¿Habremos cambiado?
José Emilio Albujer Lax / Sé que todavía falta tiempo, sé que los días, cada vez más,
se vuelven cuesta arriba. Ahora los números no son los mejores, ni
las caras tampoco son las deseadas. Se echan de menos ciertos
abrazos, seres perdidos en esta cruel batalla, ciertas risas en las
calles, ciertos planes, preparativos previos a nuestras queridas y
ansiadas fiestas en honor a San Bonifacio.
En fin, sé que ahora que
nos la han quitado, se añora la libertad. Sé de la desconfianza, de
la sospecha de cualquier roce de que evitamos incluso las miradas.
Veo las noticias y es un crucigrama sin aún resolver. Hay despedidas
sin punto y final y para ese dolor tan infinito nunca habrá
consuelo suficiente. Sé de la tensión, del miedo, de la
incertidumbre, del pánico. Abro ojos todas las mañanas y veo las
calles vacías pero también veo los balcones llenos y esa victoria
es la que verdaderamente importa.
Sé que estamos cayendo, que son
pocas y valientes las alas que todavía nos sostienen con turnos
extra, marcas en la cara y lágrimas de impotencia. No contábamos
con que la pesadilla de la guerra mundial fuese a despertar, no
contábamos que esta vez el enemigo no fuesen trincheras de barro o
un diablo al paso de oca y con una esvástica como estandarte, esta
vez es un insignificante enemigo llamado Coronavirus.
Pero también
sé que ya falta menos, queda poco para quitarles el polvo a los
sueños, falta menos para volver a andar hacia el futuro, cada vez
veo más cerca el momento de levantar la cabeza del suelo, que
pronto nos veremos, besaremos, abrazaremos y lloraremos a nuestros
familiares caídos en combate.
Subiremos las puertas sin guantes de
protección y las ciudades serán el cuadro de antes, con sus
amantes, sus alegrías, rutinas y la esperanza de poder cambiar y no
ser como antes, dado que hemos aprendido muchos valores. Falta menos
para hablar, por fin, de otras cosas, falta menos para los días
mejores y a esos días mejores los seguirán otros y otros y aunque
la rueda no será infinita, nunca dejaremos de girarla.
Sé que se
echa de menos la vida, pero nunca antes fue tan necesario resistir,
nunca antes fue tan primordial ponerse en pie. Y espero que todo el
mundo haya aprendido algo.