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jueves, 28, marzo, 2024
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¡ARRIBA EL TELÓN!

Por: Mari Carmen Rico Navarro. Cronista oficial de la Villa de Petrer

El 7 de abril de 2000, hace ahora 23 años, tras una gran remodelación fue inaugurado el Teatro Cervantes. Este espacio cultural hasta el día de hoy ha sufrido, a lo largo de su existencia, diferentes transformaciones y reformas. El Ayuntamiento de Petrer lo compró en 1984 convirtiéndose en municipal y entrando a formar parte del Circuit Teatral Valencià.

Pero la historia de este teatro se remonta afínales del siglo XIX cuando el alcalde Gabriel Payá Payá (1831-1905), conocido como el tío Moro, en la vía urbana que unos años después llevaría su propio nombre, decidió levantar un teatro donde dar cabida a las manifestaciones culturales y sociales más importantes del momento. No se sabe la fecha precisa de su construcción, pero posiblemente fue entre 1880 y 1890. Tenía una espectacular fachada, muy en la línea de la arquitectura academicista tan en boga a finales del XIX que desgraciadamente no se conserva.

El teatro Cervantes fue conocido, durante sus primeros años, como “teatre de Dalt”, ya que rivalizaba con otro que se hallaba situado en la misma vía y que hoy es una vivienda que conserva magníficamente restaurada su fachada. El “teatre de Baix” fue construido por el maestro de obras Bartolomé Poveda Quelo, que lo cerró en 1906 para transformarlo en vivienda.

Aunque todo apunta a que Gabriel Payá fue quien mandó construir el teatro, en la escritura por la cual su hija Dolores Payá Payá vendía el mencionado edificio al ingeniero noveldense José Sala Sala, de Novelda, por la cantidad de 13.000 ptas., fechada en Elda el 18 de diciembre de 1920, aparece un curioso gravamen por el cual el comprador Gabriel Payá se comprometía a que disfrutaran de una entrada vitalicia el vendedor, Doroteo Román Soria, su esposa y Francisco Sarrió Mirambell, su esposa y sus dos hijos. Más tarde el teatro pasó a ser propiedad de Andrés Aguado, hijo de los petrerenses Marino Aguado y de Julieta Bernabé que también fue propietario del Gran Cinema de la Explanada, del Cine Avenida y se hizo también cargo del teatro Castelar de Elda y de los cines, sobre todo de Petrer y Elda, vendiendo el teatro Cervantes en 1984 al Ayuntamiento.

Fue en este teatro donde se realizó el primer pregón nocturno de las fiestas de Moros y Cristianos el 4 de abril de 1970. Como recordamos los que tenemos cierta edad, decir que el teatro Cervantes tuvo también una larga vida como cine. Como dato curioso destacar que, a finales de los años 40, cuando se casó Andrés, se proyectó gratuitamente para todo el pueblo la película Luz que agoniza (1944), dirigida por George Cukor con Charles Boyer e Ingrid Bergman como protagonistas principales. En la esquina del teatro, que daba a la calle Sancho Tello, había una puerta para subir a general, gallinero o anfiteatro como se conocía esta parte del edificio. Las entradas para el cine en el gallinero llegaron a valer 3 pesetas y en el patio de butacas 5 pesetas. Las sesiones eran continuas y si te gustaba la película podías verla dos veces.

Sin lugar a dudas, una de las mejores actuaciones del segundo gobierno municipal de la democracia fue la compra del teatro que era particular y convertirlo así en municipal. El alcalde Vicente Maestre Juan tuvo claro que tenía que ser del pueblo y habló con José Luis Torres de Alianza Popular y jefe de la oposición en aquellos momentos para comunicarle que Andrés Aguado quería vender el teatro por 23 millones de pesetas, ambos coincidieron desde el primer momento que tenían que comprarlo y se dirigieron a la oficina de la Caja de Ahorros del Mediterráneo de la calle Cánovas del Castillo al frente de la cual estaba Manolo Boyer y buscaron la forma de financiar dicha adquisición.

Andrés Aguado, empresario eldense tan vinculado a Petrer pues sus padres eran oriundos de nuestro pueblo, falleció recientemente, el 6 de diciembre de 2022, a la edad de 95 años. Este hombre dedicó su vida a la cultura y llegó a dirigir cuatro cines en Elda: Cervantes, Rex y los Plaza; otros cinco en Petrer: Cervantes, Avenida, Aguado de invierno y verano (conocidos como los Frontera) y Gran Cinema; y dos en Novelda: los Barceló y Principal. A él hay que agradecerle que se ocupará del Cervantes durante varios lustros para finalmente ofrecerlo al Ayuntamiento y éste lo adquiriera pudiendo disfrutar todos de este espacio cultural. Podemos imaginar por un momento si el teatro lo hubiese comprado una empresa constructora y hoy en vez del teatro tuviéramos un edificio de pisos. No nos lo hubiéramos perdonado nunca.

Son muchas las personas que han trabajado y trabajan en este singular espacio, pero en esta ocasión queremos tener un recuerdo para Antonio González Jiménez que fue portero del Cervantes y del Avenida toda su vida, y además tuvo la gentileza de donar al Archivo Municipal, en noviembre del año 1995, las libretas con la relación de películas anotadas que se proyectaron en los cines Cervantes (1965 y 1979), Avenida, Cervantes y Aguado (1972), Regio (1981) e Ibamir de Monforte del Cid (1971). Esta curiosa donación nos permite recorrer la historia cinematográfica de Petrer en lo que respecta a las proyecciones que se realizaron.

A lo largo de estos 23 años se ha invertido en varias ocasiones en este edificio cultural y, recientemente, en mayo de 2022, se recibió una subvención de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte que permitió sustituir y así renovar toda la instalación de la iluminación del escenario del principal espacio cultural del municipio, con el cambio de todas las luminarias que actualmente tiene el escenario por tecnología LED de bajo consumo. El proyecto completo ascendió a 89.000 euros y con esta renovación integral tan completa que no se llevaba a cabo desde hacía 23 años, el Ayuntamiento sigue apostando por la mejora de las instalaciones municipales, en este caso de los espacios escénicos de la localidad, con el fin de mejorar la calidad de la exhibición de las artes escénicas y la música que cada temporada llena los escenarios.

 Este edificio a lo largo de su dilatada historia ha jugado un papel muy importante dentro de la vida cultural y social de Petrer, ha sido testigo de excepción de muchos acontecimientos que ya forman parte de nuestra historia y estoy segura de que le espera una larga vida para continuar haciéndolo.

Pero no quiero, ni puedo acabar esta crónica sin tener un recuerdo a todos los concejales de Cultura que han estado al frente del mismo desde que el teatro es municipal y a todos los trabajadores y, entre todos ellos, quiero alabar y reconocer la labor de mi queridísimo amigo Juan Ramón García Azorín, director de los Servicios Culturales de Petrer y programador de todos los montajes y espectáculos que hemos visto en nuestro querido teatro. Desde 1983, y durante 40 años -se dice pronto-, él ha sido el encargado de llenar de vida este espacio del que el pueblo de Petrer se siente muy orgulloso. Por eso, hoy, mañana y siempre, ¡Arriba el telón! y ¡Viva el teatro!       

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