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viernes, 3, mayo, 2024
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“La Jijonenca”, cuatro generaciones de heladeros

Enrique Bastán Picó levantara la cabeza, estaría más que orgulloso de sus descendientes. Después de poco más de 70 años, la heladería que él abrió en Petrer, La Jijonenca, sigue en activo. Ya son cuatro generaciones, quién se lo iba a decir a él. Probablemente, ni se le pasó por la cabeza que algunos de sus biznietos seguirían con la tradición heladera de la familia

La tradición heladera nació en la ciudad argelina de Orán dónde Enrique Bastán, junto con un socio, montó una heladería. Estalló la Guerra Civil en España y fue llamado a filas pero decidió quedarse en Argel. Una vez finalizó la contienda bélica, regresó a Xixona, su pueblo natal, donde hacía la temporada del turrón y en los meses de verano la temporada del helado allí donde le contrataba.

Unos años después, animado por su cuñado que vivía en Elda, Enrique decidió trasladarse con su mujer, Teresa Miquel, y sus dos hijos, a este municipio y abrir una heladería en la calle San José, Heladería La Jijonenca.

Eran unos años en los que era habitual ver por las calles los “Carritos del Helado” así su hija, Teresa, que años más tarde se casó con Guillermo Ramos, todos se colocaba a la entrada del Mercado de Elda mientras que el hijo recorría con otro “carrito” las calles y, además, un par de empleados salían a calle portando las “Carretillas del Helado”.

Aunque se habían asentado en la vecina población, los granizados y helados de la familia Bastán también se degustaban en nuestra localidad porque Enrique subía cada día con su “Carretilla”, siendo uno de sus habituales clientes el poeta local Enrique Amat.

Animado por el propio Enrique Amat quien, además, le ofreció el alquiler de un local de su propiedad, finalmente, en 1950, Enrique Bastán, en Petrer conocido como Enrique “El Xambiter”, abrió su primera heladería en la calle José Perseguer y poco después otra en la calle Gabriel Payá.

Ese mismo año, su hija Teresa se casó con Guillermo Ramos, Maestro Turronero de Xixona, y se establecieron en Carmona, municipio sevillano en el que residía una hermana de Guillermo que tenía una Heladería-Pastelería.

Dos años más tarde, en concreto, el 1952, ante la decisión del fundador de “La Jijonenca” de dedicarse a la agricultura, Guillermo Ramos y Teresa Miquel, abandonaron Carmona para establecerse en Petrer y tomar las riendas de las dos heladerías de Enrique “El Xambiter” aunque, con el paso del tiempo, cerraron la de la calle José Perseguer.

El matrimonio Ramos Miquel continuó con la tradición de los “Carritos del Heleado” y cuando llegaba la temporada de los granizados, cremas y polos era habitual ver a Teresa con su “Carrito” de granizados y mantecado, en la Plaça del Derrocat, mientras que los empleados de la heladería recorrían las calles con sus “carretillas” ofreciendo solo granizados.

Cuando terminaba la campaña de verano, la familia se trasladaba a Xixona donde Guillermo trabajaba como turronero en una fábrica y cuando finalizaba la temporada del turrón regresaban a Petrer.

Finalmente, se establecieron en nuestra localidad ya que Guillermo y Teresa combinaron el servicio de heladería como el de cafetería. Muchos petrerenses recordarán ese aroma a café molido o esas tostadas que sabían a gloria, llegan a hacer hasta 300 tostadas los días en los que en el Teatro Cervantes se proyectaban películas de cine.

A principios de los 80 del pasado siglo, “La Jijonenca” de la calle Gabriel Payá cerró sus puertas para abrirlas en la calle Leopoldo Pardines donde sigue en activo ofreciendo, desde abril a octubre, un amplio abanico de cremas, helados y granizados.

Cuando Guillermo y Teresa fallecieron, primero él y años después ella, fueron sus tres hijos, Teresa, Guillermo y Reme, asumieron, a partes iguales, el negocio.

Sin embargo, Guillermo hijo primero y más tarde Reme vendieron su parte del negocio a Teresa que hasta hace menos de una semana ha seguido atendiendo a sus clientes en los meses que “La Jijonenca” abre sus puertas cada año, coincidiendo con la temporada del helado, de abril a octubre.

No obstante, la jubilación de Reme no ha traído consigo el cierre de la heladería puesto que al frente de la misma, desde hace pocos días, se encuentras sus dos hijos, José María y Javier Gil Miquel, que siguen con la tradición heladera de la familia.

Unos hermanos que han unido la tradición artesanal con la innovación, creando su propia marca, Heladerías Cassata. Una empresa familiar que se convierte en la cuarta generación dedicada desde hace más de 70 años a la elaboración artesanal de helados de gran calidad.

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