El yacimiento prehistórico Alt del Perrió
Por: Ismael Carratalá Ibáñez y Fernando Tendero
Uno de los objetivos que pretende esta sección es la de dar a
conocer diferentes elementos del patrimonio cultural petrerense para
poder valorarlos y, con ello, transmitir la necesidad de su
conservación.
Este es el caso de los yacimientos arqueológicos que
aparecen diseminados por el término municipal, pues en la mayoría
de los casos los senderistas o montañeros desconocemos su valor
histórico, ya que si estamos en alguno de ellos seguramente no
podamos atisbar evidencias de su ocupación anterior.
Pero eso no es
inconveniente para los especialistas ya que con la localización de
algunos pequeños fragmentos cerámicos o porque se intuyen piedras
que podrían corresponder a algún cimiento, ellos pueden interpretar
cómo fue la aparición del asentamiento, su desarrollo, y posterior
desaparición.
Esto ocurre con el poblado de la Edad del Bronce de
Alt del Perrió, fechado en el II milenio a. C., situado en las
inmediaciones del conocido restaurante Molí la Reixa, que a simple
vista es una colina elevada sobre la rambla de Puça, situada a una
altura de 650 m sobre el nivel del mar.
Si andamos por ella veremos
matorrales y vegetación propia del clima mediterráneo, destacando
el romero, esparto y enebro en las zonas que todavía conserva manto
edáfico, ya que en mucha superficie se observa directamente la roca
debido a la erosión. Y seguramente no apreciemos nada más ya que,
como se ha indicado, son muy escasos los restos que nos indiquan la
evidencia de una ocupación humana previa y, por lo tanto, la
consideraríamos una colina más como el resto de las existentes en
el término municipal.
Y aquí es donde entra la importante labor de
documentación de nuestro pasado que en las décadas de los sesenta y
setenta del siglo XX realizó el Grupo Arqueológico Dámaso Navarro.
Fueron sus componentes los que prospectaron el territorio, subieron
al cerro y recuperaron un reducido pero muy significativo conjunto de
materiales correspondientes a las vasijas utilizadas por aquellos
habitantes, también restos de las improntas de barro del techo de
las viviendas y un percutor de piedra para machacar el cereal y
obtener harina con la que elaborar los alimentos.
De todos estos
materiales, el más completo corresponde a un cuenco semiesférico de
20 cm de altura y 27 cm de diámetro del que conservamos la mitad de
la pieza y que se pudo restaurar para conocer su forma original. Todo
ello fue estudiado en profundidad en la década de los noventa por
los arqueólogos Francisco Javier Jover y Gabriel Segura publicando
sus investigaciones en los libros que referenciamos al final.
Pese a
que no se ha realizado ninguna excavación arqueológica en el
yacimiento que nos permita corroborar las hipótesis que establecían,
a partir de los restos recuperados pudieron plantear que el poblado
estaría formado por varias viviendas construidas con paredes de
mampostería y con la techumbre realizada con ramas, barro y cañas,
y que ocuparía unos 300 metros cuadrados de la parte superior del
cerro. Las gentes que vivieron en Alt del Perrió posiblemente
tuvieran relación con el resto de asentamientos de la Edad del
Bronce existentes en nuestro entorno como los de Mirabuenos,
Catí-Foradà (que era el más grande), Castillo o Puntal del
Ginebre.
Todos ellos participaban de una economía basada en la
agricultura y en la ganadería, siendo también la caza un aporte
importante ya que el entorno era idóneo para esta práctica. Hasta
la Edad del Bronce, el territorio petrerense ocupado con anterioridad
era la zona próxima al río Vinalopó, pero será en este milenio
cuando se ocupen los valles interiores de las montañas apareciendo
los yacimientos indicados. Tras unos centenares de años que el
poblado estuvo habitado, a mediados del II milenio a. C. los
habitantes se marcharon hacia otros lugares que no podemos precisar,
seguramente de modo planificado y pacífico, ya que no quedaron en el
cerro evidencias de violencia que nos indiquen lo contrario.
PARA SABER MÁS
Más datos sobre el yacimiento prehistórico se
pueden consultar en dos publicaciones de referencia para conocer el
pasado de Petrer: “El poblamiento antiguo de Petrer: de la
prehistoria a la romanidad tardia” (1995), y “El poblamiento
prehistórico en el valle de Elda” (Alicante) (1997) de Francisco
Javier Jover y Gabriel Segura.