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jueves, 25, abril, 2024
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UN LUGAR LLENO DE VIDA

UN LUGAR LLENO DE VIDA

Por: Mari Carmen Rico Navarro Cronista oficial de la Villa de Petrer

De nuevo volvemos al Paseo de la Explanada y en esta ocasión hablaremos de tres lugares emblemáticos de la misma como fueron el bancalet, el mentirós y el recordado Gran Cinema. Para ello recogeremos una crónica sobre el bancalet que rescató en su día la periodista Patricia Navarro y seguiremos el testimonio del cronista popular Francisco Bernabeu, Francisquet, que conoció a la perfección este lugar.

También haremos referencia al mentirós recogiendo el testimonio de José Manuel Noya y, por último, nos referiremos al Gran Cinema siguiendo a Tomás Ferrer. Al principio del Camí dels Passos estaba el bancalet, el mentirós y les pedres del fossar. El bancalet siempre estuvo envuelto por un halo un tanto escatológico y en los albores del siglo XX se cantaba una canción en este tono. En el periódico Idella de 17 de abril de 1926 hay un pequeño apartado dedicado a “el bancalet”, que recoge la periodista Patricia Navarro en el que el autor de la crónica hace hincapié a la deficiente situación del pueblo en general y al referirse a este lugar escribe: “… el “bancalet” que da frente a la calle de más tránsito donde acostumbran algunos frescos a desahogarse vaciando de un modo atentatorio al olfato y a la vista. Un verdadero centro de… Suponemos que los hechos de “autos” se harán de noche. ¿Podría evitarse esa sucursal… que no es de Perfumería Gal seguramente?”

La primera edificación que se realizó en el bancalet fue la casa de Toni el Capitán sobre el año 1925. El bancalet tenía su importancia durante las fiestas de Moros y Cristianos ya que en este lugar se montaban unas barracas de tiro y de guiñol. En los años veinte, frente a los barracones de los feriantes había una taberna regentada por Toni el Capitán, donde por poco dinero se comía un trozo de pan con sardinas fritas, habas hervidas y el buen mosto corría generosamente. En estos tiempos se jugaba a la lotería de cartones. Y dominando todo estaba la pared del huerto donde se sentaban nuestros mayores, llamada el mentirós.

En este lugar se contaban historias y aventuras que la mayoría de las veces eran imaginarias o inventadas. Los asiduos se reunían en el banco de la Explanada. Este fenómeno típico de la sociedad agraria petrerense, el de los enclaves donde los viejos se dedicaban a la crítica de los sucesos que ocurrían en Petrer, existía también en otros puntos del pueblo. Uno se situaba en la plaza de La Foia y en él se reunía la clase social baja, que criticaba duramente a la clase media, la cual, a su vez, se reunía en la plaça de Dalt y criticaba a los caciques. Éstos, por otra parte, contertuliaban en la plaça de Baix, criticándose entre ellos mismos y al resto de las clases sociales.

Frente al mentirós, la primera casa de la derecha era la del Capitán, la siguiente la casa del guarda del agua de Riegos de Levante, que alimentaba a la Bassa Perico o dels Quatre Camins, a continuación, la casa de dos plantas del propietario alfarero Conrado Beltrán Tarro, en los bajos el bar del Chico la Blusa, después de éste la CNS. Seguía un callejón que conducía, en primer lugar, a los bajos del Lavao, después a la vivienda de Mata y a continuación la de Germán.

Siguiendo por la Explanada, la casa de Francisco el de la farina, a continuación, el Gran Cinema. Antes del Cinema, en el bancalet, estaba el taller de Gasparet l’Aperaó y en la replaceta que formaba la parte delantera de su taller siempre había carros para reparar. Los niños se montaban a los mismos y jugaban “a fer l’àngel”. Este juego consistía en que varios chiquillos se colocaban detrás de un carro para hacer fuerza y levantarlo, al mismo tiempo que se elevaba por los aires a aquel que sujetaba las varas. Al lado del Cinema estaba el taller de afilador de Geroni donde hasta hace no muchos años se ubicaba el bar del Chico la Blusa.

Siguiendo por la derecha l’amagasent (forma dialectal procedente de la normativa “el magatzem”) que eran las bodegas de Eliseo Navarro. El nombre de amagasent era debido a la intensa actividad que allí reinaba A la parte alta del amagasent se entraba por la calle Calvario, eran las cuadras y la vivienda de los caseros que eran Elías y Toneta. En los bajos se hallaban las bodegas y los lagares, los grandes cups o depósitos del mosto. La parte exterior de las bodegas era una gran extensión rodeada de una pared alta cerrada por dos puertas, una al norte de doble hoja y otra al poniente de una hoja de hierro. Hubo un tiempo que se hicieron corridas de novillos en este cercado.

El amagasent también fue taberna, la regentaba Coixa y en ella se comían habas y se bebía buen vino, el local estaba donde antes se ubicaban los lagares. La primera construcción que se hizo en este cercado fue la casa donde vivía Dámaso Navarro. Pasadas las bodegas de Eliseo Navarro había una escalera que comunicaba el Camino de los Pasos con la calle Calvario. Alrededor del año 1920, cuando en el Camí dels Passos únicamente existían almacenes y huertas, Juan Bautista Navarro el Xolet, constructor petrerense, levantó un edificio al aire libre que con el tiempo se convertiría en uno de los centros más importantes de la vida social y cultural de Petrer.

El Gran Cinema fue concebido como cine de verano los domingos, celebrándose las más diversas actividades: bailes, verbenas, juegos de pelota, etc. Posteriormente, fue remozado y se habilitó un local cubierto para poder proyectar cine también en invierno. Durante la Guerra civil el edificio se convirtió en prisión preventiva durante algún tiempo. Concluida la contienda, volvió a ser lo que era, llegándose incluso a utilizar como frontón. A partir de la década de los cincuenta sirvió de marco para las galas de elección de Miss Petrel y, finalmente, fue demolido en el año 1988.

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