Por: Mari Carmen Rico Navarro. Cronista oficial de la villa de Petrer
En la década de los 60 del pasado siglo la práctica del baloncesto por un grupo de jóvenes de Petrer hizo que este deporte se convirtiese también en una forma de vida. Todas las chicas que jugaron al baloncesto recuerdan esa época con cariño porque no solo era jugar, partido tras partido, sino todo lo que significaba practicarlo.
Como decimos no solo era el partido, era la unión, la armonía y el buen ambiente que compartían y vivían esas chicas antes y después del mismo. El primer café lo tomaban en el bar de la Ciudad Deportiva San Fernando que estaba justo detrás de la pista de basquet y cuando acababan era la hora del refresco o de la cerveza. Las chicas lo pasaban genial, con poco eran felices.
Recuerdos mágicos, recuerdos para no olvidar esta historia que es la historia de una ilusión. Las vivencias de unas jóvenes repletas de vida y de energía. Con ganas de luchar y competir en unos equipos y, siempre acompañadas por todo el pueblo, que las seguía y las animaba en sus viajes por toda la provincia. Y de esto último puedo dar fe porque yo fui una de esas seguidoras. Cómo animábamos a las chicas de los equipos que representaba a nuestro querido Petrer. Qué ganas y qué ímpetu le ponían nuestras “guerreras” del baloncesto. Y los entrenadores tan fundamentales en el buen hacer de las jugadoras, y el entusiasmo y la pasión de los seguidores que las animábamos con todas nuestras fuerzas. Estas mujeres han mantenido, a pesar del paso del tiempo, la complicidad de pertenecer a un colectivo y valores como la unión, la amistad y los lazos de cariño hoy siguen vivos entre ellas.
Fue una etapa INCREÍBLE, sí con mayúsculas, por la fuerza que alcanzó el baloncesto femenino en Petrer en aquella época en que la práctica deportiva por parte las chicas no era frecuente y, además, con el añadido de que eran otros tiempos muy distintos a los de ahora. Estas jóvenes, como todas las de la época, estaban muy vigiladas y controladas por sus padres. A ello había que sumar el “agravante” de la equipación ya que el pantalón era muy corto y la camiseta ceñida lo cual en esos años de Dictadura y de pocas libertades no estaba muy bien visto. ¡Fueron unas chicas avanzadas y valientes! ¡Olé, olé y olé!
Pero esta historia comienza en el verano de 1967 y por iniciativa de Nieves Bernabé y Mari Carmen Morán, que formaban parte de la junta directiva del Club de la Juventud y propusieron la práctica del baloncesto femenino.
En aquella época, se editaba un boletín de noticias del Club en el que ellas participaban, y pusieron un comunicado para que se apuntasen todas las socias de la organización juvenil que quisieran participar en este proyecto. Y tal fue el éxito y el entusiasmo de las jóvenes, que se formaron dos equipos; el Juventus CJ (Club Juventud) y el Santa María CD (Ciudad Deportiva). Chimo Villaplana fue el primer entrenador, y posteriormente Enrique Navarro Quiles “Guitarra” fue el entrenador del Juventus, y Antonio Mira “Chulla” del Santa María. También estuvieron de entrenadores: Fini Amorós, Constantino García “Tino”, Miguel Martínez, Segundo Pérez, Luis Justo y Juan Pellín.
Es concretamente el 8 de octubre de 1967 cuando en un encuentro amistoso entre ambos equipos el balón echa a andar en Petrer. Entre otras, comenzaron los entrenamientos, Mari Carmen Maestre “Leonoreta”, Manoli Freire, Práxedes Bernabé, Nieves Bernabé, Mari Carmen Morán, Elia Rico, Tere Ramos “Jijonenca”, María Luisa Maestre “Pichilina”, Luisita Vera, Mari Carmen Planelles “Caballa”, Pepi Riquelme “Voltios”, María Dolores Acevedo “Andaluza”, Fini León, Fini Planelles “la Maja”, Fini Amat “Almorchó”, Inés “Valeriano”, Loli Falcó, Carmen Millá “Conilla”, Maruja Bernabeu “la Bailarina”, Fini Amorós, Fini Hernandez “Herga”, Reme Poveda “Campera”, Merce Maestre, Reme Moltó y Teresa Villaplana “Gedeona”, ejerciendo ésta última siempre como delegada de equipo.
Los dos equipos, el Santa María y el Juventus, militaron en la temporada 1967-1968 en la primera provincial, una categoría de féminas existente por esa época teniendo como principales rivales al Ferroviarias, Carolinas de Alicante, Montemar, Castalla, Onil, Crevillente, Esclavas de Alcoy o Villena.
Como ya hemos apuntado, los inicios no fueron fáciles, era una época en la que a las mujeres se las educaba para casarse, las preparaban para llevar una casa y tener hijos, lo demás les estaba vetado, y sólo podían hacer aquello que se les permitía que era poco más que quedarse con la escoba y en casa.
Aunque estábamos a punto de acabar con los los impedimentos familiares para que las chicas pudieran practicar este juego, éstos todavía eran constantes, especialmente por parte del sector masculino de la familia que no veía con buenos ojos que las chicas fueran con pantalón corto. Pero, así y todo, este grupo de chicas jóvenes modernas y avanzadas, con padres de mente abierta, pudieron practicar el baloncesto. Y, además, durante la semana cultural y deportiva del Club de la Juventud, participaron en competiciones de atletismo, natación y hasta voleibol.
