No coloquéis en mi sitio una silla
vacía en la mesa. Yo no quiero
un recuerdo tan triste y plañidero
de velas, de rosario y de mantilla.
Quiero un recuerdo en pie, con la octavilla,
con la pancarta, junto al compañero,
tras la bandera -rojo y guerrillero-,
ella roja, morada y amarilla.
En Nochevieja, y en las noches buenas,
que no salga mi nombre a relucir
llenando las copas de dolor y penas.
Repetid mi consigna en estas cenas
si llegara el momento de elegir:
Sillas vacías no, botellas llenas.
Iván Villora