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jueves, 2, mayo, 2024
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Año Santo Jubilar por el 350 Aniversario de la entronización del Cristo de la Sangre

Un aniversario significativo, 350 años de la entronización del Cristo de la Sangre en su ermita, y la gran devoción del pueblo de Petrer al Crucificado del Monte Calvario son algunos de los argumentos esgrimidos para solicitar al Santo Padre la concesión del Año Santo Jubilar

Por: Amparo Blasco Gascó.

Con motivo del 350 Aniversario de la entronización de la talla del Santísimo Cristo de la Sangre en su ermita, se han iniciado las gestiones para que la Iglesia Católica le conceda el Año Santo Jubilar.

Se trata de un Jubileo de carácter extraordinario puesto que el motivo por el que se otorga ese tiempo de gracia es un hecho destacado, en este caso la instauración del Cristo de la Sangre en ese pequeño templo. Un tiempo de gracia para el perdón de los pecados y, por tanto, debe de ser un año de reconciliación, de conversión y de penitencia sacramental.

El párroco de San Bartolomé, Miguel Cano Crespo, explica que el Jubileo es el aniversario mientras que el Año Santo Jubilar se concede a un lugar determinado, en este caso, la ermita del Cristo de la Sangre.

Es el Obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla Aguirre, quien solicita la concesión del Año Santo Jubilar a la ermita del Cristo de la Sangre al Santo Padre, el Papa Francisco, para que conceda ese tiempo de gracia y júbilo.

Pero ello, previamente, la parroquia de San Bartolomé y la Mayordomía del Cristo de la Sangre, deben argumentar esa solicitud. En este caso, los argumentos son varios, entre ellos, 350 años es un aniversario significativo, por la gran devoción al Cristo de la Sangre por parte del pueblo de Petrer, por el gran interés e intención de extender esa devoción más allá de las fronteras del municipio.

Se trata de un año de alegría, en el uno puede optar a una serie de beneficios espirituales si cumple una serie de requisitos: rezar por las intenciones del Papa, confesarse y comulgar. Pero, además, cada Jubileo lleva aparejado un requisito o condición particular que es la peregrinación. En el caso de Petrer, sería a la ermita del Santísimo Cristo de la Sangre del Monte Calvario. Así que, para ganarse la indulgencia del Jubileo se habrán de cumplir esos cuatro requisitos.

No obstante, desde hace unos años, aquellas personas que por diferentes motivos no puedan peregrinar hasta la ermita, la Santa Sede también les concede la indulgencia del Jubileo siempre y cuando realicen una peregrinación espiritual y cumplan los requisitos generales.

La intención es que el Año Santo Jubilar de la ermita del Cristo de la Sangre llegue a cuantas más personas mejor por lo que es fundamental la implicación no sólo de la parroquia de San Bartolomé y de la Mayordomía sino también del resto de instituciones, entidades, públicas y privadas, y colectivos de Petrer.

Miguel Cano Crespo recuerda que el Jubileo supone todo un año de preparación, de peregrinaciones, de actividades y actos. Aunque todavía no se ha elaborado una programación del Año Santo Jubilar, sí que se barajan diferentes iniciativas, entre ellas, que la talla del Cristo de la Sangre vuelva a procesionar por las calles de Petrer junto con las imágenes de la Virgen del Remedio y de San Bonifacio, como ya sucedió en 1974 con motivo del III Centenario de las Fiestas del Cristo de la Sangre y, en 2014, por el IV Centenario de los Votos a San Bonifacio por parte del pueblo de Petrer.

Ciclo de conferencias, exposiciones o conciertos, siempre relacionados con el Cristo de la Sangre y su ermita, son otras actividades que podrían programarse para el Año Santo Jubilar.

Pero, especialmente, primarán las de carácter religioso como las Misas Jubilares, el rezo del Rosario y la oración colectiva o individual en la propia ermita.

El Año Santo Jubilar arrancará el domingo 7 de julio de 2024 con la apertura de la Puerta Santa de la ermita del Santísimo Cristo del Monte Calvario por parte del Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, tras presidir la procesión de subida de la talla del Cristo de la Sangre desde la parroquia de San Bartolomé hasta su ermita.

El Cristo de la Sangre y su ermita

Hay que remontarse al siglo XVII para fechar el origen de la devoción del pueblo de Petrer al Santísimo Cristo de la Sangre del Monte Calvario. Para ser más exactos, los vecinos de nuestra localidad levantaron, en el año 1674, un pequeño templo en lo alto de un peñasco.

Era una ermita de una sola nave en la que, el 26 de agosto de ese mismo año, se entronizó la talla del Cristo de la Sangre que llegó de Valencia de la mano de Mosén Bonifacio García, presbítero petrerense que residía en la Capital del Turia.

Ya en el siglo XVIII, se llevó a cabo una actuación de restauración con el fin de ampliar ese “santuario”, estableciendo una estructura de nave de planta de cruz latina con nave central, capillas laterales, y una cúpula central de media naranja que, a día de hoy, sigue coronando el templo, a pesar del paso del tiempo, de más de tres siglos.

Una vez concluyeron esas obras de ampliación, con la subida en procesión con alardo de la imagen del Cristo de la Sangre a su “casa”, fue reinaugurada esta ermita, en abril de 1970.

La talla del Crucificado de la Sangre que Petrer festejaba desde 1674, fue destruida durante la Guerra Civil. Pero ese revés no impidió que, una vez concluida esa contienda nacional, nuestra localidad pudiera retomar la celebración de las Fiestas del Cristo de la Sangre, de 1940 a 1942, gracias a la solidaridad de la vecina localidad de Elda que cedió a Petrer una talla de un Cristo.

En concreto, entre esos dos años, los petrerenses honraron y veneraron a una imagen de un Cristo Crucificado que se encontraba en el colegio de las Hermanas Carmelitas, ubicado en la calle San Roque. Un bonito detalle que siempre hay que agradecer a los eldenses.

Ya en 1943, la Mayordomía del Cristo de la Sangre, tuvo la posibilidad de adquirir una talla del Crucificado de la Escuela Valenciana que, desde ese año, preside el Altar Mayor de la ermita.

Con motivo del 75 Aniversario de la llegada a Petrer de esa nueva talla, esa entidad religiosa consideró que había llegado el momento de restaurar la talla, algo deteriorada por el paso de los años, presentando algunas pequeñas grietas en los brazos, pérdida de parte de la policromía y color original por la oxidación de algunos productos en ciertas zonas como los pies.

La imagen partió el 26 de julio de 2017 hacia Almoradí, municipio en el que Roberto Cabrera Reina, restaurador especializado en imaginería, fue el encargado de llevar a cabo la restauración del Cristo de la Sangre. Unos trabajos de restauración con los que Cabrera Reina logró recuperar ciertos detalles, entre ellos, las ataduras de manos y pies que por el paso de los años eran inapreciables.

Después de algo más de dos meses, a principios de octubre, la imagen del Santísimo Cristo de la Sangre regresó a su ermita, motivo por el que la Mayordomía programó un acto de Acogida y Recibimiento, en la plazoleta de la ermita de San Bonifacio.

Desde allí, fue portado a hombros por los costaleros en romería hasta su ermita, acompañado por “El Terròs”, donde de nuevo fue entronado en el Altar Mayor.

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