Petrer y la pandemia de gripe de 1918
Por: Mari Carmen Rico Navarro Cronista oficial de la Villa de
Petrer
El segundo semestre del año 1918 fue catastrófico para Europa,
España y también para Petrer. Ese año el mundo hizo frente a una
epidemia parecida a la COVID-19 sin vacuna y en medio de una gran
guerra. La mal llamada “gripe española” era similar al actual
virus porque también era un virus infeccioso que se transmitía por
el aire. La gripe no pudo llegar en peor momento. Europa estaba
inmersa en la Primera Guerra Mundial y España, aunque era neutral,
vivía una etapa de gran inestabilidad política y no era el mejor
escenario para luchar contra la pandemia.
Así que fueron
principalmente los alcaldes de los pueblos los que tuvieron que tomar
las decisiones sanitarias. En Petrer, como muy bien puso de
manifiesto el estudio de la profesora Reme Belando Carbonell, el
número de fallecidos por aquella mortífera epidemia de gripe fue de
los más elevados de toda la comarca del Vinalopó. Se alcanzó un
porcentaje del 1,05% de la población. Cifra solo superada por la
localidad vecina de Salinas, donde la mortalidad por la gripe se
situó en el 4,4 % del total de vecinos.
La detección de la gripe en
la primavera y verano de 1918 puso en alerta al Ayuntamiento de
Petrer y a la Junta Municipal de Sanidad, que tomaron rápidamente
las medidas oportunas para desarrollar una política preventiva.
Entre las decisiones que se aprobaron en el pleno municipal celebrado
en septiembre de ese año estuvo la de aplazar las celebraciones
festivas hasta que mejorase el estado sanitario de la provincia y se
pudiese llevar a cabo actos lúdico-festivos sin perjuicio de la
población
Como novedades con respecto a anteriores epidemias de
cólera, se introdujo el uso del zotal diluido en agua en los
establecimientos dedicados a la venta y en los puntos donde se reunía
público, así como la necesidad de desinfectar diariamente los
carruajes que realizaban el servicio de transporte a la estación.
También se prohibió la entrada al cementerio, pudiendo acceder
exclusivamente el sepulturero y las personas que conducían el
cadáver.
En Petrer, como en el resto de España, apenas se usaron
las mascarillas lo que si que se hizo en muchos otros países. Desde
el pleno del Ayuntamiento se insistió en la necesidad de que los
vecinos pudientes contribuyeran cada uno con lo que pudiera, con el
fin de cubrir los gastos extraordinarios ocasionados por la epidemia
y, sobre todo, socorrer a las familias más pobres. Esta convocatoria
no tuvo una gran acogida según se recoge en el acta municipal del
día 20 de octubre de 1918.
El resto de medidas higiénicas fueron:
rociar las calles con agua limpia, que las basuras y retretes sólo
pudieran ser extraídos de las casas durante la madrugada,
llevándolos a lugares alejados de la población o que no se
vertieran materias insalubres a las acequias. Medidas que, por otra
parte, eran habituales desde hacía siglos en lo referente a la buena
salubridad del pueblo. Pero estas medidas preventivas de higiene
pública no impidieron que aquella peste del siglo XX cayera sobre
Petrer, ocasionando un total de 43 fallecidos entre los meses de
octubre y diciembre de 1918. Cifra que ya de por si es una tragedia,
pero que, si lo ponemos en relación con los 4.093 habitantes que
tenía la villa en aquel año, vemos como la gripe alcanzó al 1,05 %
de la población.
A modo de ejemplo, y para poder comprender en su
justa medida la gran tragedia que vivieron nuestros abuelos y
bisabuelos, hoy en día con una población de 34.276 personas habrían
muerto 359. El virus de la gripe fue mucho más mortal que el de la
COVID-19. La actual pandemia, tiene una prevalencia especial sobre
las personas mayores de 70 años y también en personas de cualquier
edad que tengan problemas de salud graves, como afecciones cardiacas
o pulmonares, entre muchas otras. Sin embargo, hace un siglo fueron
los sectores jóvenes de la población los más afectados, sobre todo
los menores de 40 años, incidiendo casi por igual en hombres que en
mujeres, señalándose como causa de la muerte afecciones como
bronquitis o bronconeumonías.
A las complicaciones pulmonares, que
eran las más habituales y conocidas, la gripe también actuaba sobre
el sistema neurológico, afectando a los tejidos de otros órganos y
provocando infecciones sistemáticas. Por otra parte, los medios
asistenciales eran muy insuficientes a principios del siglo XX. Era
impensable, como ha ocurrido con la actual pandemia, que en menos de
un año se descubriera una vacuna para acabar con la enfermedad. En
1918, los cadáveres se enterraron en condiciones especiales en el
cementerio viejo construido, en 1816, un siglo antes de la epidemia.
Si os apetece saber más y conocer de primera mano cómo se vivió la
gripe de 1918 en Petrer podéis consultar el siguiente enlace:
https://miescribania.blogspot.com/2013/10/otra-historia-la-gripe.html?m=1.
En él Juanra Cabrera Rodríguez relata una historia llena de
realismo que nos permite conocer cómo vivieron sus bisabuelos
Vicente Rodríguez y Presentación Maestre, y sus cinco hijos:
Vicente, Severino, Conrado, Serafín y Santiago esta terrible
epidemia.
Esta historia es un testimonio crudo y real de la historia
de Petrer, con nombres y apellidos, y hechos que nos permiten conocer
muchos detalles y saber cómo superaron nuestros antepasados esta
difícil situación, sin los medios y condiciones que tenemos hoy. Es
una historia real, es una historia tremenda que me gustaría que
leyerais porque está bien escrita, bien documentada y estoy segura
que os sorprenderá.