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viernes, 19, abril, 2024
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SAN ISIDRO Y PETRER

El pueblo de Petrer cuenta desde el año 1943 con una imagen de San Isidro Labrador (Madrid, 1082-1172), que se encuentra en la ermita de San Bonifacio, en la primera capilla lateral izquierda, según entramos en la misma. La descripción del acto de su bendición nos la ofrece el sacerdote D. Vicente Marhuenda en el libro manuscrito Datos interesantes de la parroquial iglesia de San Bartolomé Apóstol de la villa de Petrer, en el que se consigna la actividad religiosa de Petrer durante los años 1939-1946. En este manuscrito Marhuenda describe, con un lenguaje muy propio de la posguerra y del bando vencedor, los hechos acaecidos en la parroquia entre 1941 y 1943 y, entre ellos, consta que la bendición de la imagen de San Isidro tuvo lugar el día 15 de mayo de 1943, tres años antes de que se fundara la comparsa.

Así pues, estamos en el año 1943, y en nuestra fiesta todavía no existía la comparsa de Labradores, pero lo sí cierto es que nuestro querido pueblo era eminentemente agrícola. El 15 de mayo de ese año, festividad de San Isidro Labrador, a las 8 de la mañana se inició el acto de la bendición del santo. La crónica de ese día tan especial nos cuenta que todos los labradores de nuestro término, limpios y alegres, se dirigieron a su casa social, en la calle Gabriel Payá. En el salón de conferencias, ricamente adornado con terciopelos rojos, se colocó el anda que llevaba la humilde figura de un labrador que supo hacerse inmortal buscando en la tierra sus enseñanzas de cielo.

La gente llenaba la calle, cuando los rayos primeros del brillante sol de la mañana, reflejaban en la cruz que presidía al clero parroquial. Había llegado el momento de bendecir con toda solemnidad la imagen de este santo, un labrador mozárabe, que pasaría en lo sucesivo a formar parte de la devoción popular. Consagrada la imagen, y después de escuchar el himno nacional, la romería se trasladó a la iglesia de San Bartolomé apóstol, donde se ofició la misa, en la que el sacerdote hizo resaltar “la necesidad de que el campo mire a Dios, como hiciera San Isidro”.

Por la tarde, las autoridades, acompañadas de la Junta de la Hermandad de Labradores y Ganaderos, y multitud de labradores, con 103 chicas con traje regional, se dirigieron al templo parroquial para iniciar la procesión solemne de traslado hasta la ermita de San Bonifacio.

La crónica nos cuenta cómo las calles, plazas y balcones por donde transcurrió la procesión eran insuficientes para contener a las personas que la contemplaban. Al llegar a la explanada de la ermita, colocaron la imagen de San Isidro de cara al pueblo y Dª. Pura Villaplana Sanbartolomé, como secretaria de la Hermandad, leyó unas cuartillas sobre la ofrenda de frutos y animales que los labradores de Petrer hacían al santo. A continuación, los siete alcaldes de las siete partidas de nuestro término, en un emotivo acto, ofrecieron un saquito de tierra de sus respectivas partidas, que se guardaron en un cofre. Después de unos emocionantes vivas al santo y a Petrer, se dirigieron a la casa social de la Hermandad.

Hasta aquí la historia de cómo fue la bendición de la imagen que fue adquirida por laHermandad de Labradores y Ganaderos. Es de escayolapolicromada y se hizo en el taller de imaginería religiosa Reixac Campanyà en Barcelona. El patrón de los agricultores va vestido de campesino y porta en su mano derecha una aguijada y en su mano izquierda, plegada sobre el pecho, un manojo de espigas de trigo entremezcladas con alguna flor, el día de la romería suelen ser amapolas; también lleva un pequeño zurrón cruzado a su torso en el que guardaría las simientes para la siembra. Es de destacar el semblante amable y sencillo de su rostro, que lo convierten en un santo amigo y próximo. A los pies del santo y sobre una peana de madera, separada de la imagen, un ángel tira de dos bueyes que están arando la tierra, recreándose en esta escena uno de los milagros que se le atribuyen.

Los saquitos con la tierra de las siete partidas rurales de Petrer siempre acompañaron al santo y se encontraban debajo de su capilla en el interior de un pequeño cofre de madera que todavía se conserva, aunque ahora vacío. En 2010, Paco Iborra Caixeta, mayordomo de San Bonifacio durante veinticuatro años y festero de la comparsa Labradores, tuvo la feliz iniciativa de ocuparse y renovar los saquitos que contenían la tierra que se habían deteriorado por el paso del tiempo, pensando también que había que darlos a conocer y sacarlos a la luz, para que fueran más visibles se colocaron sobre el altar. Con este objeto construyó un pequeño expositor de madera con siete huecos y con una tapa de cristal. Los saquitos de tela blanca con el nombre de los campos de Petrer bordados en rojo que se conservan, tal como se hicieron en 1943, son los de L’Avaiol, Puça y Salinetes y los que se hicieron nuevos debido a las pésimas condiciones en que se encontraban fueron los de Caprala, Catí, Huertas, Pedreres y Palomaret. Se da la circunstancia que, aunque hay siete huecos, en uno de ellos se guardan dos saquitos: los de las partidas de las Huertas y Pedreres, por lo tanto, es la tierra de ocho partidas rurales la que arropa al santo. De la confección y del bordado de los saquitos nuevos se encargó Ángeles Yepes.

La comparsa Labradores fundada en 1946, conserva la esencia de lo que ha sido Petrer a lo largo de la historia y hasta mediados del siglo XX, un pueblo eminentemente agrícola. Su presencia en la fiesta, nos hace recordar nuestros orígenes. Unos orígenes que, como no podía ser de otra manera y como buenos Labradores que son, están unidos al santo que veneran los campesinos: San Isidro Labrador.

Sin duda, uno de los principales rasgos que definen a la comparsa Labradores es la devoción que profesa al santo al que el papa Juan XXIII declaró mediante bula, en 1960, como santo patrón de los agricultores españoles. Es el patrón de algunas ciudades españolas, entre ellas Madrid. El acta fundacional de la comparsa Labradores manifiesta que la base fundamental de su existencia es honrar a San Bonifacio y a San Isidro Labrador.

Desde el primer año de su integración en la fiesta los Labradores participaron en la tradicional romería en honor al santo, instituida posiblemente en 1944, un año después de que se bendijera su imagen, y dos años antes de formarse la comparsa. Si hay algo que caracteriza a la agrupación festera más joven del bando cristiano es la romería de San Isidro y el Día de la Hermandad. Hasta el nacimiento de la comparsa en la romería participaban los agricultores de Petrer. En 1966 la romería de San Isidro se celebró por última vez por desacuerdos surgidos entre la directiva de la comparsa Labradores y la Cooperativa Agrícola. La romería hasta 1966 se hizo el día de San Isidro, 15 de mayo, por la tarde. Posteriormente, las modificaciones introducidas en las fiestas de Moros y Cristianos, al pasarlas a fin de semana -por lo que dejaron de terminar el día 15, fiesta de San Isidro- hicieron inviable la recuperación de la romería tal como se celebró durante algo más de veinte años. La desaparición en 1966 de la romería fue la principal razón por la que en 1967 se instituyó el Día de la Hermandad. Fue en 1992, con motivo del 25 aniversario de ese día tan especial para los Labradores, cuando el presidente de la comparsa, José Martínez, realizó las gestiones necesarias para recuperar la romería, con gran aceptación general, aunque no coincidiera con el 15 de mayo. Y, desde entonces, se celebra siempre el Día de la Hermandad. Esta manifestación religioso-festiva está hoy más viva que nunca.

El patrón del agro español está representado en el callejero de Petrer. La calle San Isidro Labrador se aprobó en sesión plenaria del 15 de noviembre de 1963, una vez estudiada la solicitud de los vecinos residentes en las calles cuya construcción se había iniciado “y que desde el campo vienen a confluir en el llamado camino de Salinetas”. Esta calle es paralela a San Francisco de Asís y perpendicular a El Greco, Pintor Sert y avenida de Salinetas.

El 9 de abril de 2022, cuando ya habían pasado 79 años del día de la bendición de la imagen tuvimos la suerte de revivir de una forma muy parecida el momento histórico que tuvo lugar en 1943, con la bendición del banderín de San Isidro, que ha regalado a la comparsa Loli Vicedo. Y fue, como si no hubiese pasado el tiempo.

La devoción por San Isidro sigue siendo la misma, pero eso sí ahora incrementada por la de pertenecer a una comparsa que nació en 1946 y hoy mantiene viva su ilusión y sus sueños festeros.

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