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viernes, 3, mayo, 2024
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LA DIANA, HISTORIA Y SENTIMIENTOS

¿Qué es la Diana? Ésta podría ser una buena introducción de este artículo. La Diana es una experiencia distinta a lo que estamos acostumbrados a vivir en nuestras queridas Fiestas de Moros y Cristianos de Petrer.

No es un invento reciente, las encontramos en programas de fiestas de Petrer que, por supuesto, eran manuscritos. El 13 de mayo de 1880 tomaron parte las bandas de Elda y Onil. En 1887, el mismo 13 de mayo a las 5 de la mañana, consta que se celebró. Incluso en 1890 tuvo lugar la más madrugadora a las 4 de la mañana, para posteriormente a las 5 celebrar el desfile. Y así sucesivamente hay constancia escrita en los programas de 1918, 1922 y 1928.

No sabemos exactamente la razón por la que dejaron de celebrarse estos actos, pero lo cierto es que a las dianas de los días 13 y 14 le seguían los desfiles por la mañana, entre las ocho y las nueve. Y hay que reconocer que aquello requería valor.

Más recientemente en 1996 los Marinos, con motivo de su centenario, hicieron una diana. Los Estudiantes la disfrutan desde el mandato de Paco León (1997-2001), y los Moros Nuevos desde 2014, siendo presidente Miquel Campello.

La Comparsa de Labradores se suma este año, con motivo del 75º aniversario y para el disfrute de todos, regalo de una festera labradora. Disfrutemos de la música de la zona de la Montaña en estado puro, con piezas del alcoyano Camilo Pérez Monllor, El K’sar el Yedid, y de los contestanos: José Pérez Vilaplana, Segrelles; de José Insa Martínez, Luis Sáez, y de Francisco Valor Llorens, Al Cel, a la sazón director del pasodoble Petrel de este año.

Descrito el contexto histórico, hablemos del sentimiento. Para entrar en situación, podríamos decir que es un acto que requiere el esfuerzo de madrugar el domingo de fiestas y estar a primera hora de la mañana vestidos con traje de guerrilla y listos para desfilar. Superada esta primera barrera psicológica, pasamos al convencimiento de “yo voy a la diana”.

A partir de ahí, todo es maravilloso. Cerremos los ojos e imaginemos: son las 07:45 horas, nos echamos a la calle en una preciosa mañana azul de primavera, la sombra del Cid se proyecta sobre Leopoldo Pardines, el ambiente es fresquito, los árboles de la Plaza de España, desprendiendo esa embriagadora fragancia que es una delicia, las calles limpias y recién regadas. Ni un alma por la calle, excepto cuatro chicas que se dirigen presurosas a maquillarse. Los festeros comienzan a arremolinarse, con una expresión de cara que sobran las palabras, y que delatan el cansancio acumulado tras varios días de fiesta pero, al mismo tiempo, henchidos de gozo por todo lo vivido hasta ese momento. Los últimos músicos, instrumento en ristre, acudiendo puntualmente a la cita.

Por arte de birlibirloque la banda forma, los festeros se alinean, los comentarios de compañeros de batallas cesan. Está todo preparado y súbitamente comienzan a sonar los primeros compases de un pasodoble dianero. El ritmo cardíaco aumenta las pulsaciones encajando esa nueva impresión, pongamos que sea, por ejemplo, Tayo, premio de Composición en Alcoy, del maestro murero Francisco Esteve Pastor. Música grandiosa, pausada, que te envuelve y recorre todo tu cuerpo. Respiras, comienzas a marcar el paso, la mirada perdida en el final de la calle. De repente te vienen recuerdos de personas con quienes a lo largo de tu vida o andadura festera has compartido emociones, e ilusiones, pero que el Señor dispuso llamarlos a su lado y, de repente, se te pone un nudo en la garganta y brotan unas lágrimas… Pero pasados esos segundos, respiras, te sobrepones y piensas aliviado, “vivamos con intensidad este momento y rindámosles homenaje, porque si ellos estuvieran aquí lo compartiríamos juntos”.

José Milán Amat, Presidente Comparsa Labradores

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