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sábado, 4, mayo, 2024
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El paisaje agrario de Puça

El paisaje agrario de Puça

El Molí de la Reixa, antiguo ingenio hidráulico para la transformación del cereal, es el lugar elegido para iniciar nuestro recorrido por la historia y cultura campesina local. En pleno paraje de Puça, junto a la rambla que recibe este mismo topónimo, estas dos referencias geográficas serán escenario de nuestro breve pero didáctico viaje a través de la «agrictectura» petrerense.

Fijamos nuestra vista hacia el norte y empezamos a caminar cuesta arriba. El camino de tierra que seguimos atraviesa las lomas de Puça, una sucesión de bancales bien rematados y a veces adornados con alguna antigua balsa. Almendros, viña y olivos se reparten el territorio, capitalizado por dos sobrias viviendas rurales conocidas como la Lloma Baixa y la Lloma Alta.

Este camino nos conduce hasta el Bancal de la Sort, popular y reconocido por haber acogido siglos atrás la alquería árabe de Puça. En un alarde de imaginación, puede intuirse la localización de aquel poblado, junto a su valiosa mina que abasteció de agua durante tantas décadas a los habitantes de Petrer. Una construcción hidráulica que todavía se conserva bajo tierra y que discurre desde la rambla hacia el norte, hasta alumbrar cerca del Rancho Grande, próximo destino de nuestra ruta.

La centenaria casa del Rancho sigue siendo hoy referente de una antigua economía ganadera local. Desde aquí, seguimos un camino que nos conducirá hasta L’Avaiol, tras ascender por un modesto collado que nos permite superar el Alt de Cárdenes, desde el cual, además, podremos tener una vista general de las lomas de Puça. Un leve descenso continuado por el suave tramo que franquea los bancales de Samuel y la Foieta del Racó contribuye a relajar los sentidos en un entorno aislado, callado y casi monótono, pero especialmente bello. Nuestro recorrido continúa desde aquí hacia el norte, hacia el Alt de la Costa.

Tras atravesar una joven pinada, descubrimos un bancal de particulares características por su forma rectangular y por su vivo colorido, debido a la componente arcillosa de la tierra, y que alberga uno de los últimos viñedos en el valle de Puça. Seguimos nuestra marcha por las retiradas y magníficas fincas del Esquinal y la Casa Castalla, a las que accederemos por el flanco occidental de las mismas. El siguiente elemento destacado serán los restos de la casa del Bubo, construida a principios de siglo XX con fines ganaderos.

Tras ésta, seguiremos el camino hacia el Aprisco del Manco, aunque a pocos metros del Bubo, tendremos la posibilidad de asomarnos al Altet dels Xics, un pequeño promontorio desde el cual se obtienen unas excelentes panorámicas del paisaje agrario de Puça, oteándose desde el mosaico de almendros y olivos que descienden desde la Casa Castalla hacia la Casa dels Pins hasta la transición al cultivo del cerezo en la zona del Esquinal. Retomando la ruta, un camino bien definido nos conducirá hasta los bancales conocidos como Tros de Castalla -ya en término municipal de Castalla-.

Entre ellos se discurre hacia el Aprisco del Manco, una austera pero graciosa vivienda, anexa a un corral que todavía hoy acoge un pequeño rebaño de cabras. A partir de aquí iniciamos nuestro retorno, siguiendo precisamente un camino para el ganado que desemboca en la rambla de Puça. Tras unos pocos metros caminando sobre el lecho de la rambla, nos encontramos con el camino que conduce de la Casa Castalla a la Paraeta, donde tomaremos el sentido descendente para llegar al primero de estos puntos.

Continuando camino abajo se localiza la Casa dels Pins, reconocida por sus cerezas, y aún hoy con la agricultura como vocación principal de la finca, con un perfecto estado de las tierras de cultivo y los frutales podados a su tiempo. A pocos metros, descendiendo ahora por un camino asfaltado, accedemos a la casa del Esquinal, coetánea en sus orígenes a la de Castalla y dels Pins. Sorprende la sobriedad y pureza en su construcción, que contrasta con su desdichado abandono. Junto a ésta se observa una de las construcciones hidráulicas más destacadas del término, como es el aljibe del Esquinal.

Atrás queda la finca del Esquinal para dirigirnos a nuestro punto de partida. Reconocemos la finca de la Xinquera, y a mano derecha del camino, identificamos el peculiar perfil que la Casa Vella dibuja sobre el cielo. Tras ésta, un conjunto de casitas nos devuelve al Rancho Grande y al Bancal de la Sort, desde el cual descenderemos a la rambla de Puça, con el objetivo de apreciar la espectacular arquitectura de los ribazos que configuran los bancales de las lomas de Puça. A pocos metros, descubrimos de nuevo el Molí de la Reixa.  

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