Los cementerios históricos de Petrer
En estos días previos a la llegada del 1 de noviembre en el que
el recuerdo a los difuntos adquiere un especial protagonismo, en
nuestra sección vamos a recordar las necrópolis y cementerios
existentes en el centro histórico, conociendo su existencia por las
intervenciones arqueológicos realizadas, porque todavía quedan
visibles sus vestigios o, como ocurre con el cementerio inaugurado
en 1935, porque está en uso.
Desde hace miles de años, el ser
humano ha enterrado o incinerado a sus difuntos siguiendo un ritual
establecido por las creencias religiosas que se han asentado en
nuestro territorio y que aventuran una prolongación de la vida en el
más allá.
El primer espacio funerario del que tenemos constancia,
posiblemente sea el de Villa Petraria, situado al inicio de la calle
Mayor y datado entre los siglos I y VI d. C., indicando el director
de la excavación que, aunque no se encontraron restos humanos, sí
se documentaron elementos que podrían asimilarse a un mausoleo junto
a los restos óseos de animales domésticos consumidos de un banquete
funerario.
Será en época andalusí cuando en Bitrir (nombre árabe
de Petrer) los habitantes despidan a sus seres queridos siguiendo el
rito musulmán de inhumar a los difuntos en una fosa envueltos en
sudarios sobre el costado derecho y con el rostro colocado orientado
hacia la ciudad santa de La Meca. De este periodo, en distintos
puntos del centro histórico, entre el siglo X y mediados del XIII,
se han identificado en las últimas décadas tres necrópolis: en la
zona del colegio La Foia, en El Derrocat, y en el entorno de la calle
San Antonio.
En la Baja Edad Media, entre finales del siglo XIII y la
expulsión de los moriscos en 1609, la aljama de Petrer aumentó
considerablemente su población. Ello tuvo que significar la creación
de un nuevo recinto sagrado destinado a enterrar a los mudéjares y
moriscos fallecidos. Este espacio, conocido en la documentación como
el fossar, corresponde con el actual paseo de la Explanada, y en
varias excavaciones realizadas en los inmuebles del paseo desde la
década de los ochenta del siglo pasado, se han encontrado una docena
de enterramientos masculinos y femeninos, destacando de ellos el
enterramiento de una doncella con un ajuar nupcial y que denominamos
como “la dama de Petrer”.
Desde la expulsión de los moriscos en
1609, y ya con población plenamente cristiana que repobló nuestra
villa a partir de 1611, y hasta la construcción del cementeri vell
en 1816, las personas fallecidas recibían sepultura, al igual que en
el resto de poblaciones, en la antigua iglesia parroquial de San
Bartolomé, apóstol. Hay que recordar que el antiguo templo era
mucho más pequeño que el actual y ocuparía lo que sería el actual
altar, capilla y sacristía y crucero.
La nueva iglesia, que es la
que ha perdurado hasta nuestros días, sería el receptáculo donde
se enterrarían los petresenses fallecidos hasta la edificación del
que conocemos como cementerio viejo en 1816, al otro lado de la
rambla de Puça como medida higienista pero muy próximo al núcleo
urbano, en uso hasta 1935 aunque fue derribado en la década de los
setenta del siglo XX. A finales de la década de los veinte del siglo
pasado se planteó la construcción de un nuevo cementerio, en la
zona del Guirney, debido a que el existente ya se había quedado
insuficiente.
El proyecto de construcción del cementerio fue
remitido al arquitecto D. Juan Vidal Ramos, autor del palacio de la
Diputación de Alicante, del Hospital Provincial -actual MARQ-, o la
casa Carbonell en la explanada de España, quien planificó unas
instalaciones que podrían utilizarse por más de 25 años.
Efectivamente en unas décadas se agotó la zona para construir
nichos y panteones y el Ayuntamiento tuvo que ampliar el espacio del
cementerio en varias ocasiones desde la segunda mitad del siglo XX
hasta nuestros días.
PARA SABER MÁS
El Ayuntamiento de Petrer editó en 2005 el libro
coordinado por el entonces director del Museo Dámaso Navarro,
Francisco Javier Jover, titulado Vida i mort a Petrer. Història dels
cementeris, en el que se hace un excelente resumen de los cementerios
de todas las épocas existentes en el término municipal de Petrer. A
esta publicación, se añaden varios artículos recogidos en la
revista cultural Festa que también incluyen las novedades aparecidas
sobre este tema.