Aunque el invierno está a la vuelta de la esquina, todavía quedan algunas semanas en las que se pueden plantar bulbos de otoño, tanto en maceta como en el jardín. Bulbos como tulipán, lirios, jacinto, nardo, azucena y narciso, entre otros
A la hora de adquirir los bulbos en un establecimiento especializado, hay que comprobar que estén duros y que presenten un aspecto saludable, sin agujeros ni golpes. Una forma de comprobarlo es presionando la base del bulbo con los dedos, si se hunde lo más recomendable es descartarlo y elegir otro.
Antes de colocar la tierra en la maceta se debe de airear para que quede suelta y añadirle abono orgánico o algún tipo de sustrato. Una vez la tierra está aireada y abonada, se introduce en una maceta, de al menos 30 centímetros de altura, con uno o varios orificios de salida para el agua y un plato recogedor.
A continuación, se debe de presionar la tierra para que quede compacta y enterrar el bulbo a una profundidad de 2 o 3 veces el tamaño del mismo, haciendo un agujero en el centro y colocando el bulbo con las raíces hacia abajo y, de nuevo, se compactará la tierra con las manos para eliminar huecos de aire.
Una vez plantado se recomienda regar bien toda la superficie de tierra de la maceta hasta que el agua salga por el orificio con el fin de que se asiente bien. A partir de ese momento, durante los periodos de crecimiento y mantenimiento, los riegos se deben de realizar con moderación y evitando los encharcamientos.
Hasta que salga la planta es aconsejable que la maceta se coloque a la sombra y después que reciba un poco de sol cada día.
En el caso de que se planten en un jardín, hay que labrar el terreno con una azada para soltar la tierra, pudiéndose incorporar abono orgánico, pero no es necesario ya que los bulbos contienen los nutrientes para crecer aunque sí que ayudará a la floración.
También cuando se va a plantar hay que tener en cuenta el tamaño de los bulbos por lo que hay que mantener una distancia entre uno y otro que variará entre los 5 y 20 cm.
