vemos.
Muchas de
las cosas que sabemos del Petrer de siglos y milenios atrás es
gracias a estas actividades. Hace unos cuantos años, concretamente
en 2012, en el número 13 del paseo de la Explanada, tuvo lugar una
obra que requirió de una excavación arqueológica. Era una obra
sencilla para la colocación de un ascensor con un área de
excavación de unos 4 m², pero se sabía que antiguamente se le
conocía como el fossar, haciendo referencia a un cementerio.
La
probabilidad de encontrar enterramientos era muy alta y el hallazgo
no se hizo esperar, sacando a la luz unos restos humanos que
descansaban en ese lugar desde hacía siglos. No era la primera vez
que se encontraban tumbas en la zona de la Explanada, pues años
antes, en 1985 y en 1989, en los solares del antiguo corral de la
Manca y del Gran Cinema, se encontraron casi una decena de
enterramientos que seguían el ritual cristiano -enterrados boca
arriba-, y uno de ellos que había sido enterrado de lado sobre su
hombro derecho y con la cabeza orientada hacia el este siguiendo el
ritual funerario musulmán.
En la intervención del 2012, de los
restos humanos aparecidos había uno intacto. Además, los cuidadosos
trabajos de excavación permitían ver que cuando se enterró a esta
persona se colocó boca arriba, o dicho técnicamente en decúbito
supino, dentro de un ataúd, tratándose, por tanto, de una tumba que
sigue el rito cristiano. El siguiente punto que tocaba esclarecer era
si era un hombre o una mujer y qué edad tenía la persona cuando
falleció.
Para ello, se hizo un estudio de aquellos huesos que
diferencian a un hombre de una mujer por su forma y tamaño, como por
ejemplo el cráneo o la pelvis ya que el cráneo masculino tiene las
facciones más marcadas, sobre todo en la zona de las cejas, y la
mandíbula inferior tiene forma de trapecio. Por su parte, el de una
mujer tiene un relieve mucho más suavizado y la mandíbula inferior
en forma de “V”. La órbita ocular tiene una forma circular en el
caso del sexo femenino y forma de círculo achatado en el sexo
masculino.
La pelvis, por su parte, nos indicará a qué sexo
pertenece si está adaptada para dar a luz o no. Para saber la edad
se tuvo en cuenta aspectos como el desgaste de los dientes, de las
articulaciones y las soldaduras de las partes que componen los
huesos. Con todo ello los especialistas determinaron que se trataba
de una mujer de 1,55 m de altura y que tendría entre 18 y 20 años.
Además, la colocación de los brazos estirados y pegados al cuerpo,
hacía entender que se enterró envuelta en un sudario y dentro de un
ataúd de madera, como se ha indicado anteriormente.
Pero había un
elemento que llamaba la atención de los investigadores y era la
presencia de una marca verdosa que cruzaba el cráneo de lado a lado.
Se trataba de la mancha dejada por el óxido de una diadema de
plaquitas de bronce que adornaría el cabello y, seguramente, podría
corresponder a un velo. Este adorno se había visto antes en lugares
como Paterna o Valencia y estaría relacionado con el matrimonio, por
lo que la persona fallecida seguramente era una novia que se iba a
casar o que hacía poco tiempo que lo había hecho.
En el relleno de
tierra donde estaba la cabeza y el cuello, se encontró la diadema
que había dejado la marca y también un par de pendientes de bronce.
Ante la singularidad del mismo, el conjunto fue llevado a restaurar
al taller de Restauración del MARQ y lo pudimos ver expuesto en la
exposición “Petrer, Arqueología y Museo” y actualmente están
guardados hasta que vuelvan a exponerse en el nuevo Museu Dámaso
Navarro. El estudio de los materiales y los enterramientos del
cementerio en el que apareció este cuerpo se dató por los
especialistas entre los siglos XIV y comienzos del XVII, por lo que
la mujer hallada pudo ser una morisca que habitó la villa de Petrer
en esa época.
PARA SABER MÁS:
José David Busquier Corbí y Fernando E. Tendero
Fernández. Nuevos datos relacionados con el cementerio medieval
existente en el paseo de la Explanada. Festa 2013.