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viernes, 26, abril, 2024
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“Doña Manolita”, una innovadora de la indumentaria festera

Por: Amparo Blasco Gascó

Innovación, originalidad, lujo y colorido fue lo que aportó Manuela Tordera Vidal, conocida por todos como “Doña Manolita”, a las Fiestas de San Bonifacio, siendo una mujer adelantada a su tiempo que logró romper con muchos estereotipos de la indumentaria festera.

Manuela Tordera Vidal, conocida por todos como “Doña Manolita”, fue Maestra de Escuela algunos años en el Valle de Arán, para después ejercer la docencia en Alicante y Albatera hasta llegar a Petrer para dar clases en el antiguo Colegio Primo de Rivera.

Fue en su etapa como docente en nuestra localidad cuando empezó su “aventura” en el mundo de la indumentaria festera, primero solo bordando algunas piezas y, unos años después, diseñando y dirigiendo, principalmente, trajes de abanderada pero, también, de rodelas, de algún capitán y de algunas filas.

Sus trajes de abanderadas marcaron un antes y un después en las Fiestas de Moros de Petrer, convirtiéndose en un referente de las Fiestas de San Bonifacio.

Fue pionera en el mundo de la moda festera, rompió con muchos estereotipos e introdujo el colorido y el lujo en la indumentaria de las Fiestas que, cada mes de mayo, los petrerenses celebran en honor del Santo Patrón.

“Doña Manolita” fue una mujer muy guapa y adelantada a su tiempo, llamaba la atención por donde pasaba por su forma de vestir, destacando sus zapatos de plataforma y sombreros, complementos que en aquella época, años 40 y 50 del pasado siglo, no eran nada habituales en nuestra localidad.

Y, en el mundo festero, fue una gran innovadora, introduciendo elementos de la indumentaria nunca vistos.

Entre ellos destaca, el traje de la abanderada de la comparsa Tercio de Flandes del año 1941, Conchita Maestre “La Rebollà”, por ser el primer traje largo para las Entradas Cristiana y Mora. Hasta ese momento, las abanderadas a caballo lucían trajes de estilo guerrilla.

Un diseño que causó gran sensación entre los festeros y no festeros de Petrer, hasta el punto de que durante esas Fiestas de San Bonifacio no se hablaba de otra cosa.

La primera capa larga de un traje de guerrilla también fue un diseño de “Doña Manolita”, concretamente, para la abanderada de la comparsa Flamencos del 1954, Pilar Villaplana Brotons. Lo habitual en esa época eran las capas cortas, más o menos, hasta medio muslo.

Asimismo, fue pionera a la hora de incorporar la toga, tipo catedrático, a un traje de gala de abanderada de la comparsa de Estudiantes, concretamente, el que diseñó para su hija Marlen Manzanera, antes ya había creado algunas «togas» pero para trajes de guerrilla.

Todo ello fue posible a su gran talento y a su mente creativa para diseñar la indumentaria festera, aportando originalidad y belleza a las Fiestas de San Bonifacio.

Son bastantes los trajes de abanderadas que muchos petrerenses guardan en su retina como el que lució Pilar Navarro, Abanderada de la Comparsa Tercio de Flandes, en un tono azul noche y plata así como el de su hermana Paquita que fue la primera Abanderada que no salió a caballo en las Entradas sino en una carroza.

“Doña Manolita” creó escuela, siendo uno de sus discípulos el prestigioso diseñador Alberto Montesinos Villaplana quien la recuerda con mucho cariño y guarda como “oro en paño” algunas de las pasamanerías y otros adornos que le regaló su “maestra”.

Dicen los que la conocieron que era una persona recta, con un carácter un tanto hosco, quizá por su problema de audición, pero también muy respetada y querida y, además, sarcástica y con la que uno se podía reír mucho.

Eso sí, no era persona que aceptara sugerencias u opiniones sobre sus creaciones. Si en su privilegiada mente, había imaginado el traje de abanderada, que más tarde había plasmado en papel, de color rojo, no había nadie que le convenciera para que fuera azul o verde. Tenía que ser como ella lo había guardado en su mente y si no era así, no había traje de abanderada, aunque tuvo que ceder en algunas ocasiones a los deseos de la abanderada.

Estuvo hasta el último momento de su vida al pie del cañón, a pesar de que debido a una enfermedad de los huesos se le fueron deformando las manos, llegando al punto de no poder ni coger una aguja.

Lamentablemente, sus ojos no pudieron disfrutar de sus dos últimas creaciones de trajes de abanderadas ya que falleció unos meses antes de las Fiestas de Moros y Cristianos de 1988.

Concretamente, sus dos últimas creaciones fueron para la abanderada de la comparsa Moros Nuevos, Alicia Guillén Poveda, y la de los Moros Fronterizos.

En definitiva, fue una mujer que revolucionó la costura festera tan solo con agujas e hilo, tijeras y telas que compraba en Madrid, Barcelona o Valencia, siendo también pionera en esto, ya que fue la primera en salir de Petrer y la provincia para encontrar las telas que ella había imaginado en su mente.

Dentro de unos días, el 20 de enero, “Doña Manolita” hubiera cumplido 112 años y sus diseños siguen siendo un referente en las Fiestas de Moros y Cristianos.

El pueblo de Petrer reconoció su gran aportación a las Fiestas de San Bonifacio dedicándole una calle de la zona residencial San Jerónimo, calle Modista Manolita Tordera.

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