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jueves, 18, abril, 2024
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Restauración del Escudo de Puñonrostro

Por: Amparo Blasco Gascó

Declarado Bien de Interés Cultural, máxima figura de protección para un bien patrimonial de este tipo, el Escudo de Puñonrostro, esculpido en la fachada principal de la parroquia de San Bartolomé, está a la espera de ser objeto de una intervención integral centrada en labores de limpieza, restauración y conservación

El Escudo de Puñonrostro preside el portón de la fachada principal de la parroquia de San Bartolomé, Apóstol, ubicada en la Plaça de Baix, frente al edificio del Consistorio.

Con una ornamentación y decoración recargada propia del siglo XVIII, está colocado sobre un manto representativo de la Grandeza de España, recogido a un lado y al otro con grandes lazadas. El manto sale de la corona y, dentro de ésta, sobre la parte central del escudo y como apoyo, aparece un animal salvaje a modo de lobo u oso.

Como adornos externos se labran lambrequines o guirnaldas que rodean el escudo mientras que, en el interior, el escudo aparece dividido en cuatro partes o cuadrantes y escudón central o sobrescudo, donde están representadas las familias nobiliarias que entroncan con el Conde de Puñonrostro.

El primer y tercer cuadrante corresponden a los linajes de la familia Coloma y la de Calvillo, representadas por palomos y cruces, respectivamente, el segundo a los Borgia, destacando en él el motivo del toro, y el cuarto al linaje a los Corella, identificado con una campana.

Todo ello conforma el Escudo de Armas de Francisco Javier Arias Dávila Centurión, IX Conde de Puñonrostro, IX Conde de Elda, VIII Conde de Anna, VII Marqués de Noguera, III Marqués de Casasola, Señor de Petrer y Grande de España.

Este escudo está ubicado en la fachada principal de la parroquia de San Bartolomé porque Francisco Javier Arias Dávila Centurión fue el impulsor y patrocinador de la obra del nuevo templo parroquial junto con el Obispo de Orihuela de aquella época, José Tormo.

No hay que olvidar que ambos firmaron un acuerdo por el que el IX Conde Puñonrostro se comprometía a colaborar económicamente, cada año, para el mantenimiento de las iglesias parroquiales de Petrer, Elda y Salinas.

Fue en 1777 cuando se encarga el proyecto de una nueva iglesia para Petrer al arquitecto Ventura Rodríguez, aunque fue uno de sus discípulos, en concreto, Francisco Sánchez, quien asumió la proyección del nuevo templo de Petrer.

En la primera fase de construcción de este templo, entre 1779 y 1783, fue cuando se esculpió en la fachada principal, sobre la puerta de entrada, el escudo familiar del Conde de Puñonrostro.

Restauración del Escudo

En la actualidad, según ha explicado el director del Museo Dámaso Navarro, Fernando Tendero, el escudo presenta un estado de conservación precario debido a la erosión propia de los efectos atmosféricos y a la erosión y pérdida de varios elementos heráldicos, sobre todo en la corona.

Son varios los deterioros que se han detectado tras la realización de un análisis pormenorizado de los daños del blasón, entre ellos, suciedad adherida a la piedra por la contaminación ambiental, pérdida de florones y perlas en la corona y erosión en muchos de los elementos del escudo como la figura zoomorfa, manto, lazadas y elementos heráldicos.

Con el fin de salvaguardar y preservar este escudo, declarado Bien de Interés Cultural desde que entró en vigor la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, el Ayuntamiento de Petrer ha presentado un proyecto de intervención integral en el escudo del IX Conde de Puñonrostro, que incluye labores de limpieza, restauración y conservación, a la administración autonómica para que subvenciones esa actuación.

Un proyecto en el que se propone la limpieza mediante un proceso mecánico de cepillos y agua destilada, reintegración de los elementos que faltan con réplicas realizadas con mortero y áridos, tanto en las partes perdidas como de las erosionadas, pintándolas siguiendo los tonos cromáticos de la piedra original y recuperando la volumetría original del escudo, finalizando la actuación aplicando un consolidante a todo el escudo para favorecer la conservación del mismo.

Francisco Javier Arias-Dávila Centurión

Hijo de Diego Arias-Dávila y de Isabel Leonor de Centurión, Condes de Puñonrostro, heredó ese título nobiliario tras el fallecimiento de su padre en 1761.

Culto, devoto y de espíritu ilustrado, constituye un ejemplo de la nobleza ilustrada de su tiempo, que compaginó el cultivo de las artes con la preocupación por el buen gobierno de sus estados, a los que, a pesar de su absentismo y lejanía, giró visita en varias ocasiones, interviniendo de forma directa en su gobierno.

Ocupó, entre 1752 y 1783, el Sillón V de la Real Academia Española. En 1778 ingresó como académico en la de Bellas Artes de San Fernando. Su vinculación a los círculos académicos de la Corte, su preocupación por la salud espiritual de los habitantes de sus estados y el patronazgo religioso sobre las iglesias parroquiales de las villas del condado de Elda, le permitieron plasmar las disposiciones regias en cuanto a la construcción de nuevos templos parroquiales, mediante el encargo de los proyectos para la construcción de los nuevos templos de Elda y Petrel a los arquitectos Ventura Rodríguez y Francisco Sánchez, discípulo aventajado del anterior, respectivamente. Fallecido sin descendencia el 17 de septiembre de 1783, le sucedió en la posesión de los títulos nobiliarios su primo segundo, Juan Bautista Centurión y Velasco, Marqués de Estepa y Conde de Fuensalida

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