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viernes, 26, abril, 2024
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Els Alcabons

Els Alcabons

La antigua conducción árabe discurría por el interior de la ladera de la Serra del Cavall y llevaba el agua hasta el Guirney

Els Alcabons fueron, durante mucho tiempo, un punto de referencia de la población. Los más conocidos estaban situados muy cerca del casco urbano tradicional y se convirtieron en pieza fundamental para una buena parte de la economía local que entonces se sustentaba de la agricultura, sobre todo si era de regadío. Posteriormente, también como punto de encuentro de jóvenes “intrépidos” en busca de aventura.

Hubo otros “alcabons” en las inmediaciones del Barranc Fort y cerca de Els Palomarets. De hecho, el historiador e investigador José María Bernabé, realizó un gran trabajo sobre los que hubo en la “desembocadura” de “Els Fontanars” muy cerca del término municipal de Agost, en las estribaciones del Maigmó. Su propio nombre delata sus orígenes árabes. Era una acequia subterránea que atravesaba buena parte de las estribaciones de la Serra del Cavall, casi pegada a la rambla de Puça.

Concretamente desde les Coves del Riu hasta las inmediaciones del Cementari Vell, el que se levantó a la otra parte de la rambla, justo a las espaldas del actual edificio del Hogar del Pensionista (hoy denominado CEAM) y que estuvo en servicio hasta el año 1935 en el que se abrió el actual cementerio. De aquel camposanto ya no queda nada, incluso ha desaparecido el pequeño altar que recordaba a los que allí están enterrados. Desde siempre por la rambla de Puça pasó agua. De hecho, gracias a ella funcionaban nada menos que siete molinos, seis harineros y uno dedicado a la elaboración de pólvora.

Precisamente, en las inmediaciones del último (el del Riu) se encontraban, y todavía se conservan, dos accesos “als Alcabons”. Una especie de cueva artificial que tenía su salida a más de un kilómetro de distancia. La entrada era relativamente holgada pero existían tramos en los que había que caminar en cuclillas siguiendo el antiguo trazado de la acequia subterránea.

Pasar “els Alcabons” fue toda una aventura para varias generaciones de petrerenses, una vez abandonado su uso tradicional. Se cruzaban apuestas sobre el tiempo que se tardaba en “entrar y salir” por la otra parte. Para vencer la oscuridad las rústicas antorchas eran una solución y la temperatura en su interior, fuera invierno o verano, siempre era la misma.

Su nombre debe tener su significado. Según el historiador Ricart García Moya se trata de una acequia excavada, en parte, por el interior de una montaña y es relativamente habitual en poblaciones de orografía montañosa como la de Petrer.

En la población valenciana de Vilanesa existe una calle dedicada a esta infraestructura árabe. También, encontramos el nombre de Alcabón, en un municipio toledano situado a 35 kilómetros de Toledo capital y cuyos orígenes hacen referencia a un nombre árabe que significa bovedilla (pequeña bóveda). Aquí, en els Alcabons de Petrer, se dan estas circunstancias.

Una vez finalizada la penumbra el agua discurría caballera hasta la que, posteriormente, se conoció como la Bassa de Felipet, situada en la confluencia de lo que hoy es la avenida del Guirney y la calle Jesús Tordesillas, y de ahí se regaban las fértiles tierras de los bancales del Guirney. Dicen también que, de vez en cuando, también alimentaban del líquido, tras atravesar la rambla, los bancales de la partida de la Canal. Gracias a una restauración de hace algo más de una década, todavía se conservan un azud y una gran canalización que llevaba el agua hasta prácticamente el término municipal de la vecina población de Elda.

 Extrañamente, els Alcabons no gozan de ninguna protección especial y de ahí que a lo largo de las últimas décadas hayan sufrido algunas agresiones importantes que en algún caso han mermado considerablemente su trazado. El primero de ellos fue la construcción de la carretera Alicante-Madrid y el puente que por detrás del castillo cruza la rambla. Posteriormente, la reconversión en autovía que dañó aún más la antigua conducción.

Sin embargo, lo que más desastre causó fue la construcción del campo de entrenamiento (hoy, paradójicamente, totalmente abandonado) del estadio fútbol de El Barxell y sus pistas de atletismo. Cabe recordar que la obra estaba contemplada dentro de un amplio convenio con Carrefour (entonces Continente) mediante el cual se levantó el gran centro comercial y otros servicios, incluidas las zonas deportivas.

Hoy, toda la zona colindante es un auténtico erial en el que se cruzan sendas y atajos pero de los que no queda nada visible de els Alcabons. El espectacular movimiento de tierra lo tapó todo, absolutamente todo. Sin embargo, se adivina que la antigua conducción de aguas está allí. Sepultada. Víctima de las nuevas infraestructuras que en dos épocas de nuestra reciente historia cambiaron nuestro pueblo y también lo adecuaron a los nuevos tiempos y a una economía mucho mejor para los petrerenses.


EL AGUA DE LA RAMBLA DE PUÇA
A todos los petrerenses nos sorprendió que desde hace cuatro o cinco años por la rambla de Puça volviera a pasar agua pese a que las lluvias no han sido exageradamente abundantes. De hecho, por culpa de la pertinaz sequía desde unos meses atrás ya no lo hace.

Las infraestructuras antiguas que discurren paralelas junto a la rambla más importante del término así lo corroboran y el propio nombre de la partida rural del “Riu” lo refrendan. Hace muchos años que las aguas procedentes de la partida rural de Puça fueron fuente de riqueza.

Movían molinos, llenaban la gran balsa situada junto al Ayuntamiento que suministraba a gran parte del término municipa y también, gracias “als Alcabons”, a los bancales situados en los llanos situados a la derecha del cauce donde las estribaciones de la Serra del Cavall habían perdido la “partida” frente a los agricultores empeñados en aprovechar cada palmo de terreno susceptible de ser cultivado.

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