Adiós a la sonrisa más bonita de Petrer
JUAN MANUEL MARTÍNEZ GALIANA
Te fuiste en fiestas de la Virgen, esas en las que nos conocimos
hace ya más de dos lustros. Cierro mis ojos y te veo llegando por
primera vez con esa sonrisa que tanto llamaba la atención, la más
conocida y la más bonita que vi en una mujer de Petrer.
Nuestra
patrona la Virgen del Remedio no pudo obrar el milagro que
necesitábamos, que tu sonrisa siguiese iluminando nuestros días.
“El Cid” nuestro monte y guardián amaneció triste a la mañana
siguiente de que te marchases de nuestro lado, fue San Bonifacio
quien provocó esa reacción en él al decirle que había tenido que
llevarte hacia las estrellas.
Desde su cumbre intentó impedirlo
rasgando las nubes para encontrarte y provocando esa lluvia matutina
del domingo, gotas de lluvia que no eran más que sus lágrimas ante
la pérdida de su sonrisa favorita. Esa mañana al acercarme por uno
de nuestros parajes vi que esas lágrimas discurrían también a
través de nuestro Arenal, tal y como tú lo hacías de niña, por un
momento cerré mis ojos y pude verte en lo alto preparada para
lanzarte mostrando esa increíble sonrisa y de repente una lluvia
interna brotó sobre mis mejillas.
Apenas han pasado unos meses y ya
nada es igual sin ti, tu familia, amigos, conocidos seguimos sin
creernos que no te vayamos a volver a ver paseando por el pueblo, en
el trabajo, viéndote desayunar los sábados con tus padres, cenando
o dando una vuelta con nosotros por las terrazas o pubs.
Petrer ha
cambiado, con tu partida nada es igual para quienes formamos parte de
tu vida aunque fuese durante un instante, porque tú formas parte de
ese todo indivisible que asociamos a Petrer en nuestra cabeza y
corazón. Para los que te conocimos las fiestas de Moros y Cristianos
ya nunca serán iguales, no te veremos en ese lado de la Plaza de
Baix emocionada esperando la entrada de bandas, ni andando por el
Carrer Nou en la bajada del santo, o desfilando tal y cómo lo hacías
siempre sonriendo.
Comenzaste de Flamenca y después fuiste Beduina,
demostrando con ello tu carácter guerrero, el mismo que utilizaste
hasta el final para luchar contra esa maldita enfermedad. Tu batalla
no ha sido en vano, has sido un ejemplo de lucha para todos,
soportando ese dolor para darnos un día más, un momento más
contigo. Todo ello sin perder esa sonrisa que siempre te ha definido
y que jamás podremos olvidar, tú fuerza para soportar lo que te
ocurría y bromear ante la adversidad nos hacía pensar que podrías
con ello pero al final no pudo ser.
Que te hayas marchado es muy
difícil para los que nos quedamos aquí sin poder disfrutar de tu
compañía en aquellos rincones que compartimos momentos contigo, ya
fueran en Petrer, Alicante, Oviedo o incluso en el extranjero. La
forma en la que ha sido, tú edad, tú carácter, tú energía,…
son cosas que nos impiden creer que esto tuviera que ser así y no se
pudiese hacer algo más.
Victoria nos acompañarás siempre porque
los recuerdos que tenemos contigo te permitirán vivir eternamente en
nosotros, no te olvidaremos porque siempre vivirás en el más Bello
Rincón de nuestro corazón. Me despido diciéndote que tengas por
seguro que nadie que te quiera o haya formado parte de tu vida va a
olvidarte nunca, admito que al principio resulta imposible acordarse
de ti sin llorar o entristecerse, pero estoy convencido que pensar en
tu sonrisa y tu lucha, que ha sido ejemplar, nos servirá para que se
nos dibuje una a nosotros al recordar los momentos vividos contigo y
lo especial que eres, eso sí, nunca será tan amplía ni bonita como
la tuya.
Sé paciente con nosotros y verás que vamos a esforzarnos
en recordarte como te mereces, siempre con una sonrisa. Siempre en
nuestros pensamientos y corazón. Gracias Victoria.