El yacimiento romano de Caprala: ¿Es una villa rústica?
Muchos petrerenses tienen conocimiento del asentamiento romano
existente en el centro histórico de nuestra población y que
llamamos Villa Petraria, ya que en el año 1975 se descubrieron en la
calle Constitució las dos porciones de grandes dimensiones del
mosaico, además de otros materiales cerámicos fragmentados como
platos, cuencos o ánforas, y monedas de la época. Más
recientemente se excavó la zona artesanal romana con los hornos en
la calle La Font, lo que nos indica que en el entorno de la Plaça de
Baix y alrededores nos dan indicios para pensar que existió una
magnífica villa que estuvo activa durante toda la época imperial
romana.
Lo que igual desconocen es que en este periodo histórico
Villa Petraria no fue el único asentamiento romano, sino que hubo
más como ahora veremos. En el término municipal contamos con varios
yacimientos documentados de esta época, además de Villa Petraria, y
que son: El Chorrillo, Els Castellarets, La Gurrama y Caprala. En
esta ocasión conoceremos mejor el asentamiento agrícola de Caprala,
que supone un claro ejemplo del uso de las tierras fértiles que
podemos encontrar en ese privilegiado paraje.
Los restos que se han
encontrado de este pequeño centro de producción romano localizado a
los pies de l’Alt de la Creu, se conocen desde el año 1966 cuando
varias ánforas completas para el transporte de vino fueron
recuperadas por la Sección de Arqueología del Centro Excursionista
Eldense y, unos años más tarde, el Grupo Arqueológico Petrelense
también pudo prospectar la zona para localizar fragmentos de
cerámica que se encontraban sobre el terreno, al ser removidos por
las labores agrícolas posteriores.
Algunas de estas piezas se podían
observar en el antiguo Museo Dámaso Navarro y se verán en el nuevo.
Entre los materiales arqueológicos de la villa agrícola está la
vajilla de uso cotidiano con platos o cuencos, algunas sin ningún
tipo de decoración y otras con decoración pintada. También hay
fragmentos de cerámica de mejor calidad procedente de la península
Itálica, del sur de la Galia, Hispania y del norte de África
gracias a las importantes relaciones comerciales existentes entre
todas las provincias del imperio.
Además de estas muestras de la
vida cotidiana de las personas que vivían en Caprala hace casi dos
mil años, también se encontraron restos arquitectónicos que
todavía son visibles en el yacimiento debido a la dificultad técnica
que conlleva su traslado. En concreto es un enorme contrapeso de una
prensa de torno que pudo ser utilizado para la producción de aceite
o de vino, y que estaría relacionado con los restos de una balsa o
depósito construido con hormigón romano e impermeabilizado con un
material denominado opus signinum, que se consigue con una mezcla de
arena, cal, agua y cerámica machacada.
Con todas las pistas que nos
ha dado este yacimiento a través de los restos materiales que nos
han llegado hasta nuestros días, se puede considerar que en Caprala,
entre mediados del siglo I y finales del siglo II d.C., existió
junto a la rambla una villa rústica o granja romana trabajada por
población ibérica romanizada o esclavos adaptados a los modos de
producción romanos.
PARA SABER MÁS:
Si quieres conocer más sobre Caprala y el periodo
romano petrerense, puedes consultar el capítulo titulado “Roma en
Petrer. Arqueología y Museo” de Juan Carlos Márquez Villora,
arqueólogo municipal eldense, dentro del catálogo de Petrer,
Arqueología y Museo.