EL ARCO DE LA CALLE ARC DE LA MARE DE DÉU
Iniciando el año 2020, Aprén del passat se adentra en esta
ocasión por el corazón del centro histórico de la villa para
llegar a uno de sus rincones más tradicionales: la calle Arc de la
Mare de Déu, donde, como su nombre indica, había un portal urbano
que se derribó a finales del siglo XIX. Gracias a los documentos
existentes en el Archivo Histórico Municipal1 y a las
investigaciones de nuestra Cronista, Mari Carmen Rico, se conocen la
fecha, el motivo y las consecuencias del derribo del arco de la
calle, permitiendo también saber cómo funcionaba la administración
municipal de hace 150 años.
Antes de pasar a describir el momento
final del arco, hay que indicar que no tenemos constancia del origen
del mismo, planteándose antiguamente que podría ser una puerta de
la muralla del castillo del periodo musulmán, lo que hoy en día no
se puede sostener.
Su construcción se podría remontar al periodo
moderno (siglos XVI-XVIII), cuando se estructura la trama urbana que
se mantiene hasta la actualidad, y debemos de pensar que tendría una
factura muy parecida al existente a la calle Arc del Castell antes de
su rehabilitación ya que no se conserva ningún grabado ni
fotografía del mismo.
El proceso que sentenció el arco de la calle
Arc de la Mare de Déu comenzó después de la Fiesta de Moros y
Cristianos con una instancia presentada al Ayuntamiento por el
vecino, Vicente Montesinos y Poveda, el día 21 de mayo de 1870 que
decía: “con motivo de abitar en la casa n.º 2 de la calle Arco de
la Virgen de este poblado, desde cuya pared á la casa de enfrente
hay construido un arco en cuyo techo se halla colocado el retablo de
la Virgen del Remedio, cuyo arco impide la libre circulación de los
aires y causa gran perjuicio, tanto á los abitantes de la casa del
solicitante como á otros muchos de dicha calle por estar espuestas a
contraer cualquier enfermedad por falta de ventilación, y viendo así
que dicho arco está hecho contra toda regla de ornato é higiene
pública, por ello. Suplica a V.S. se digne disponer el derribo de
dicho arco y con ello recibirán los abitantes de la espresada calle
del Arco de la Virgen un beneficio de consideración, obligándose el
que solicita á costear por su cuenta los gastos del derribo y á
colocar si así lo dispone la corporación á la pared de su casa con
toda decencia, el expresado Retablo de la Virgen del Remedio”.
Al
día siguiente, en una sesión ordinaria del Ayuntamiento, se dio
lectura de la instancia presentada por Vicente Montesinos y se acordó
“nombrar una comisión de su seno compuesta por D. Enrique Amat y
Maestre, D. Pascual Soria y Benito, D. José García y López y D.
José García y Verdú, á fin de que pasen a la calle por donde se
halla situado el mencionado arco, lo inspecciones y consignen su
dictamen en la sesión inmediata respecto al perjuicio que la
estancia del mismo puede irrogar tanto al Montesinos como a sus demás
convecinos y en vista de este dictamen se acordará lo que
corresponda a quienes se les hará saber pasa su aceptación”.
Entendemos que al ser una calle tan próxima al Ayuntamiento, los
miembros de la comisión habrían pasado numerosas veces por allí,
incluso seguramente incluso por debajo del arco, pero como ocurre
siempre en acciones que hacemos mecánicamente, ni se fijarían en el
mismo ni en el retablo de la Virgen del Remedio. Pasó una semana y
en la siguiente sesión del día 29 de mayo se volvió a tratar el
tema con las conclusiones que obtuvo la comisión tras la visita al
arco. En las mismas se indica que, efectivamente el arco “se halla
construido contra toda regla de ornato y salubridad pública” y que
“puede ocasionar un grave perjuicio a los habitantes de la calle”,
por lo que “no hay inconveniente que se derribe el mencionado arco
por cuenta de Montesinos (…) siempre y cuando deje las paredes
sobre que el mismo descansa en buen estado de decencia y solidez y
separe y lleve fuera de la población todos los escombros que
resulten, pudiéndose utilizar de la madera y demás efectos que
contenga por ser de un valor insignificante”.
Y en relación al
retablo, se indica que debe construir “sobre la pared de su casa un
local soleado con toldo de madera o de obra sólida y decente para
colocar el retablo de la Virgen”. En definitiva, se accedió a todo
lo que solicitaba Vicente Montesinos en su petición, pero en lugar
de colocar el retablo en la fachada de su casa, lo colocó en la casa
de al lado (actual calle Mare de Déu, 10), sin que se sepa el
motivo. La imagen que se tiene hoy en día de este emplazamiento es
el de una bifurcación entre la calle Mare de Déu y la calle Arc de
la Mare de Déu, donde se ubica el camarín con el retablo de la
Virgen del Remedio pintado en 1955 por el sacerdote Casimiro Escribá,
quien también es el autor de las dos pinturas existentes a ambos
lados de la entrada a la iglesia de San Bartolomé.
PARA SABER MÁS
Para tener más datos del arco de la calle Mare de
Déu se pueden consultar dos obras de nuestra cronista y archivera
Mari Carmen Rico Navarro: la primera es el artículo que escribió en
la revista Festa del año 1991 con el título “El desaparecido arc
de la Mare de Déu y el por qué de una calle”. Y la segunda, es el
libro Las calles de Petrer, de 2002, una obra de consulta obligada
para todas aquellas personas a las que les gusta la historia y
conocer la evolución urbana de Petrer.