La recolección de semillas
Si queremos asegurarnos de no perder esas variedades hortícolas
de verano que tanto apreciamos o que nos ha sido tan complicado
encontrar, es el momento de guardar la simiente para el año que
viene.
Estamos disfrutando de unos tomates espectaculares, de pepinos
que no amargan, de calabacines que no paran de producir o de
berenjenas grandes y tiernas. Está claro que en estos momentos sólo
nos preocupamos de disfrutar y compartir nuestras verduras de verano
que llevamos un año esperando, por eso sacrificar uno o dos
ejemplares para guardar las semillas se nos hace difícil, pero si
queremos mejorar nuestro huerto, conservar una variedad que nos está
dando buenos resultados y producir nuestros propios planteles para el
año que viene, hay que hacerlo.
A la hora de seleccionar la simiente de las variedades de nuestro
huerto de las que queremos conservar, es muy importante tener en
cuenta:
Que no sea una especie híbrida, para evitar semillas estériles
y quedarnos sin plantones o que éstos sean poco productivos.
Que no sea una especie injertada, ya que los frutos no serán de
calidad, ni la cantidad de los del año pasado.
Si es una especie foránea hay que tener en cuenta la
procedencia, si es de una zona cercana con un clima similar al
nuestro la producción debe de ser buena, pero si procede de una
región donde las condiciones climáticas son muy distintas, quizá
necesite varios años para aclimatarse y que consigamos los
resultados del primer año, aunque a veces, el efecto es el contrario
y producen incluso más, si las condiciones de clima o suelo han
cambiado a mejor.
Y si no queréis fallar, apostar por especies tradicionales,
antiguas y cercanas como los tomates de Lietor, morunos de Cuenca,
gordales de Ayora, molludos del altiplano de Granada, pimientos
choriceros de Albacete, calabazas totanas, entre otras.
Sólo nos queda dejar madurar en la planta los mejores ejemplares,
con uno o dos de cada especie será suficiente.
Tendremos que sacar
la simiente con cuidado, lavarlas para evitar que acaben todas
pegadas, secarlas muy bien y dejarlas un día que se aireen para
evitar que estén húmedas, meterlas en sobrecitos o trozos de papel
para evitar la luz directa y guardarlas en un bote de cristal o una
caja, siempre evitando el calor o la humedad. Es importante que
acompañes las semillas con un poco de arroz o un trozo de tiza que
absorberán la posible humedad residual.
Así podremos conservar nuestras semillas durante varios años y
disfrutar de las variedades que tantas alegrías nos han dado.