Un importante asentamiento rural romano en el centro de Petrer
En la sección Aprén del passat, anteriormente ya hemos hablado
de los restos romanos localizados en el entorno de la plaza de Baix,
como el mosaico geométrico de grandes dimensiones aparecido en 1975
en la actual calle Constitución, junto al Derrocat; y del vertedero
existente en la calle Luis Chorro, aparecido en 2010 cuando se estaba
edificando el Espai Blanc.
Pero este mes vamos a centrarnos en la
imagen de cómo sería Villa Petraria, que tuvo su origen a mediados
del siglo I d. C. y su final en el siglo VI d. C., planteando nuestra
hipótesis gracias a los estudios arqueológicos realizados desde la
década de los 70 del siglo XX en esta parte del centro histórico
(excavación del mosaico, de varios solares cercanos, de los hornos
de la calle La Font, y del vertedero de la calle Luis Chorro) y a los
modelos teóricos de los agrónomos latinos que en sus obras
explicaban cómo debían de ser las fincas para la mayor comodidad de
los propietarios y el mejor rendimiento agropecuario y, en nuestro
caso, también industrial con los hornos para la cocción del
material de construcción.
El resultado de esta interpretación la
tenemos plasmada en el dibujo realizado por la ilustradora Irene Cano
para la exposición celebrada en el MARQ “Petrer. Arqueología y
museo” en 2018 y que podemos ver en nuestro Museo Dámaso Navarro.
Villa Petraria sería un establecimiento rural que basaría su
existencia en las ganancias obtenidas con la venta de sus productos
en los mercados próximos de ciudades como Elo (El Monastil, Elda),
Lucentum (Tossal de Manises, Alicante) o Ilici (La Alcudia, Elche), o
en otras villas del valle del Vinalopó a las que acceden a través
de la Via Augusta.
Y al mismo tiempo, la villa sería un lugar de
recreo y esparcimiento para el dueño o dominus de la misma y su
familia. La villa, con una extensión calculada de algo más de 1 ha,
se ubicó en el mejor lugar posible para este tipo de fincas
agrícolas si atendemos a los escritos de Columela, Varrón o Catón,
ya que está situado en un entorno geográfico propicio: a las faldas
de la colina (donde en siglos posteriores se edificaría el castillo)
para protegerse de las inclemencias meteorológicas; junto a la
rambla de Puça y a escaso kilómetro y medio del río Vinalopó,
proporcionando agua en abundancia tanto para el uso doméstico como
el industrial; idoneidad del terreno perimetral y de zonas más
alejadas para el cultivo agropecuario; proximidad a las vías de
comunicación (Via Augusta) y a poblados y ciudades para la salida
comercial a los productos agrícolas e industriales como ya se ha
comentado.
Estos mismos tratadistas estructuran la villa atendiendo
al uso que se le daba a sus dependencias en dos o tres partes: Varrón
o Catón la dividen en la pars urbana (donde residía el propietario
y por tanto la más lujosa) y la pars rustica (destinada al
alojamiento de los esclavos y trabajadores de la villa, al establos
donde guardar los animales y a la cocina), mientras que Columena es
el que realiza la división más clásica al dividirla en tres
partes: urbana, rustica y fructuaria (identificada como la zona de
trabajo donde transformar los productos de las cosechas -aceite, vino
y cereal-, de los talleres -en nuestro caso un taller alfarero- y su
almacenamiento antes de su salida a los mercados).
Esta división
funcional tripartita de la villa articulada alrededor de un gran
patio (que podría ser la plaza de Baix) podríamos reproducirla en
nuestro parcelario urbano. De este modo sabemos que la pars urbana,
estaría situada debajo del Ayuntamiento, los edificios adyacentes y
la plaza del Derrocat, pues aquí es donde se encontró el mosaico y
unas posibles termas.
La pars rustica estaría bajo la iglesia de San
Bartolomé y en el lateral de la plaza donde se ubica la Tourist
Info, las viviendas y el edificio de la Casa del Fester. Estas
dependencias son las más desconocidas debido a que solo contamos con
una única intervención realizada en 1980 durante los trabajos de
reforma de la biblioteca municipal, actual Museo Dámaso Navarro, y
donde sí aparecieron restos romanos aunque muy escasos. Y la pars
fructuaria, estaría en el lateral opuesto de la plaza de Baix.
Por
último, hay que indicar que en los alrededores de la villa también
deberíamos de contar con elementos propios de este tipo de
asentamiento, como pueden ser la necrópolis, vertederos, caminos y
parcelas centuriadas. De éstas tenemos datos de donde pudo estar
ubicado el cementerio de la villa (c/ Major); sabemos dónde se situó
uno de los basureros que tendría (c/ Luis Chorro); y también la
hipótesis de José Miguel Payá, en un artículo de 1990, que
hablaba de cómo todavía perdura el parcelario romano en los huertos
y campos cercanos al núcleo urbano.
NOTAS
La Concejalía de Cultura y Patrimonio, para conmemorar el
40 aniversario del hallazgo del mosaico y la rehabilitación del
horno aparecido en la calle La Font en 2015, ese año editó el libro
monográfico titulado Villa Petraria. Síntesis del pasado romano de
Petrer (Alicante).
En él, casi una veintena de profesionales
especialistas en el periodo romano de la Universidad de Alicante, del
MARQ, de otros museos y servicios municipales de arqueología, de
empresas de patrimonio y del propio Museo Dámaso Navarro, hicieron
una obra de síntesis del conocimiento que se tiene del periodo
romano de Petrer, centrándose en la villa existente bajo el actual
centro histórico de nuestra población.