El declive del Petrer vinícola
En poco más de 40 años, la Cooperativa Agrícola de Petrer ha
pasado de recepcionar alrededor de 300.000 kilos de uva a poco más
de 6.000 kilos, con campañas que no llegaban ni a los 4.000 kilos.
Unas cosechas que nada tienen que ver con las de las décadas de los
60 y 70 que superaban el millón de kilos de uva.
Antes de que la industria irrumpiese en el día a día de nuestra
localidad, Petrer era un municipio agrícola, en el que la uva tenía
peso y protagonismo. Las grandes y medianas fincas contaban con sus
propias bodegas y en ellas se cultivaban distintas variedades de uva
con el fin de que las cosechas de las vides se prolongasen durante
meses, más o menos, desde julio hasta diciembre. En esas casas de
campo, las vides convivían con los olivos, almendros y árboles
frutales como el peral.
Eran otros tiempos, eran los propios
agricultores los que vendías sus cosechas en los mercadillos.
Siempre productos de temporada, nada que ver con el presente que
encontramos infinidad de variedades de frutas o verduras a lo largo
de todo el año, fuera de temporada. El actual presidente de la
Cooperativa Agrícola de Petrer, Andrés García, recuerda como
cuando era niño acompañaba a sus padres al mercadillo que se
instalaba en la vecina localidad de Elda y allí, en un puesto
ambulante, vendían lo que cosechaban en la Casa Cortés.
En esos
años, los agricultores no solo plantaban vides de diferentes
variedades de uva, sino también de árboles frutales como el peral y
el manzano y de otras frutas y hortalizas, entre ellas, el melón y
el tomate. De esta forma, garantizaban la producción durante las
cuatro estaciones del año. La vendimia y la recolecta de las
cosechas las llevaban a cabo las familias, desde el más pequeño
hasta el mayor de todos, cada uno de ellos en la medida de sus
posibilidades y, en ocasiones, se contrataba a algún temporero.
Pero
la llegada de la industria todo lo cambió. Los jóvenes poco a poco
fueron abandonando el campo, el trabajo de la fábrica estaba mejor
remunerado y no era tan sacrificado. Desde los años 60 hasta finales
de los 80, la vid sobrevivió al “boom” de la industria, con
cosechas que rozaban e incluso superaban el millón de kilos de uva
en alguna campaña. En la zona de alta, la de Caprala, predominaba el
cultivo de secano con la variedad monastrell mientras que en la zona
de la huerta de regadío destacaban las vides de uva de mesa,
principalmente, barbetti blanco y tinto, rosetti, cardenali y algo de
uva Aledo.
En los años 50, cuando abrió sus puertas la Cooperativa
de San Isidro, las cosechas de uva alcanzaban los 800.000 kilos.
Mientras que, en la década de los 70 del pasado siglo, se llegó a
recoger alrededor de un millón de kilos de uva de las cepas de
secano y unos 500.000 kilos de uva de mesa. Una década después, a
principios de los 80, la recolecta era de unos 300.000 kilos. Unas
cantidades que nada tienen que ver con las actuales campañas de la
vendimia. En estos últimos años, la Cooperativa Agrícola de Petrer
no ha recepcionado ni 10.000 kilos de uva.
Concretamente, en la
campaña 2017-2018 fueron unos 3.200 kilos, en la 2018-2019 alrededor
de 6.440 kilos y en la de 2019-2020 sobre 6.600 kilos. Unas cifras
que demuestran, claramente, el declive de la vinicultura en nuestra
localidad. Un declive provocado no solo por la irrupción de la
industria hace ya más de 50 años sino también por la llegada de
los vinos de la zona de La Mancha que provocó una bajada del precio.
No hay que olvidar que, hasta ese momento, se comercializaba el 100%
de la producción entre Petrer y Elda. Además, nuevos productos como
los refrescos y una mayor demanda de cerveza ocasionaron que el
consumo del vino a granel, que se vendía en esa entidad agraria,
descendiese.
A todo ello, habría que añadir que, en la zona de
regadío, los agricultores no podían pagar el elevado coste del
agua; que la uva de mesa llegó a los supermercados y a todo tipo de
establecimientos de alimentación Una situación que desembocó en el
abandono de las vides aunque muchas de ellas no se arrancaron. Sin
embargo, los agricultores dejaron de producir uva y se centraron en
el almendro y el olivo, cultivos que conllevan un trabajo menos
especializado que el de la viña, sus costes de producción son más
bajos que el de la vid y sus rendimientos más altos.
A pesar de que
desde hace unos años la campaña de la uva en la Cooperativa
Agrícola de Petrer se cierra con cosechas mínimas, esta entidad
agraria no tiene la intención de dejar de programarla cada año. En
este sentido, Andrés García es muy claro, “las tradiciones hay
que conservarlas, no podemos dejar que se pierdan”. La vendimia
siempre estará presentes en la bodega de esta cooperativa, no hay
que olvidar que la uva es el origen, la esencia y el alma de la
Cooperativa de Petrer.