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domingo, 19, mayo, 2024

ARDE LA IGLESIA 

La ola anticlerical que asoló a toda España durante la Segunda República también tuvo eco en Petrer. Así, la iglesia de San Bartolomé apóstol fue pasto de las llamas en dos ocasiones. El sacerdote  y maestro, el presbítero D. Conrado Poveda (1890-1940), en su obra inédita Mis primeros ensayos, escribe sobre el incendio del templo. Gracias a su testimonio conocemos de primera mano cuándo se produjeron los incendios y que imágenes se quemaron en cada uno de ellos.

La primera vez que intentaron quemarla fue antes del estallido de la contienda civil, el 21 de junio de 1936, y los fieles pudieron apagar el fuego inmediatamente formando una cadena humana y cogiendo agua de la fuente que estaba en las gradas.

La segunda vez el templo no corrió la misma suerte. Tras el golpe de estado perpetrado por varios generales del ejército el 18 de julio de 1936, la violencia descontrolada puso fuera de juego al estado de derecho. Fue un mes después de aquel primer intento, el aciago miércoles 22 de julio, cuatro días después de la sublevación militar de diversas guarniciones militares contra el legítimo gobierno de la República, cuando la iglesia parroquial de San Bartolomé fue asaltada e incendiada por una multitud incontrolada, convenientemente manipulada por elementos venidos desde fuera de la población con la orden expresa de promover el asalto, incendio y saqueo de la iglesia. En esta ocasión, todos los altares y espacios sagrados fueron profanados arrancando la madera de los altares, las diversas imágenes devocionales junto con las tallas de la patrona la Virgen del Remedio, San Bartolomé y el busto de San Bonifacio que estaba en la capilla anterior al Sagrario, fueron quemadas y, a pesar que algunos vecinos lo intentaron, los exaltados no consistieron que apagaran el fuego. Se hizo una gran pira con todos los objetos sagrados bajo la cúpula de la iglesia. De nada sirvieron las órdenes o directrices del gobierno de la República prohibiendo el asalto y quema de edificios religiosos, así como el expolio de joyas, objetos litúrgicos, archivos y obras de arte en ellos contenidos por formar parte del patrimonio histórico de España.

Las esculturas de San Bartolomé, San Pedro y San Pablo que presidían la fachada del templo fueron arrojadas con las campanas a la plaza el día 21 de agosto de 1936.

Durante la guerra la iglesia estuvo destinada a carbonería y a almacén de maquinaria de calzado. No se llegó a limpiar el montón de escombros y cenizas donde estaban los restos de las imágenes y por eso según D. Jesús Navarro Segura, el Vicari, tras la contienda se pudo encontrar en el centro de la hoguera, el busto de la Virgen del Remedio. No había sufrido ningún daño, sólo tenía la nariz un poco quemada. El Niño que portaba la Virgen se salvó de la quema, lo recogió una persona que se lo llevó y lo mantuvo escondido hasta 1980, año en el  que se celebró el VII cincuentenario, devolviendo la imagen bajo secreto de confesión.

Nada más terminar la guerra, se optó por hacer una imagen nueva, pero no llegó a agradar a la gente del pueblo, ya que no guardaba mucha similitud con la primitiva. Por esa época fue reconstruida la imagen de la Virgen de los Desamparados de Valencia, que también había sido destruida durante la contienda. Para su reconstrucción, el maestro imaginero José M.ª Ponsoda (Barcelona, 1882-Valencia, 1963) usó como base trozos de la imagen original. El resultado fue del agrado de los valencianos. Esto llegó a oídos de D. Vicente Hernández, párroco en esos años de la iglesia de San Bartolomé, el cual guardaba celosamente el busto carbonizado de la patrona, y decidió enviar dicho busto al mismo escultor valenciano, para ver si se podía llevar a cabo una buena reconstrucción. El artesano respondió afirmativamente. Tras consultar a varias personas vinculadas a la Cofradía de la Virgen y al alcalde, D. Nicolás Andreu, se decidió la restauración sin decir nada al pueblo hasta ver el trabajo realizado. Cuando trajeron la imagen a Petrer, la gente quedó satisfecha, pues en la misma sí veían reflejada a nuestra patrona la Virgen del Remedio. La imagen quedó tal como la conocemos actualmente.

Este es un episodio puntual y doloroso de nuestra historia reciente que afectó en gran medida a nuestro patrimonio histórico, artístico y cultural y que debe servir para tener siempre en cuenta que la violencia, el odio y la sinrazón no deben prevalecer nunca.

Si os apetece saber más sobre la imagen de la Virgen del Remedio, así cómo fue la bendición del templo tras su restauración, cómo tuvo lugar la adquisición y la bendición del resto de las imágenes que se conservan en la iglesia parroquial podéis consultar y descargar el trabajo de Alberto Montesinos Villaplana publicado en la revista cultural Festa 97 y el libro Apuntes para la historia de Petrer. Todo ello en bibliopetrer.petrer.es.

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