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viernes, 26, abril, 2024
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Un importante asentamiento rural romano en el centro de Petrer

Un importante asentamiento rural romano en el centro de Petrer

En la sección Aprén del passat, anteriormente ya hemos hablado de los restos romanos localizados en el entorno de la plaza de Baix, como el mosaico geométrico de grandes dimensiones aparecido en 1975 en la actual calle Constitución, junto al Derrocat; y del vertedero existente en la calle Luis Chorro, aparecido en 2010 cuando se estaba edificando el Espai Blanc.

Pero este mes vamos a centrarnos en la imagen de cómo sería Villa Petraria, que tuvo su origen a mediados del siglo I d. C. y su final en el siglo VI d. C., planteando nuestra hipótesis gracias a los estudios arqueológicos realizados desde la década de los 70 del siglo XX en esta parte del centro histórico (excavación del mosaico, de varios solares cercanos, de los hornos de la calle La Font, y del vertedero de la calle Luis Chorro) y a los modelos teóricos de los agrónomos latinos que en sus obras explicaban cómo debían de ser las fincas para la mayor comodidad de los propietarios y el mejor rendimiento agropecuario y, en nuestro caso, también industrial con los hornos para la cocción del material de construcción.

El resultado de esta interpretación la tenemos plasmada en el dibujo realizado por la ilustradora Irene Cano para la exposición celebrada en el MARQ “Petrer. Arqueología y museo” en 2018 y que podemos ver en nuestro Museo Dámaso Navarro. Villa Petraria sería un establecimiento rural que basaría su existencia en las ganancias obtenidas con la venta de sus productos en los mercados próximos de ciudades como Elo (El Monastil, Elda), Lucentum (Tossal de Manises, Alicante) o Ilici (La Alcudia, Elche), o en otras villas del valle del Vinalopó a las que acceden a través de la Via Augusta.

 Y al mismo tiempo, la villa sería un lugar de recreo y esparcimiento para el dueño o dominus de la misma y su familia. La villa, con una extensión calculada de algo más de 1 ha, se ubicó en el mejor lugar posible para este tipo de fincas agrícolas si atendemos a los escritos de Columela, Varrón o Catón, ya que está situado en un entorno geográfico propicio: a las faldas de la colina (donde en siglos posteriores se edificaría el castillo) para protegerse de las inclemencias meteorológicas; junto a la rambla de Puça y a escaso kilómetro y medio del río Vinalopó, proporcionando agua en abundancia tanto para el uso doméstico como el industrial; idoneidad del terreno perimetral y de zonas más alejadas para el cultivo agropecuario; proximidad a las vías de comunicación (Via Augusta) y a poblados y ciudades para la salida comercial a los productos agrícolas e industriales como ya se ha comentado.

Estos mismos tratadistas estructuran la villa atendiendo al uso que se le daba a sus dependencias en dos o tres partes: Varrón o Catón la dividen en la pars urbana (donde residía el propietario y por tanto la más lujosa) y la pars rustica (destinada al alojamiento de los esclavos y trabajadores de la villa, al establos donde guardar los animales y a la cocina), mientras que Columena es el que realiza la división más clásica al dividirla en tres partes: urbana, rustica y fructuaria (identificada como la zona de trabajo donde transformar los productos de las cosechas -aceite, vino y cereal-, de los talleres -en nuestro caso un taller alfarero- y su almacenamiento antes de su salida a los mercados).

Esta división funcional tripartita de la villa articulada alrededor de un gran patio (que podría ser la plaza de Baix) podríamos reproducirla en nuestro parcelario urbano. De este modo sabemos que la pars urbana, estaría situada debajo del Ayuntamiento, los edificios adyacentes y la plaza del Derrocat, pues aquí es donde se encontró el mosaico y unas posibles termas.

La pars rustica estaría bajo la iglesia de San Bartolomé y en el lateral de la plaza donde se ubica la Tourist Info, las viviendas y el edificio de la Casa del Fester. Estas dependencias son las más desconocidas debido a que solo contamos con una única intervención realizada en 1980 durante los trabajos de reforma de la biblioteca municipal, actual Museo Dámaso Navarro, y donde sí aparecieron restos romanos aunque muy escasos. Y la pars fructuaria, estaría en el lateral opuesto de la plaza de Baix.

Por último, hay que indicar que en los alrededores de la villa también deberíamos de contar con elementos propios de este tipo de asentamiento, como pueden ser la necrópolis, vertederos, caminos y parcelas centuriadas. De éstas tenemos datos de donde pudo estar ubicado el cementerio de la villa (c/ Major); sabemos dónde se situó uno de los basureros que tendría (c/ Luis Chorro); y también la hipótesis de José Miguel Payá, en un artículo de 1990, que hablaba de cómo todavía perdura el parcelario romano en los huertos y campos cercanos al núcleo urbano.


NOTAS
 La Concejalía de Cultura y Patrimonio, para conmemorar el 40 aniversario del hallazgo del mosaico y la rehabilitación del horno aparecido en la calle La Font en 2015, ese año editó el libro monográfico titulado Villa Petraria. Síntesis del pasado romano de Petrer (Alicante).

En él, casi una veintena de profesionales especialistas en el periodo romano de la Universidad de Alicante, del MARQ, de otros museos y servicios municipales de arqueología, de empresas de patrimonio y del propio Museo Dámaso Navarro, hicieron una obra de síntesis del conocimiento que se tiene del periodo romano de Petrer, centrándose en la villa existente bajo el actual centro histórico de nuestra población.  

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