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miércoles, 8, mayo, 2024
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Flores de cactus para la Navidad

En los últimos meses del año, algunos cactus se llenan de flores magentas, rojas, rosadas, asalmonadas, incluso blancas. Son los llamados Cactus de Navidad, plantas crasas que por su pequeño tamaño y por su porte péndulo se pueden lucir en solitario, sobre estantes o en cestas colgantes en cualquier rincón luminoso de la casa

La delicadeza de sus flores de pétalos sedosos y los raros tallos formados por segmentos planos, confieren un aire tan exótico como tropical a los Cactus de Navidad.

Sus carnosos tallos recuerdan a una pluma, presentando márgenes dentados, ocasionalmente, rematados con pequeñas agujas, y se articulan formando numerosas ramificaciones colgantes muy decorativas, cumpliendo, además, la función de las hojas ya que se encargan de realizar la fotosíntesis.

En las areolas del extremo de esos tallos surgen uno o varios capullos alargados y puntiagudos que al abrirse dan paso a unas delicadas flores diurnas de seis o siete centímetros de largo, tubulares, formadas por numerosos pétalos estrechos, acabados en punta y, más o menos, curvados hacia atrás.

Mientras que el centro de la corola asoma un largo pistilo, generalmente de un color muy llamativo, rodeado de un penacho blanco de estambres muy finos y traslúcidos.

Los cuidados de los Cactus de Navidad son muy sencillos puesto que son plantas crasas. Principalmente, tenemos que llevar cuidado con la humedad, la luz y el agua.

La humedad ambiental y la intensa luz, nada de sol directo, constituyen las mayores exigencias de estas plantas, dado su origen tropical y su condición de epífitas. Sobre todo en verano es necesario pulverizarlas con agua.

Como sucede con tantas especies de interior, pueden sufrir el ataque de la cochinilla y de la araña roja si el ambiente es muy seco.

No hay que olvidar que los Cactus de Navidad no soportan las temperaturas bajas, lo recomendable es que estas plantas no se coloquen en estancias en las que la temperatura no baje de los 10·.

También hay que tener en cuenta que no toleran el exceso de agua puesto que el encharcamiento puede provocar que se pudran. Mientras estén surgiendo los capullos se deben de regar unas dos veces por semana, dejando siempre que el sustrato se seque entre un riego y otro. Un riego que cuando finaliza la época de floración se ha de reducir, más o menos, a una vez por semana.

Si se abonan con un fertilizante para plantas con flor disuelto en el agua de riego, entre los meses de abril a agosto, la floración será más abundante. Además, una vez formados los botones, es conveniente no mover las plantas para evitar que los pierda y se queden sin flor.

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