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martes, 16, abril, 2024
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Jaume II en Ceuta. Origen de les danses de Moros i Cristians

Por: Vicent Poveda López

La aportación de un trabajo literario, a veces, depende de las directrices que tome el autor, puede presentarse temas generalizados dentro de un contexto definido. Donde la información, paradójicamente, no es lo esencial del artículo, al quedarse relegado a un segundo plano. También, puede darse el caso, de que se aporten referencias de un tercer autor, aunque no sea aconsejable, ya que puede concurrir que el escritor solo recoja parte de la documentación que le interese o que la pueda interpretar según su perspectiva. Seguidamente vamos a referirnos a uno de esos casos, donde el autor le da un tratamiento personal, un documento de principios del siglo XIV, para describir la visita de “En Jaume II a Ceuta”, en la que los soldados le obsequiaron con una escenificación teatral para celebrar su onomástica. El prosista realiza una traducción libre en valenciano, pero como hemos dicho, ofrece una particular forma literaria:

-…distribüits en dos bàndols i abillats amb vestimenta representativa, els soldats s`enfrontaren per la possesió d`un castell de fusta que s`havía constrüit per l´ocasió. La lluita, renyida en tot moment, disposava de la inesperada ajuda de sant Jordi que, sobre un cavall blanc, apareixia al mig del combat i decantava la victòria cap al bàndol cristià…-. (2001:17).

El citado manuscrito es suficientemente conocido, en particular, dentro de la catalogación de las Fiestas Reales. El supuesto original, se ha publicado en distintas ocasiones: un festero licenciado en historia, Juan José Capel Sánchez (Murcia, 1952-2001), redacta la existencia de un legajo que hace mención a la visita aludida en la plaza de África por Jaume II (RMC. Ibi, 1999). Es un pliego que fue rescatado por Julio Caro Baroja (Madrid, 1914, Vera, Navarra, 1995), quien a su vez lo recogió de otro autor del siglo XIX, de Basilio Sebastián Castellanos de Losada (Madrid, 1807-1891), transcrito de un artículo de 1849, que además reseña que lo tomó de un sermón predicado por Justo Armengol, en 1616, en la Basílica del Pilar de Zaragoza. El etnólogo e historiador Caro Baroja intentó hallar el documento original, sin lograrlo, por lo que tuvo que transcribir el de Basilio Sebastián. Este es el sistema científico a emplear, localizar el documento inicial, y si no se halla para su publicación, se citara el autor que lo divulgó primeramente. Es lo que hizo el historiador Baroja, lo que también hizo Capel Sánchez, y en mi caso, es lo que vamos hacer transcribir el de 1849, en definitiva corresponde al sermón que predico Justo Armengol, en 1616, por lo tanto quien escribe, debemos suponer, es este último.

Por una de esas casualidades, durante mi seguimiento en dicha búsqueda, y con carácter anecdotario, tropecé con un libro de varios autores titulado Museo de las Familias, tomo VI, editado con un año de antelación, en 1848, en Madrid, por Mellado Editor, siendo el mismo autor y texto de lo expuesto del sermón de Armengol, del cual transcribimos la aportación sobre el origen de las Danzas de Moros y Cristianos:   

-Hace pocos días que leí en un antiguo códice de la Biblioteca del Monasterio del Poblet, escrita en lengua lemosina, que para mejor obsequiar los aragoneses a Jaume II el día de San Jaime (Santiago), se presentaron en la corte sus criados unos vestidos de moros y otros de cristianos y que tramando campal  pelea en el patio del Alcázar del Rey, salieron al campo que le cercaba, en donde un castillo levantado sobre un tablado, se dieron sendas cuchilladas, hasta que apareciendo en un brioso corcel blanco un capitán de la guardia vestido de San Jaime, se puso de parte de los cristianos y acuchillando a los moros, estos se rindieron de rodillas a sus pies. Que entonces el capitán que hacía de santo, tomó de la mano de su escudero una banderita de tela blanca de seda, en que estaba pintada una cruz encarnada con este letrero: In hoc signo vinces, y presentándola a los moros, estos se echaron a tierra y pidieron misericordia y ser recibidos en el gremio de los cristianos. Que mandados levantar por San Jaime, se les vistió a todos con unas túnicas blancas con una cruz roja en el pecho, y formados en fila asistieron a la quema de su pendón que estaba sembrado con una gran luna en medio de muchas medias, y que tenían una gran cola de caballo en la punta del asta. Que luego que estuvo quemado el pendón, adoraron una gran cruz que le presentaron los cristianos, y que llevados al rey que presencio la fiesta, éste les dio paz en el rostro de su capitán, empezando enseguida un gran divertimiento de baile entre los cristianos y (los) convertidos moros al son de los instrumentos de guerra (…) que este es el origen de aquellas danzas de moros y cristianos que se celebran en el día de Santiago y en otras fiestas…-.                                  

(B. S. Castellanos, 1848:163)

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