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jueves, 2, mayo, 2024
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PEDRO REQUENA: EL LATIR DE UNA CALLE (II)

Por: Mari Carmen Rico Navarro. Cronista oficial de la Villa de Petrer

Continuamos paseando por esta calle tan intensa y seguimos por la parte derecha de la misma, la de los números pares, y nos encontramos la vivienda que ocupa el n.º 10 que se edificó en 1920 y tiene tres alturas. Era propiedad de D.ª Leonor Amat Pérez (n. 1870), hija de Enrique Amat Maestre y de Leonor Pérez Aracil, y posteriormente la vendió a su hermano Enrique. Leonor estaba casada con Francisco Manuel Verdú Maestre Paquet el de Manel. La penúltima reforma de esta casa la realizó el célebre contratista Bartolomé Poveda el tío Quelo cubriendo el patio trasero con una terraza en la primera altura, igual que las que aún se conservan a ambos lados. En esta vivienda en 1924-1925 hubo dos aulas de niños. En su planta baja quedó ubicado el casino atendido por Perico García Tres y Pinta, que tenía su propia vivienda justo enfrente del casino de su propiedad. Perico regentó este bar tras dejar el que tenía en la plaça de Dalt. A partir de 1931 el casino pasó a denominarse Café de la República, actuaba como cervecería y vendían sifones. En 1934, se trasladó la sede del partido Republicano Radical y se conoció como Casa de la República. Allí estuvo la redacción del semanario republicano Polémica. En 1937 incautaron la vivienda y fue la sede de las Juventudes Libertarias que contaba con una magnífica biblioteca anarquista con un total de 1.142 volúmenes. Fue después de la guerra cuando los hermanos Enrique y Vicente Amat Payá instalaron en ese mismo lugar una fábrica de calzado. En la planta baja de esta casa también tuvo la fábrica Pablo Medina Montesinos Manteca. En 1965 se efectuó la reforma que la dotó de su estado actual eliminándose la terraza que se habilitó como vivienda con fachada a José Perseguer. Vivieron en esta casa Vicente Amat Payá (hijo de Enrique Amat Pérez (n. 1875) y de Delfina Payá Poveda), su esposa Práxedes Beltrán y sus hijos. En los bajos de esta vivienda que daban a la calle José Perseguer estuvo en los años 30 el bar regentado por Conrado Brotons, hasta que en 1945 traspasó el negocio a su cuñado, Francisco Ortuño el Negre. En ese mismo lugar, hasta hace muy poco tiempo, estaban las oficinas del BBVA.

A continuación de la casa de Vicente y Práxedes, en el n.º 12, la vivienda propiedad de Josefa Amat Pérez (n.1871). En esta casa en 1935 vivieron Joaquín Villaplana, su esposa Dolores Brotons y sus hijos. Durante la guerra estuvo alquilada a Alfonso Chico de Guzmán y en el año 1941 se alquiló a Salud Pérez Matamoros casada con Gabriel Brotons asesinado durante la guerra. A Salud, después de la guerra, le dieron un estanco en los sótanos que daban a la calle José Perseguer. Esta vivienda la compraron, en 1964, Paco Torregrosa Paquito el de la CNS y su esposa Camelia Silvestre, hija de Pedro y Natalia, a Leonor Abad Amat, sobrina de la propietaria.

Las actuales casas n.º 10, 12 y 14 pertenecieron a la familia Hoyos, familia que dio nombre a esta calle. En 1890 fueron adquiridas por Enrique Amat Maestre padre de Leonor, Josefa y Enrique Amat Pérez. Los números 10 y 14 eran de Leonor Amat la cual vendió a su hermano Enrique la n.º 10 y la n.º 14, la parte que da a Pedro Requena la vendieron a la familia Matamoros, y la parte que daba a José Perseguer la alquilaron a Enrique el Xambiter, el suegro de Guillermo el de La Jijonenca.

Le seguía a la casa de D.ª Josefa Amat, el horno de Rosario la de Alba, anteriormente se conoció como el horno de abajo; en los bajos de ese mismo lugar, después de bajar dos escalones, Coixa vendía cascaruja, piedras para los mecheros, etc. La parte trasera de la confitería de Matamoros tenía su entrada por José Perseguer y también daba a la calle Pedro Requena. En la actualidad se están construyendo viviendas, estudios, para alquilar que dan a ambas calles. Más adelante, esquina con la calle Cartero Pascual Soler, la casa propiedad de Antonia la Borrega, su marido Pepico Galiano y sus hijos Pepe Gorduras y Ernesto Galiano que fue fabricante de calzado. En ella vivió el cronista gráfico Francisco Bernabeu Francés Francisquet. Esta casa forma esquina con la travesía que la une con la calle José Perseguer. Y en esta misma casa, el n.º 20, salvando la distancia en el tiempo nacieron Ramy Esteso y su hermana. Sus padres vivían de alquiler y la niña sentía un gran cariño por Antonia a la que llamaba “mi yaya”. Cuando Ramy cumplió 8 años, se fueron a vivir al n.º 8 de la misma calle y siguió visitando a “su yaya” hasta que ésta falleció. Sus abuelos paternos y su tía vivían en el n.º 21 y, en la actualidad, sus primos todavía tienen allí el domicilio.

En la esquina siguiente, n.º 22, estuvo la casa de Carmen Poveda Alcaraz y después pasó a sus hijas Julia y Josefina Rico Poveda las Mancas, la barbería de Paco López, el padre de Sopetes; a continuación, estaba la casa de Mari Pepa Brotons la Sesica casada con Manuel Verdú el tío Sevilla. En el n.º 24, en 1935, vivieron Tomás Jover, María Andreu y sus hijos. Hoy la casa es propiedad de Justo y Emilia Canals. En el n.º 26 tenía su casa Paco el del Molí, su esposa Amalia García y su hija Reme Galiano que vivió allí con su marido Joaquín Planelles y sus tres hijos. Y, por último, lo que fue a finales de los años 40 la tasca del célebre Tadeo Verdú que fue también vivienda de Ílida Pardines y Antonio Leal.

Como ya hemos visto, las casas que tienen los números pares tienen fachada tanto a la propia calle Pedro Requena como a la de José Perseguer, abriéndose algunas de ellas a la de Gabriel Payá. Todas estas viviendas tenían un patio trasero al que se accedía por una escalera, ya que se encontraba a una altura inferior. Con posterioridad esos patios fueron edificados dando lugar a las terrazas tal y como hoy las conocemos. Estas viviendas estaban donde terminaba el pueblo hasta que se construyó la calle Gabriel Payá, a principios del siglo XX. Los bajos y las partes traseras de estas casas era una zona de postigos, corrales y almacenes que con el tiempo se dotaron de actividad y se abrieron a esta calle. Esta zona se conocía como el Portal y en ella había una fuente con abrevadero. Sin duda, las viviendas de más categoría daban a esta parte de la calle que con el correr de los años se convirtió en la zona de expansión del pueblo, la zona más nueva y la que comunicaba directamente con la vecina ciudad de Elda.

Como podéis ver fue tan intensa la vida de esta vía urbana que todavía nos queda mucho por descubrir. En la próxima entrega nos ocuparemos de una parte de los números impares y de las familias que les dieron vida. Así que nos queda mucho por conocer de esta calle.

Por tanto, continuará…

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