Texto: Comparsa Moros Viejos
A ti, Juan, que nos abriste las puertas de nuestra historia.
Podríamos decir que Juan Poveda López, conocido por muchos por el apodo de su familia: el Sevilet, fue uno de esos apasionados por la historia que han luchado contra viento y marea para indagar en el pasado de las costumbres de Petrer, las fiestas de Moros y Cristianos, y su tan estimada comparsa de Moros Viejos.
Ya desde muy temprana edad, Juan heredó un gran sentimiento de pertenencia a la fiesta. En el año 1942, con apenas dos años, se vistió por primera vez con el traje de moro agarrado del dedo corazón de su padre, Juan Bautista Poveda Tista el Sevilet. En algunas de sus entrevistas, abrió su corazón para sumergirnos en sus primeras vivencias como festero, como aquellos primeros años en los que acompañaba a su padre a los actos de guerrilla, colocándose entre sus piernas cuando éste se disponía a disparar. No pasaron muchos años para que se iniciara en los desfiles y acompañamientos de la mano de su hermano José Luis y amigos como: Paco, Palloc y Poldo, a quienes recordaba salir de la casa del capitán cargados con dos o tres rollos de anís en la faja, otro en la oreja y otro en la boca. Era un tiempo en el que la austeridad era un miembro más de nuestras fiestas, pero la ilusión de sacarlas adelante era más grande que la gana.
En 1960, en un momento en el que la comparsa se encontraba falta de capitanía, Tista, por aquel entonces vicepresidente de la renombrada comparsa de Árabes Damasquinos, hizo el arreglo para que su hijo Juan ostentase el cargo de capitán a sus 19 años, mientras que Loli Planelles Villaplana, hija del presidente Pepe Planelles, ocupó el cargo de abanderada. Por casualidades de la vida y de la fiesta, a raíz de aquella capitanía de 1960 nació entre los dos jóvenes una amistad que dio paso al amor y culminó en una boda. En palabras del propio Juan:
– San Bonifacio dijo tú y tú tenéis que arreglaros, así que…, nos arreglamos, nos casamos y hasta ahora y por muchos años más.
La década de los años 60 también supuso para Juan un acercamiento más profundo a las fiestas de Moros y Cristianos. En 1964, fue miembro vocal de una directiva presidida por Evaristo Pla Medina que introdujo una serie de innovaciones que ayudaron a cambiar la forma de entender la vida festera. Entre los años 1967 y 1969 desempeñó el cargo de secretario de la llamada “Comisión Warren”, que dirigió la fiesta de Petrer tras la renuncia de Hipólito Navarro como presidente de la Unión de Festejos. De aquella época, cabe destacar la compra de una de las dos casas que posteriormente se derribaron para construir la actual sede de la Unión de Festejos.
En los siguientes cinco años, formó parte de la máxima entidad festera petrerense y vivió la vuelta a la presidencia de Hipólito Navarro. Sin embargo, sus obligaciones profesionales como director de la Caja de Crédito de Petrer y como padre de familia le hicieron abandonar la primera fila de las fiestas de Moros y Cristianos. Algunos de sus coetáneos siguen afirmando que tanto la comparsa como la Unión de Festejos perdieron quizás un gran presidente. No obstante, como el propio Juan mencionó en varias entrevistas, la dedicación al trabajo y a su familia se lo impidieron.
En los Árabes Damasquinos y a la postre en los Moros Viejos, Juan formó parte de su propia familia festera de la mano de la filà Blancs, fundada en septiembre de 1964. Integrada desde sus inicios por festeros veteranos como los dos hermanos Eusebio el Moruso y Amador, y Pepe Galiano Gorduras, además de jóvenes como el propio Juan -que se erigió como cabo de escuadra-, su hermano, Ricardo Patata, Jose Luís Maestre, Paco Palloc y Enrique Amat hijo, els Blancs han mantenido con el paso de los años una filosofía basada en el entendimiento de la fiesta como una convivencia de los festeros más mayores y los más jóvenes. Esta seña de identidad, junto a su icónica barba blanca y la maza que lucieron durante sus primeros años ha convertido a la filà Blancs en una de las más representativas de nuestra comparsa.
Como anécdota, el propio Juan recordaba en la entrevista que concedió a Pablo Navarro la rivalidad entre su fila y otra de las filas con más peso del momento, els Cremats.
-“Tú negre (cremat) i jo Blanc.
-“Tú gires la fila en la tribuna, a mí no em deixen però m’espatarraba”.
Son expresiones que reflejan la tirantez que se procesaban ambas filas, pero que en palabras del propio Juan nunca fueron encaminadas hacia motivos personales, sino que eran producidas por avatares de la propia fiesta y además, servían para avivar el cotilleo dentro de la comparsa.
Juan estuvo activo en la filà Blancs hasta los 74 años, momento en el que decidió vivir la fiesta de una forma más tranquila, pero estando siempre presente acompañando a su querida comparsa de Moros Viejos. Sus hijas han mantenido el sentimiento festero y su hijo y sus nietos Adrián y Noelia también forman parte de nuestra comparsa. Para la familia Poveda Planelles, la fiesta ha estado y estará presente a través del legado de Juan.
Finalmente, no podemos olvidar otra de las facetas más importantes de Juan a que lo ha llevado a tener un papel fundamental a la hora de entender nuestro pasado como como Moros Viejos, su afán para la investigación. Un esfuerzo al que se dedicó plenamente tras jubilarse motivado en gran parte, por la publicación del proyecto Páginas de Nuestra Historia, en la que dos promociones de alumnos de octavo curso del antiguo colegio Primo de Rivera recopilaron las publicaciones que se habían realizado hasta la fecha en las diferentes revistas de fiesta de la Virgen del Remedio y los Moros y Cristianos. La iniciativa fue patrocinada por la Caja de Crédito de Petrer, dirigida Juan en aquel momento, lo que lo llevó a plantearse la posibilidad de adentrarse de manera más profunda en el estudio de nuestro pasado.
A raíz de sus años de investigaciones indagando por varios archivos públicos y personales, bibliotecas y fondos, escribió numerosos artículos y publicó tres libros que hablan sobre las raíces históricas de las Fiestas de los Moros y Cristianos y los Moros Viejos.
En el primero de ellos: Buscando la Lógica en la Historia. Moros y Cristianos en Petrer (1999), abordó la evolución de la fiesta en otras poblaciones para entender la evolución propia de Petrer. Su segundo libro: Petrer. Raíces históricas (2010), analiza el pasado de nuestra población con el objetivo de encontrar la evolución de los habitantes de Petrer a lo largo de su historia. Por último, en su tercer libro: Los orígenes de la Fiesta de Moros y Cristianos en Petrer (2013), tras el estudio de cerca de 240 documentos históricos, situó el origen de la festividad de Moros y Cristianos en honor a San Bonifacio Mártir entre los años 1821 y 1822.
La fecha tiene especial trascendencia en los Moros Viejos, ya que el 3 de noviembre del año 2017, en una Asamblea General, la comparsa aprobó establecer el 20 de mayo de 1821, como fecha del nacimiento de la comparsa de Moros, de la que nos consideramos herederos los Moros Viejos. Esta decisión supuso la creación de una comisión para la celebración del Bicentenario de nuestra comparsa.
La efeméride vino acompañada de una serie de actos conmemorativos en honor al legado de aquellos festeros y festeras que durante dos siglos han marcado el camino a seguir. Uno de los platos fuertes, lo vivimos el 17 de septiembre de 2022 con la organización de un gran desfile conmemorativo precedido por un emotivo acto de homenajes, en el que nuestra comparsa quiso recompensar la gran labor de Juan Poveda López nombrándolo Socio de Honor de los Moros Viejos.
En reconocimiento al gran hacer festero de Juan y su gran labor investigador, así como al amor que ha demostrado a lo largo de su vida a esta comparsa, los Moros Viejos queremos abrazar en estos duros momentos a todos sus familiares, amigos y a la filà Blancs por el vacío que nos ha dejado la marcha de uno de los nuestros, a quien siempre recordaremos a través del cariño y de sus escritos, aquellos que nos permitieron conocer el momento en el que comenzó todo.
Nuestros antepasados la fiesta sellaron con fe.
Con la fe del pasado forjaron nuestro presente.
(Juan Poveda López “el Sevilet”)
