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lunes, 6, mayo, 2024
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José Fajardo Sánchez, la esencia del “sentir ecuestre”

Por: Amparo Blasco Gascó

José Fajardo Sánchez, “El Manchego”, lleva toda una vida ligado al mundo de los caballos. Su familia, oriunda de Hellín, se asentó en Petrer hace décadas. Su abuelo paterno siguió dedicándose la compra y venta de mulas para las labores agrícolas, asentando ese negocio en la zona las Cerámicas Millá, en el barrio La Frontera

En plena partida rural de Les Pedreres, encontramos las cuadras e instalaciones de la Ganadería Equina de José Fajardo Sánchez, “El Manchego”. Una yeguada de prestigio y muy reconocida en el mundo del caballo que vive, podríamos decir, “entre nubes y algodones”.

Pero hasta llegar a Les Pedreres, han sido muchas horas de trabajo y muchos sacrificios los que la Familia Fajardo ha dedicado a ese mundo tan singular y complejo como es el de los caballos.

Todo arrancó hace décadas cuando el abuelo paterno de José Fajardo se trasladó a Petrer desde su pueblo natal, Hellín, por motivos de salud y animado por el petrerense Rodrigo Millá, el de Las Cerámicas”. En ese momento, se asentaron en el barrio La Frontera.

En esa época, el sustento económico era la compra y venta de mulas, principalmente, para las labores agrícolas.

Con el paso de los años, fue el padre de José el que, nunca mejor dicho, cogió las riendas del negocio que fue creciendo poco a poco y en el que las mulas ya no tenían protagonismo.

El tiempo pasa, el negocio crece y se traslada al barrio San Rafael. Eran años en los que los caballos de “El Manchego” eran muy conocidos en nuestra localidad ya que eran muchos los capitanes y abanderadas que se acercaban a sus cuadras para aprender a montar de cara a las Fiestas de San Bonifacio, en concreto, para las Entradas Cristiana y Mora.

Y con la tercera generación llegó José y la doma. Hasta ese momento, el negocio se centraba en la compra y venta de caballos, las Fiestas de Moros y Cristianos no solo de Petrer sino de otras poblaciones como Alcoy, Ibi y Almansa, entre otras.

Pero la doma de potros era y es una de las pasiones. Sus primeros pinitos en la doma los dio cuando tenía tan solo 14/15 años y, como era de esperar, no todo le salía como él quería.

Sin embargo, su tenacidad, su afán de superación y su constancia han convertido a José Fajardo en un gran profesional en la doma de potros, especialmente, en la doma clásica pero, también, en la de Alta Escuela y en la vaquera.

Su técnica se basa en un solo principio, “lo que es difícil, hacerlo fácil”, un método que, en principio, da la sensación que es sencillo pero para conseguir domar un potro, partiendo de esa premisa, hay que tener esa gracia innata y el “sentir ecuestre” de José Fajardo.

Los caballos para este maestro de la doma son su vida, vive por y para ellos. Prueba de ello es el cariño y sentimiento que trasmite cuando habla de ellos, de sus potros, caballos y yeguas.

Su día a día gira en torno a ellos, arranca la jornada con la limpieza de cada una de las caballerizas, alimentación de los animales y cepillado de todos ellos, uno tras otro. Hasta que anoche, cada dos tres, se van retirando los excrementos para mantener las cuadras limpias y sin olores. Y así, los 365 días del año, del 1 de enero al 31 de diciembre, de lunes a domingos, y con poca ayuda, su mujer y sus hijos echan una mano y algún familiar o amigo, pero poco más. Cómo el mismo dice, “yo me lo guiso, yo me lo como”.

Y, a todo esto, después de un entrenamiento, llega la ducha de la yegua o del caballo, más trabajo todavía.

Esa dedicación, como no podía ser de otra forma, trajo sus frutos, obteniendo premios en los concursos y certámenes equinos en los que ha participado siendo José Fajardo el jinete o bien siendo premiados caballos que él había domado previamente.

“Chulito III” es uno de los caballos que le ha dado muchas alegrías a José Fajardo. Algunos de los galardones que ha obtenido con este equino son el Subcampeonato de la SICAB de Sevilla, un concurso que se puede decir que es como las Olimpiadas Ecuestres, Premio al caballo Campeón de Andalucía de la CONCAB de Granada y primero en el Campeonato de Caballos de Pura Raza Española de Andalucía Oriental, entre otros.

Pero si hay un caballo del que llega a emocionarse cuando habla de él, es Lisonjero 16, con él estableció un vínculo muy especial, hasta tal punto que asegura que “fue ese caballo el que le enseñó a él, me domó él a mí, no a él”.

Además, con tan sólo siete años y tras ser campeón de Murcia y quinto de España, tuvo que sacrificarlo. Una decisión que no fue fácil de tomar pero era la única salida para evitar que el animal siguiera sufriendo. Fue un momento duro del que todavía le cuesta hablar a José Fajardo.

“Lisonjero 16” fue uno de esos caballos que nunca hubiera vendido, lo mismo le pasa con “Zapatero”, la relación es tan especial que asegura que nunca saldrá de sus cuadras.

No obstante, matiza que saldrá para volver como dentro de unas semanas que se desplazarán a la finca de la Ganadería Miura para que “Zapatero” monte a una de sus yeguas. No hay que olvidar que otra de las actividades de la empresa de José Fajardo, además de criar y domar potros y la compra y venta de caballos, es el montar yeguas de otras cuadras.

En la actualidad, en las caballerizas de la Finca Fajardo viven alrededor de una veintena de equinos, todos ellos de pura raza española. Unos caballos que, en ciertos momentos, conviven con animales de otros propietarios que los llevan a estas cuadras para que José Fajardo los dome, es el caso del tenista de élite Roberto Bautista que, hace unos meses, presentó a una de sus yeguas, “Armas Napolitana”, domada por “El Manchego” al I Concurso morfo-funcional de Pura Raza Española, celebrado en el municipio valenciano de Segorbe, quedando segunda en morfología y movimiento.

Estos son algunos de los muchos triunfos de la yeguada de José Fajardo Sánchez, desconocidos por muchos petrerenses pero reconocidos y puestos en valor por el mundo ecuestre.

Dentro de poco más de dos meses, afortunadamente, volveremos a ver a algunos de sus caballos en las calles de Petrer. En concreto, en las Embajadas de las Fiestas de San Bonifacio.

Unas Fiestas muy queridas por este petrerense que también se emociona al recordar estos dos últimos años en los que nuestra localidad no ha podido celebrar las Fiestas de Moros y Cristianos.

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