Desde bien niño, Pepe Domínguez Miñana tenía bien claro que quería ser mecánico y, a pesar de la insistencia de su padre para fuera barbero, al final se salió con la suya. Un oficio que desempeña desde el año 1973 y que, desde hace algo de dos décadas, compagina con su gran afición, restaurar coches de los años 60 y 70 e, incluso, de los 80 del pasado siglo XX
Pepe Domínguez Miñana, conocido por muchos como Pepe ALPE, lleva ya un poco más de medio siglo inmerso, laboralmente hablando, entre motores, bujías, aceites y neumáticos.
Como mecánico está trabajando desde mediados de 1972 aunque, como él mismo puntualiza, no fue hasta febrero de 1973 cuando empezó a cotizar al entrar a trabajar como aprendiz en Talleres Cristóbal.
Desde entonces ha llovido ya mucho y los coches de hoy en día no tienen nada que ver con los que circulaban por las carreteras de los 50, 60 y 70 e, incluso, con los de la década de los 80 del pasado siglo, pero esa evolución no ha sido un impedimento para que Pepe se haya actualizado, ni mucho menos, no ha dejado de aprender porque la tecnología cada día sigue estando mucho más presente en los actuales vehículos y él ha ido adaptándose a las circunstancias de cada momento.
Sin embargo, no ha logrado olvidar los primeros coches que pasaron por sus manos, con los que fue aprendiendo el oficio de mecánico.
Una cierta nostalgia que le llevó hace más de una veintena de años, cuando la tecnología ya había invadido el mundo de la mecánica, a empezar a restaurar coches de esas décadas.
Se siente un enamorado de su oficio por lo que tener la posibilidad de poder restaurar vehículos que están, prácticamente, fuera de la circulación, lo considera todo un lujo y toda una satisfacción poder recuperarlos y ponerlos a punto.
Está claro que, si no existieran personas como Pepe, estos coches antiguos hubieran ya desaparecido. A él le sabe fatal que terminen en un desguace, abandonados en una cuneta o arrinconados y olvidados en un garaje.
Actualmente, cuenta con unos 15 coches, algunos ya restaurados, pero la mayoría de ellos tiene la intención de, poco a poco, ir sacándolos a flote, como si salieran por primera vez de un concesionario. Entre ellos, un Renault 4.4 del año 1957 al que le tiene mucho aprecio porque uno como ese fue el primero que “tocó” cuando dejó Talleres Cristóbal para formar parte de la plantilla del concesionario Renault.
También, cuenta con Seat 1430, un Mini, dos Escarabajos Volkswagen, uno de ellos, el bautizado como Beetle, muy valorado porque ese modelo encarnó a un personaje de ficción, protagonista de la película “Herbie” del que sólo se fabricó una serie limitada en 1964.
Además, otro coche que resulta algo curioso es un Toyota Célica del que fabricaron 5.000 unidades, después de que Carlos Sainz ganase el Mundial de Coches, en el año 1992, de los que sólo llegaron a España 150. Uno de ellos lo compró el protagonista de este reportaje.
En su flota de vehículos, también, encontramos un Seat Seiscientos, que fue el primero que restauró después de rescatarlo del desguace y un Ford Fiesta con el que se suele mover por el pueblo.
De todos los coches que posee, hay algunos que nunca pondría a la venta porque mantiene con ellos un vínculo especial. Uno es ese Seat Seiscientos que supuso su afición por la restauración de coches antiguos, en este caso, la vinculación es su nieta porque está convencido que el día de mañana será ella quien lo conduzca.
También siente un cariño entrañable por un Citroën 2 Caballos con el que, una vez restaurado, viajó con dos amigos a Marruecos. Un coche que, después, su propietario, Vicent, una persona especial para Pepe y, además, muy espléndido, le regaló para su sorpresa.
Tampoco se va a desprender de un AK 400 que era de Antoñita, hija de “Sabuco”, un coche emblemático puesto que no conoce más calles que las del centro urbano de Petrer, ni más caminos que los que discurren por su término municipal, es decir, que nunca ha salido de nuestro pueblo.
Cuando habla de su pasión por esos coches a los que les salva la “vida” y los deja como si acabaran de salir de un concesionario, la sonrisa de Pepe lo dice todo, da la sensación de que se le ríen hasta los huesos y con sus palabras y gestos logra trasmitir lo que para él es esta afición que inició hace más de dos décadas.
Ese entusiasmo por la mecánica no sabe de dónde le viene, de tradición familiar desde luego que no puesto que su padre trabajaba en una cerámica del municipio valenciano de Castellón de Rugat, y los fines de semana en su barbería.
Aunque su padre intentó, por activa y por pasiva, que fuera barbero, oficio que también compartí su tío, Pepe se negó rotundamente, a pesar de que le repetían, una y otra vez, que era un trabajo limpio con el que se ganaba dinero.
Pero a él, lo de barbero no le gustaba nada, en cambio, sentía una atracción especial por el mundo del motor.
Ahora, después de más de 50 años trabajando, y desde hace varias décadas en su propio taller, considera que ha llegado el momento de bajar la persiana y jubilarse.
Con toda probabilidad, eso sucederá a finales de este año 2023, pero eso no significa que su pasión por la mecánica y por la restauración de coches vaya a dejarla de lado. Todo lo contrario, a partir de ese momento, dispondrá de todo el tiempo del mundo para continuar con esa afición que, hasta ahora, sólo le podía dedicar algunas horas los fines de semana.
Revista Coches Clásicos
Uno de los premios que Pepe ha disfrutado por esa pasión que siente por la mecánica fue gracias al trabajo que llevó a cabo restaurando un Renault 7 TL que un joven heredó de sus abuelos y se lo acercó a su taller.
Una vez restaurado, su propietario participó en una concentración de coches clásicos que se celebraba en Madrid, llamando la atención por la excelente restauración de la que había sido objeto ese turismo.
Una atención que derivó en un reportaje de siete páginas, a todo color, en una revista especializada en este campo como es “Coches clásicos”.
En un apartado de ese reportaje, titulado “Restauración”, destaca el excelente trabajo de mecánica que realizó Pepe ALPE, en su taller.
