17.9 C
Petrel
viernes, 3, mayo, 2024
spot_img

Los arruís, grandes “enemigos” de los agricultores

Por: Amparo Blasco Gascó

Si ya la agricultura no es una actividad muy rentable a día de hoy, los daños que están ocasionando en las plantaciones y cultivos los arruís, aún la hacen más “ruinosa”. Agricultores de fincas de nuestra localidad ven como, cada año, estas cabras salvajes se comen sus cosechas

El arruí, una especie de cabra invasora originaria de las zonas rocosas del Sahara, trae de cabeza a los agricultores de todas aquellas zonas del territorio español en las que tiene presencia este bóvido de pelaje muy corto, salvo en la cola y la densa barba que en los machos recorre la parte delantera del cuello, de color rojizo o pardo claro, similar al de la arena de los desiertos de donde es originario, ligeramente más claro en la parte inferior del cuerpo y en machos viejos la crin y las barbas son de color negro.

Este rumiante, en busca de comida, destroza las plantaciones de almendros, cerezos y cualquier otro cultivo con el que se topa, mermando el crecimiento normal de árboles, arbustos y plantas y, en muchas ocasiones, echando por tierra las cosechas.

Petrer no es la excepción que confirma la regla, ni mucho menos. Son varios agricultores los que están viendo peligrar sus plantaciones por la presencia de este herbívoro en diferentes partidas rurales del amplio término municipal de Petrer como son Caprala, Puça y L´Almadrava.

Alfredo Enrique Vañó, agricultor de la Finca de La Señora, indica que a las plagas de animales, plantas y microorganismos que tienen efectos negativos sobre la agricultura, ahora tienen que hacer frente a otro tipo de plaga como es la de los arruís.

Reconoce que la problemática con los arruís no es nueva pero este año se ha acentuado debido a la falta de lluvias, principalmente, durante el primer cuatrimestre. A esa ausencia de precipitaciones, hay que añadir que, debido a la pandemia del coronavirus, durante dos años la práctica de la caza fue inexistente por lo que el número de ejemplares se disparó.

La confluencia de todos esos factores ha originado que, este año 2023, los agricultores estén sufriendo las consecuencias de los daños provocados en sus plantaciones por los arruís, desde hace meses, cuando, generalmente, la presencia de estos herbívoros es de cara al verano, entre junio y agosto.

Los árboles jóvenes son los más afectados por la presencia de esas cabras salvajes. Los bancales de almendros que hace unos tres años Alfredo Vañó plantó en su finca han sido uno de los tantos “manjares” que han devorado los arruís. De esos árboles, a día de hoy, sólo queda el tronco, la copa ha sido pasto de estos herbívoros. Pero lo más grave es que cuando aparecen los nuevos brotes, también son pasto de estos animales.

Además, como cuando comen estiran las ramas, el tronco, al no tener mucho grosor y fuerza por su juventud, se va doblando de forma oblicua, perdiendo la verticalidad.

Los daños que ocasionan estos animales suponen más perdidas económicas a las que ya tiene que hacer frente el agricultor por el incremento del gasoil, al bajo precio del kilo de almendra o de cualquier otro fruto y al mantenimiento de las plantaciones sin obtener beneficio alguno.

No hay que olvidar que esos daños provocan, también, que la recolección de la primera campaña de esos almendros se retrase puesto que se ralentiza el crecimiento normal del árbol, es decir, que si la primera producción se prevé a los cuatro o cinco años, se retrasa al menos un par de años más.

Ese retraso de la primera cosecha ocasiona otro mal mayor al agricultor puesto que, tal y como ha comentado Alfredo Vañó a este semanario, se demora la recuperación económica de la inversión inicial que supone la plantación de almendros.

Para este agricultor, lo que es inconcebible es que “aquí nos pongan el apellido de Paisaje Natural Protegido y que los que lo protegemos, seamos los más desprotegidos”. Asegura, además, que debido a esa figura de protección tienen muchas obligaciones, pero ningún derecho ya que ninguna administración pública, al menos hasta el momento, está adoptando medidas para frenar los perjuicios que en sus cultivos están ocasionando, año tras año, estas cabras salvajes.

Casas de campo

Hasta ahora los arruís campaban a sus anchas en los bancales con plantaciones de almendros y cerezos, principalmente, y también de olivos, aunque, en el caso de las oliveras los daños no suelen ser tan acentuado.

En principio, son cabras muy esquivas, que huyen de la presencia del hombre y con el que suelen mantener las distancias, siendo bastante extraño toparte de con ellas a plena luz del día. Sin embargo, a raíz de la pandemia del coronavirus y del confinamiento, ese comportamiento ya no es el mismo.

Pere Valera, que vive en su casa de campo ubicada entre “Les Faldes del Ginebre” y “La Velleta”, una semana antes, más o menos, del inicio de las Fiestas de San Bonifacio, fue alertado por unos vecinos de que se había topado con unos arruís en el camino y en el intento de huir, como no veían salida, los animales empezaron a dar cabezazos a la valla que, perimetralmente, cierra las parcelas de esas viviendas, llegando incluso a abollar la verja.

Un día después se encontró a un arruí pequeño dentro de su propia parcela por lo que pensaron que se había quedado atrapada, pero igual que llegó se fue.

Sin embargo, veinticuatro horas después, alertado por los ladridos de su perro, Pere Valera salió de la casa y se quedó perplejo al comprobar que una cabra macho adulta estaba a unos cinco metros de su vivienda y ni se inmutó, cuando son animales muy huidizos.

En ese momento, este bóvido le miró con tranquilidad, llegando incluso a darle tiempo a hacerle una fotografía con su teléfono móvil, pero cuando el perro se le acercó ladrando, la cabrá se espantó, saliendo corriendo hacia el vallado al que le dio varios cabezazos, logrando escapar por la parcela del vecino tras dar varios saltos de entre 1,5 y 2 metros de altura.

Todo sucedió antes de que las lluvias hicieran acto de presencia en nuestra localidad, a mediados del pasado mes de mayo. Pero, en el momento, en que llegaron las precipitaciones los arruís ya no han hecho acto de presencia en esa zona rural.

Aunque llevan ya un par de semana sin toparse con ellos, entre esos vecinos existe cierta intranquilidad por una cuestión de seguridad puesto que nunca se sabe cómo van a reaccionar esas cabras salvajes ante la presencia de personas.

otras noticias

siguenos en

6,429FansMe gusta
1,742SeguidoresSeguir
1,047SeguidoresSeguir
- Anuncio-spot_img
- Anuncio-spot_img

LO MÁS LEIDO