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lunes, 6, mayo, 2024
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La Batalla de Boné fue en Petrer

Amparo Blasco Gascó

Muchos desconocen que una de las batallas que se libraron, tras la rebelión del Coronel Pantaleón Boné, tuvo lugar en el término municipal de nuestra localidad. Fue el 5 de febrero de 1844 y esa contienda, mal denominada Batalla de Elda, se desarrolló en las inmediaciones del Caserío de Santa Bárbara de Petrer

A mediados del siglo XIX, Petrer era un municipio que no llegaba a los 3.000 habitantes, su censo se movía entre los 2.850 y los 2.887, principalmente, agrícola y gobernada por dos alcaldes, elegidos en el año 1840, Francisco María Caturla y Juan Ramírez.

Eran unos años de confrontación política entre el absolutismo monárquico y el sistema constitucional-liberal, en los que estaba en vigor la Constitución de 1837, con María Cristina como Reina Regente hasta que, con tan solo 13 años, es coronada como Reina, Isabel II.

En 1843, la presidencia del Gobierno Central recaía en Luis González Bravo, conservador que ejerció el poder de forma autoritaria, estableciendo una dictadura ministerial, encarcelando a los opositores, desarmando a la Milicia Nacional y restringiendo la Ley de Ayuntamientos, lo que suponía que eran menos las personas que se podían presentar ya que, tras ser modificada, se exigía un mayor número de hectáreas de terreno.

En este contexto histórico, tuvo lugar la mal llamada Batalla de Elda puesto que, aunque el objetivo era tomar a la población vecina, el enfrentamiento entre el Coronel Pantaleón Boné y el Comandante General Juan Antonio Pardo, se desarrolló en el término municipal de Petrer, en concreto en las inmediaciones del Caserío de Santa Bárbara.

Fue allí, donde los cañones apuntaban hacia la Villa de Elda, todavía no se le había concedido la catalogación de ciudad, tras haberse sumado a esta rebelión varias poblaciones, entre ellas Petrer y Monóvar.

Pocos historiadores hacen referencia a nuestra localidad cuando relatan lo sucedido el 5 de febrero en esa contienda entre la Junta Revolucionaria y el Gobierno de González Bravo.

A finales de enero de 1844, en medio del malestar por esa Ley de Ayuntamientos de 1840, tuvo lugar una rebelión, liderada por el Coronel de Caballería y Comandante de Carabineros Pantaleón Boné, que llegó a Alicante ciudad, procedente de Valencia, con 150 carabineros de infantería, 50 de caballería y un batallón de infantería de Saboya. Una sublevación que originó el levantamiento popular de ciudadanos liberales progresistas, que exigían una serie de mejoras políticas, económicas y sociales frente a la vuelta al poder de los moderados.

Mientras tanto, el Capitán General de Valencia, Federico Roncali, estableció su cuartel general en Villafranqueza, y se le unió el Comandante Juan Antonio Pardo que fijo su cuartel en el municipio de San Vicente del Raspeig, ambos con la única intención de aunar fuerzas y hacer frente a esa sublevación que, realmente, tuvo los días contados.

En cuanto a lo sucedido en las cercanías del Caserío de Santa Bárbara, cabe recordar que las fuerzas gubernamentales de Roncali y Pardo, derrotaron sin mucho esfuerzo a las tropas del Coronel Boné.

Todas las crónicas y artículos históricos sobre esta batalla que tuvo lugar en tierras petrerenses coinciden en que Pantaleón Boné, tras ser derrotado por los defensores del Gobierno de González Bravo, huyó hacia Alicante por los montes de los términos municipales de Petrer y Agost.

Una vez en la capital de la provincia, se refugió entre los muros del Castillo de Santa Bárbara, siendo la situación cada vez más insostenible para el Coronel Boné y el resto de militares.

La traición de su íntimo amigo, Juan Martín Arranz, que entregó la ciudad al Capitán General Roncali, supuso el fin de la sublevación contra el Gobierno del conservador Luis González.

Pantaleón Boné, junto a 23 de sus compañeros, fueron fusilados en hilera por la espalda, el 8 de marzo de 1844, en el Malecón de Alicante, lo que hoy es La Explanada.

La derrota de Boné en la batalla que se libró en las cercanías del Caserío de Santa Bárbara tuvo sus consecuencias en aquellos municipios que se sumaron a la rebelión.

En el caso de Petrer, tras esos sucesos de principios de 1844, es claro el cambio que se produce en aquellas personas que protagonizaban la vida política y social de aquella época. De algunos de ellos se pierde la pista, como es el caso de los alcaldes Francisco María Caturla y Juan Ramírez, del concejal Juan Antonio Rico, del Capitán y los Subtenientes de la Milicia Nacional en Petrer, Rosendo Payá, Onofre Calpena y José González, respectivamente.

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