LOS GRAFITIS DEL CALABOZO DEL CASTILLO DE PETRER
Los grafitis existentes en el calabozo de la torre del castillo,
son uno de los elementos más significativos y singulares de la
fortaleza y que han pervivido a lo largo de los siglos y han llegado
a nosotros “casi milagrosamente”, ya que otros existentes en la
sala noble y en las salas de la torre, se perdieron con la
restauración del castillo en las décadas de los setenta y ochenta
del siglo XX.
En este lugar oscuro y estrecho los presos, de modo espontáneo,
dejaron huella de su presencia en forma de dibujos geométricos,
epigráficos, simbólicos y figurativos, a modo de entretenimiento o
con una intención más profunda.
Los grafitis son dibujos incisos
realizados con algún objeto punzante en paredes o en otros tipos de
soportes, por ejemplo un recipiente cerámico. Numeroso de estos
dibujos se identificaron a partir de la restauración del castillo en
las paredes de la sala inferior de la torre, una estancia abovedada
muy pequeña, de apenas seis metros cuadrados, que en época islámica
(finales del siglo XII – comienzos del siglo XIII) fue un aljibe,
y ya en época cristiana se transformó en calabozo.
Los presos, a lo
largo de tres siglos, pintaron con carboncillo o con pintura roja,
figuras femeninas y palabras en árabe, en los siglos XIV y XV, y
posteriormente, en los siglos XV-XVI, ya realizaron los grafitis,
propiamente dichos, representando calendarios o cuentas (una sucesión
rayas verticales unas junto a otras, y según el calendario pueden
tener más rayas o menos, o ser más largas o cortas),
interpretándose como los días que pasan los presos en el calabozo.
Entre otros también podemos destacar estrellas de cinco puntas,
dameros o “tableros de ajedrez”, motivos geométricos circulares,
una cruz papal y un laberinto que llamó la atención a
investigadores británicos y escandinavos de estas figuras que
vinieron expresamente a verlo y estudiarlo en el año 2016.
Pero sin
duda las representaciones de animales y de soldados-cazadores
recreando una batida de caza ocupando tres de las cuatro paredes del
calabozo, son las que destacan por su calidad y detalle. Por un lado
los cazadores van ataviados con morriones y parlotas (boina), corazas
y greguescos y armados con ballestas, floretes y lanzas.
Y por otro,
contamos con animales salvajes que podrían estar en las partidas
petrerenses como son los ciervos, ciervas y cabras, y con animales
domesticados como los caballos y los perros. Estos grafitos fueron
calcados y estudiados por un equipo dirigido por la arqueóloga
Concha Navarro Poveda entre finales de la década de los ochenta y
comienzos de los noventa del siglo pasado.
Gracias a estos estudios
sabemos que, atendiendo a la vestimenta de los soldados y cazadores,
podemos fechar la escena de caza a mediados del siglo XVI, aunque
como se ha comentado, hay motivos pintados de siglos anteriores, y lo
sabemos por estar realizados en enlucidos infrapuestos al que tiene
la escena de caza y la mayoría de los grafitis.
Por último, a
comienzos del siglo XX, cuando el castillo llevaba siglos abandonado,
surge la costumbre de subir a la fortaleza el día de Santa Bárbara
(4 de diciembre), patrona de los artilleros, mineros, etc. y
representada con una palma y un castillo, a escribir con lápiz o a
carboncillo, el nombre en las paredes de las salas y también en el
calabozo.
Algunos de estos escritos todavía se conservan en la parte
superior de la sala, ya que el resto estaba rellenada de escombro. En
los años 2008 y 2009 se llevó a cabo la rehabilitación del
castillo y las casas-cueva de la muralla dentro del Plan del 1%
Cultural del Ministerio de Fomento y con participación de la
Diputación de Alicante y del Ayuntamiento de Petrer.
En el mismo
proyecto se incluyó la restauración y consolidación del calabozo y
sus grafitis, ya que el paso del tiempo y la humedad existente en su
interior estaban haciendo peligrar su integridad, a pesar de que era
un espacio restringido a la visita para evitar actos vandálicos.
La
empresa Arción, S.A., adjudicataria de la obra, contrató a la
restauradora especialista italiana Marta Rebora, quien realizó un
trabajo impecable devolviendo a la sala su imagen original, ya que
tenía desconchados, perforaciones y roturas en las paredes que
fueron reparadas y rellenadas para darle la volumetría original.
Del mismo modo, los enlucidos también presentaban deficiencias y en
algún caso corrían peligro de desprenderse de la pared, por lo que
fue necesario fijarlos inyectándole por debajo del enlucido mortero
hidráulico de relleno de inyección. Las superficies de los
enlucidos fueron limpiadas y recibieron una capa de producto
consolidante para evitar nuevos desprendimientos. Y las inscripciones
realizadas con posterioridad a los años setenta del siglo XX, fecha
del comienzo de la restauración del castillo, fueron eliminadas.
En
definitiva, tanto los estudios históricos y arqueológicos
realizados sobre los grafitis como las acciones llevadas a cabo para
su conservación, nos permiten contar con un elemento patrimonial de
primer orden para contribuir a explicar la historia del monumento más
importante de Petrer. Hoy en día el acceso al calabozo está
restringido para su conservación, aunque hay dos fechas en el año
en el que se pueden contemplar los grafitis originales con una visita
guiada: el fin de semana de las jornadas de puertas abiertas que se
realiza a mediados del mes de septiembre, y el primer domingo de
diciembre, cuando celebramos en el castillo el día de Santa Bárbara.
PARA SABER MÁS
El primer estudio monográfico de los grafitos se
lo debemos a la historiadora Concha Navarro Poveda quien publicó en
1993 el libro Graffitis y signos lapidarios del castillo de La Mola
(Novelda) y del castillo de Petrer.. En el se incluye un estudio
histórico de la fortaleza, las marcas de cantero de los sillares de
la muralla, y la descripción detallada de los grafitis del calabozo.
Veinticinco años después de este estudio, en 2018 vuelve al tema
junto a la directora del Museo Arqueológico José María Soler de
Villena, Laura Hernández, publicando el artículo “Grafitis
históricos del castillo y de la iglesia de San Bartolomé de Petrer”
dentro del catálogo de la exposición