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miércoles, 24, abril, 2024
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Libertad, un buen nombre para una gran mujer

Por: Mari Carmen Rico Navarro

La noche de reyes de 1919, hace ahora 103 años, nacía en Petrer María Libertad Brotons Andreu, una mujer activa, luchadora y, sobre todo, entusiasta. Su vida está cuajada de capítulos tan inverosímiles y situaciones tan extraordinarias, que bien podían dar pie y argumento a infinidad de historias. Ilusiones, frustraciones y emociones de una mujer que vivió intensamente y que siempre profesó un gran cariño por su pueblo y su gente. Su vida estuvo jalonada de infortunios y sorpresas que supieron dar cuerpo a un nombre… Libertad.

Comenzó a trabajar muy pronto, con tan solo 12 años, y su primer trabajo fue en la fábrica de calzado de Francisco Agatángelo Soler en Cuatro Vientos que fue incautada durante la Guerra Civil y pasó a confeccionar prendas militares. Por la noche acudía a la escuela particular de Feliciano Montesinos el Vegetariano y después fue a las clases nocturnas en las Escuelas Graduadas con el maestro Manuel Caparrós quién le gestionó una beca, por dos veces consecutivas, con el fin de que cursara los dos primeros años de Bachiller Elemental.

Tras la contienda fue acusada de pertenecer a la CNT y a las Juventudes Libertarias, de participar en requisas en la iglesia, de ser miliciana amarada y de formar parte del grupo de teatro de las Juventudes Socialistas, que recorría la provincia representando la obra de Alejandro Casona Nuestra Natacha. Al finalizar la Guerra Civil, fue encarcelada durante cuatro años, merced a una denuncia falsa por algo que ella no hizo. Obtuvo la libertad condicional en 1943 y el 25 de mayo de 1947 se le concedió el indulto. A pesar de su periplo por distintas cárceles (Monóvar, Reformatorio de Alicante, Málaga) nunca guardó rencor a nadie y supo mantener buena relación con aquellos que la habían marginado por su condición política.

Libertad tenía una facilidad natural para la escritura. Le gustaba contar historias y desde muy joven logró entusiasmar a los lectores con sus cuentos que publicó, a mediados de los años 50, en la editorial Bruguera, bajo el seudónimo de Marily Broan, acrónimo formado por su nombre y dos apellidos. Cuentos llenos de imaginación con títulos tan sugerentes como La ardilla azul, En el reino de las estrellas, El prado de las esmeraldas, El farolito de oro y El rubí mágico vieron la luz en las páginas de esta conocida editorial. Siempre se sintió feliz por colaborar en las revistas de la Virgen y en la de Moros y Cristianos. A menudo recordaba que el poeta Enrique Amat coordinador y alma mater de 1940 a 1960 del programa de fiestas de la Virgen del Remedio, le ofreció a ella que también era poeta y buena escritora, colaborar en el mismo, uniéndoles siempre un profundo respeto y afecto. Por cierto, muchos de sus escritos los firmaba como Marilí, o Marily.

Siempre estuvo implicada en movimientos sociales y culturales del pueblo y su inquietud y actividad le ayudó a superar los obstáculos que le habían puesto en su camino.

Su amor por la fiesta y su compromiso con la comparsa Vizcaínos hizo que en 1957 se pusiese en contacto con el Ayuntamiento de Bilbao para recabar información sobre el traje que luciría con motivo de su reaparición en la fiesta el año siguiente.

En la década de los 70 colaboró en la revista Polen editada por el Club de la Juventud y durante dos años tuvo una sección fija en El Carrer. Publicó en el boletín que editaba el Consejo Asesor de la Tercera Edad Nosotros.

Durante once años fue miembro de la Junta de Gobierno del Hogar del Pensionista, actuó durante dos años como relaciones públicas y estuvo dos años como vicepresidenta de la asociación Cultura y Ocio para la Tercera Edad.

Libertad se quedó viuda, se hizo mayor y se fue a vivir al asilo de Novelda. Durante su estancia allí fue muy querida por sus compañeras y por las monjas y, aunque se sentía muy a gusto, su ilusión era volver a su querido Petrer. Por fin pudo ser y con su llegada a La Molineta vio cumplido su sueño a la vez que entraron nuevos aires en nuestra residencia. Todavía recuerdo cuando Juli Rico, la directora de este centro del que los petrerenses nos sentimos tan orgullosos, me dijo “Estem veient de portar a Libertad” y por fin pudo ser. Otra vez estaba en su querido pueblo.

A pesar de sus múltiples dolencias siempre fue una mujer optimista y, hasta que pudo, nunca faltó a su cita con San Bonifacio o a cualquier evento importante para Petrer y sus gentes.

Libertad también tenía unas manos especiales para las manualidades, pintaba cuadros con las más variadas técnicas que podamos imaginar o bien realizaba una pequeña obra de arte con el material más humilde y sencillo, valiéndose de sus pequeñas, pero a la vez agraciadas manos. Unas manos y una inteligencia natural que no podían parar ya que siempre estaba inventando y plasmando lo que su inmensa imaginación le dictaba.

Los Reyes Magos de Oriente la trajeron y su querido San Bonifacio se la llevó. Fue el 14 de mayo de 2015 cuando nos sorprendió la triste noticia de su muerte. Acababa una vida que daría, sin duda, para un buen guión cinematográfico, y seguro que en el cielo tendrá cerca de ella papel en el que poder escribir y plasmar todas sus vivencias que fueron muchas y muy intensas, también tendrá una amplia biblioteca que organizar como lo hizo en La Molineta, y también cualquier tipo de material, no importa el que sea, con el que podrá dejar muestra de su inagotable imaginación y creatividad.

Liber a lo largo de tu intensa vida supiste convertir las adversidades en oportunidades y el infortunio en crecimiento personal, aquí te echamos de menos y tu recuerdo sigue vivo.

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