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lunes, 6, mayo, 2024
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La restauración de los mosaicos, una tarea muy minuciosa y laboriosa

En estos momentos, el mosaico policromo encontrado en el ábside del edificio de planta basilical y el otro bícromo del acceso a las salas de las termas de Villapetraria se encuentran en pleno proceso de restauración. Una labor muy minuciosa que se está realizando en unas dependencias del Museo Dámaso Navarro

Entre los años 2021 y 2023, en las excavaciones arqueológicas que se realizaron en la Plaça de Baix, destaca el hallazgo de varios mosaicos de origen romano que, en estos momentos, están siendo restaurados en el Museo Dámaso Navarro.

Unas termas y una planta basilical son los espacios en los que se encontraron esos mosaicos, uno policromado y el otro bícromo.

Una vez se llevó a cabo la extracción de los mismos, se procedió al embalaje, transporte y almacenamiento en las dependencias museísticas con el fin de contar con un entorno adecuado a sus necesidades y aislarlas de todo ataque físico, químico o biológico.

Ya en el museo, para colocar los fragmentos del mosaico y su recomposición, el equipo encargado de la restauración, encabezado por Susana Sierra, emplearon un soporte móvil estratificado o tipo “sándwich”, que se componen de dos capas de fibra de vidrio o de carbono, entre las que se encuentra una capa de nido de abeja. Un “armazón” que da estabilidad a la pieza, puesto que se trata de un soporte inerte que evita movimientos por motivos de humedad o de cambios ambientales, así como de posibles vibraciones, garantizando así una mejor conservación.

A partir de ahí se inició el proceso de restauración que, si no surgen contratiempos de última hora, se prolongará hasta mediados de febrero.

Susana Sierra ha explicado que ese proceso se inició limpiando el reverso de cada uno de los trozos extraído para eliminar toda la tierra para recuperar el estuco romano, siendo el paso siguiente la inyección de morteros especiales de conservación que están libres de sales con el fin de consolidar el estuco original.

A continuación, se inyectó un mortero de consolidación de cal y arena con un adhesivo para que sea más flexible, finalizando la actuación con la aplicación de una resina que se pegó a un soporte móvil.

A partir de ahí, como si de un puzle se tratara, se están uniendo las piezas para, posteriormente, retirar la gasa y limpiar el mosaico con un líquido acuoso y un jabón neutro, consolidándose las teselas con un adhesivo acrílico.

Antes de iniciar las labores de restauración, ambos mosaicos tuvieron que ser extraídos del yacimiento arqueológico encontrado en la Plaça de Baix, siguiendo en ambos mosaicos el mismo sistema de extracción.

Tras las tareas de documentación gráfica y fotográfica y medición, se realizó una limpieza inicial con el fin de eliminar todos los restos de tierra y raíces y se consolidaron algunas zonas por el estado en el que se encontraba, para continuar con un engasado con una resina sintética, paraloid, y finalizar cortándolo, siguiendo una cuadrícula.

Con la ayuda de unas espadas metálicas fueron extrayéndose los mosaicos del ábside del edificio de planta basilical y el otro del acceso a una de las salas de las termas de Villapetraria.

Mosaicos hallados

El mosaico policromado es de teselas de colores blanco, negro, amarillos y rojos, formando paneles de motivos geométricos con formas cuadradas, círculos secantes concéntricos, reticulados y dameros. Además, presenta una cenefa de rombos que bordea el mosaico junto a la pared del ábside.

Este mosaico, del que se ha recuperado alrededor de 7 m2, formaba parte de un edificio singular con una superficie de unos 50 m2, de planta basilical, una sala cuadrangular de 38m2 y un ábside de 15 m2 en la cabecera, con una orientación este-oeste, datado entre finales del siglo IV y principios del V.

Mientras que el otro mosaico es bícromo de teselas blancas y negras de motivos geométricos y vegetales, formado por una banda de cenefas de hojas de hiedra en el perímetro de la sala, otra banda más al interior de la sala con hojas fusiformes, cuatro paneles ajedrezados en el centro de la sala y un panel reticulado de forma rectangular.

Datado entre finales del siglo III, mediados del IV, este mosaico se encontraría en el acceso a las salas de las termas privadas del propietario de Villa Petraria, recuperándose alrededor del 75% del mosaico original, es decir, entre 20 y 25m2.

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