Desde julio de 2015, el Museo Dámaso Navarro cuenta con una vitrina en la que expone piezas y objetos donados por petrerenses. Una vitrina que fue bautizada como “Todos hacemos el museo” pero que, unos años después, en las nuevas dependencias museísticas, paso a denominarse “Nuevas incorporaciones al museo
Hace algo más de seis años, concretamente en julio de 2015, el antiguo Museo Dámaso Navarro, ubicado en la Plaça de Baix, incorporó una nueva vitrina dedicada a las piezas arqueológicas y etnológicas donados por los vecinos de nuestra localidad.
Con esta iniciativa lo que pretende es agradecer la generosidad que han tenido con el Ayuntamiento de Petrer y sus conciudadanos, mostrando los objetos que han donado a la entidad museística y que contribuyen a conocer la historia de la villa a partir de esas singulares piezas.
En julio de 2015, la primera pieza que se expuso en esa nueva vitrina, bautizada con el título de “Todos hacemos el museo”, fue un candil de piquera islámico del siglo XII. Una “lamparilla” fue hallada por Francisco Bernabé Marín, en la partida rural de Puça, en la que se asentaba una alquería musulmana, mientras realizaba labores agrícolas.
Un candil que, según la información facilitada por el director del Museo Dámaso Navarro, se utilizaba en aquellos siglos para iluminar las habitaciones de esa alquería.
Mientras que en mayo de 2016, esa vitrina acogió una Romana de hierro y bronce fabricada en Córdoba, en la segunda mitad del siglo XIX, donada por José Illescas Rodríguez.
Se trata de un instrumento de pesar que se utilizaba ya en la época romana, tal y como su nombre indica. Este sistema de pesado, sin la precisión de las modernas básculas digitales, era bastante exacto y, sobre todo, muy fácil de utilizar, por lo que su uso era frecuente en comercios y mercados.
También fue protagonista de la vitrina “Todos hacemos el museo” el Dírham que halló de forma fortuita Carmen Herrero Pardo, en mayo de 2017, en la zona de El Barxell, cerca de la Rambla de Puça.
El valor de esta moneda de plata radica en su antigüedad ya que está datada en el año 785-6, perteneciendo al reinado de Abd al-Rahman I en Al Andalus y siendo el testimonio monetario de la época islámica más antiguo que se puede encontrar en nuestra comarca.
Mientras que, en abril del año 2018, David Poveda Muñoz entregó a la entidad museística un dírham de plata sin ceca, acuñado por el Emir Al-Wätiq de la dinatís Hudí de Murcia, que reinó en el año 1238 d. C.
La moneda presenta leyendas con caracteres nesjíes. En el anverso figura la profesión de la fe musulmana y la referencia al Califa de Oriente y, en el reverso, el nombre y los títulos del gobernante.
Cuando, en febrero de 2019, se abrieron las puertas del nuevo Museo Dámaso Navarro, en la calle La Fuente a pocos metros del antiguo de la Plaça de Baix, la vitrina “Todos hacemos el museo” se convirtió en la de “Nuevas incorporaciones al museo”.
Desde entonces, la vitrina de ese nuevo espacio ha sido testigo de varias donaciones. Se inauguró, en mayo de este mismo año, con una moneda romana que, en diciembre de 2020, entregó a esta entidad museística Salvador Poveda. Se trata de una moneda de bronce denominada “semis”, acuñada por el Emperador Augusto, alrededor del año 12 a.C., en la colonia de Ilici, actual yacimiento arqueológico de La Alcudia de Elche, en el mismo lugar donde se halló la Dama en 1897.
Esta moneda tiene una gran importancia para la historia de Petrer porque es la más antigua del periodo romano recuperada en su término municipal. En el anverso de esa pieza aparece la cabeza laureada del Emperador con el nombre de Augusto y en el reverso los nombres de Cayo Papirus y Cayo Terencio, dos funcionarios municipales de esa colonia, así como la imagen de un templo dedicado al Dios Juno.
Unos meses más tarde, esa moneda romana de bronce cedió el espacio de la vitrina a un Silbato Andalusí que fue hallado por Lidia Bravo y Rodrigo Miralles, a finales del pasado año 2020, en la Rambla de Puça, a la altura del Molino de la Reja. Se trata de un silbato de cerámica que, cronológicamente, se sitúa entre el siglo XI y mediados del XIII. Es una pieza singular, bien conservada y de gran valor histórico.
Como dato anecdótico cabe destacar que la hija de Lidia y Rodrigo lo colocó como un elemento más en el Belén de Navidad por la forma de vaca o buey que tiene el silbato.
En estos momentos, en la vitrina “Nuevas incorporaciones al museo” se expone un conjunto de arcabucería y trabuco que fue donado, el pasado mes de mayo, por José Antonio Bernabé Pérez. Un arcabuz que data de 1860 y que fue creado a partir de un fusil reglamentario del ejercito español, modificado por artesanos de Caudete.
El trabuco se complementa con una caldereta, lo que en la actualidad denominamos cantimplora, sobres de papel, caja de pistones, guantes y saco de aspillera para guardar el trabuco y la caldereta.
Pero no todas las donaciones se pueden mostrar en esa vitrina, la mayoría de ellas son catalogadas, guardadas y depositadas en el almacén del museo. Desde que abrió sus puertas por primera vez el Museo Dámaso Navarro, son muchas las piezas y objetos que han sido donados por vecinos de nuestra localidad, la mayoría de ellas son de carácter etnológico.
Algunas forman parte de la exposición permanente de la sección de Etnología de las actuales dependencias museísticas y otras se encuentran en las casas-cuevas.
Entre las que están almacenadas, podemos encontrar máquinas de coser, planchas de carbón, un melero, muebles pequeños, vestimenta, enseres de cocina e, incluso, maquinaria de una imprenta que fue donada, recientemente, por los hermanos Tortosa de Gráficas Arenal.
También, entre todas esas donaciones, cabe subrayar el melero de mediados del siglo XX que donó Francisco Villasescusa Sánchez. Una máquina para extraer miel que se inventó a finales del siglo XIX.
