GRUPO MUNICIPAL PARTIDO POPULAR
En la manifestación contra la violencia machista del pasado 25 de noviembre en Madrid, podía verse una pancarta pidiendo la dimisión de Irene Montero, la ministra de Igualdad que como todo el mundo sabe alcanzó tan elevado cargo por sus grandes méritos intelectuales y políticos, y su gran experiencia previa profesional y académica.
Pero como decíamos la solicitud de dimisión de una ministra de izquierdas en una manifestación feminista es reveladora del grado de enfrentamiento alcanzado entre los socialistas y la extrema izquierda en la llamada ley trans, pero sobre todo del rechazo y vergüenza que ha producido en toda la sociedad española la aprobación de una ley que está poniendo en la calle y reduciendo las penas de cientos de violadores y abusadores. El PSOE de Sánchez se ha puesto de perfil y pretende hacer creer que la responsabilidad de esta auténtica chapuza (con este término la definía la pancarta feminista). Solo hay un responsable máximo es el propio Sánchez.
En primer lugar es responsable porque, engañando a su electorado al que prometió lo contrario, se ha vendido a la extrema izquierda y los separatistas y se ha prestado a la aprobación de la legislación más vil y despreciable que ha conocido este país en los cuarenta y cuatro años de democracia, indultando a los golpistas, anulando los delitos de sedición y malversación para beneficiarlos, liberando etarras y expulsando a la Guardia Civil de Navarra, todo ello para asegurarse unos meses más en el poder.
Pero, por lo que hace en concreto a esta ley del Sí es Sí, la irresponsabilidad de Sánchez y su gobierno es nefasta, porque el Consejo del Poder Judicial, varios catedráticos de Derecho Penal y las asociaciones de Jueces y fiscales y hasta el gobierno de Castilla-La Mancha, advirtieron de que la incompetencia técnica de la ley iba a producir un beneficio para muchos condenados por los más abyectos crímenes sexuales y para muchos pendientes de enjuiciamiento. Pero no hicieron caso y cegados por su sectarismo y fanatismo, y por su prepotencia y soberbia no se detuvieron ni a corregir los errores de que fueron advertidos y han tenido el funesto privilegio de aprobar una ley feminista que será siempre recordada por poner en la calle a cientos de violadores condenados y confesos.
