12.8 C
Petrel
viernes, 19, abril, 2024
spot_img

Neoliberalismo

Neoliberalismo

Neoliberal es un término que podemos encontrar a menudo en boca de determinados periodistas, tanto en sus discursos a través de televisión y redes sociales como, desgraciadamente, en noticias de medios que podríamos considerar «serios».

Recuerdo que, la primera vez que me percaté de esta palabra, no tenía muy claro lo que significaba. Parecía haber algún tipo de diferencia entre liberal y neoliberal, eso sí, pero no estaba claro cuál era; lo que sí estaba claro era que (desde el prisma de la izquierda política), lo liberal era malo y lo neoliberal, todavía peor. Pero con tiempo y curiosidad se cura la ignorancia, y un día descubrí que eso de neoliberal no es más que un término peyorativo que sólo emplean los enemigos del liberalismo, la izquierda más rancia, normalmente.

En realidad, nadie se define como neoliberal, es sólo una etiqueta que lanzar contra los que piensan diferente, una especie de consigna para marcar al enemigo y que los seguidores que quieren encasillar a cada uno con rapidez lo identifiquen como tal. ¡Ojo!, que ese no es de los nuestros. El neoliberalismo, sin embargo, no existe. Es un mito, el coco de una ideología política. Proviene de añadir al término liberalismo el prefijo neo, que significa «nuevo», en un intento por definir una nueva corriente que pueda ser blanco fácil y que no pueda ser revocada con más de tres siglos de pensadores y economistas.

Sin embargo, nadie dentro de las tendencias liberales se identifica con ese neologismo. Existen, eso sí, diferentes corrientes dentro del liberalismo: paleolibertarios, minarquistas, anarcocapitalistas, etc. Pero ninguno se identifica como neoliberal. El liberalismo, a grandes rasgos, no puede asignarse la etiqueta de neo porque sigue siendo el mismo que era hace siglos: la creencia en el derecho de los individuos a desarrollar sus propios proyectos vitales en libertad, sin menoscabar el derecho de los demás a hacer lo mismo.

El liberalismo es una teoría política que plantea cuáles deben ser los limites del Estado. En sus formas más moderadas, busca la reducción del gasto público y el aumento de autonomía y libertad de los ciudadanos. En sus versiones más extremas, se entiende al Estado como un obstáculo para que los individuos desarrollen su proyecto vital, una especie de parásito con el que cargamos y que, por más que se disfrace con palabras como democracia y representación, no es más que la ley del más fuerte; el Estado es más fuerte que cualquier individuo, ergo el Estado siempre gana. La palabra neoliberalismo ha servido así para crear un hombre de paja al que resulte fácil atacar y hacer culpable de todos los males de la sociedad moderna.

El neoliberalismo es malo; el personaje equis es neoliberal. Concluyan ustedes el silogismo. El asunto es especialmente sangrante si se hace responsable a este supuesto neoliberalismo de decisiones o empresas estatales, cuando cualquier cosa en la que intervenga de forma intensiva el Estado va precisamente en contra de las ideas liberales.

Que este tipo de discursos se produzcan en tertulias informales o de parte de personas que se dedican simplemente a opinar, tiene un pase. Es cuestión de estar mejor informado. Pero que caigan en ello periodistas y medios de comunicación, es risible. Al final, lo de neoliberal no es más que un eslogan camuflado que dice más de aquel que lo pronuncia, que de la persona o asunto aludido. Es más una palabra para posicionarse uno mismo que para definir a otro, porque en realidad, no define a nadie, salvo al que la usa.   

otras noticias

siguenos en

6,384FansMe gusta
1,713SeguidoresSeguir
1,047SeguidoresSeguir
- Anuncio-spot_img
- Anuncio-spot_img

LO MÁS LEIDO