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martes, 30, abril, 2024
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Las yeserías, patrimonio industrial caído en el olvido

Texto: Amparo Blasco Gascó

A pesar de que hace casi un cuarto de siglo, el historiador local, Bonifacio Navarro, advirtió del peligro de desaparición de algunos hornos de yeso que tuvieron su punto más álgido durante la primera mitad del pasado siglo XX, lo cierto es que, a día de hoy, es casi imposible poder restaurar y conservar los que se encontraban en un estado aceptable, como es el que está ubicado en la ladera del monte “Els Altets de l´Algepsars”

Hace más de dos décadas, el historiador local, Bonifacio Navarro, realizó un estudio en el que llegó a catalogar más de 20 hornos de yesos, a lo largo y ancho del término municipal de Petrer, algunos de ellos en buen estado, por lo que era importante conservarlos y ponerlos en valor como parte del Patrimonio Industrial de nuestra localidad.

Los más importantes estaban situados en el área triangular que forman Santa Bárbara-Bassa El Moro-San Rafael, ya que esta zona reunía las condiciones más óptimas para ubicarlos: existía materia prima y estaban muy cerca del pueblo.

También destacaba, entre todos ellos, una yesería con cuatro hornos que se construyó entre El Reventó y la Lloma Badà y que estuvo en activo hasta finales de los años 60, principios de los 70.

Otros hornos, que Bonifacio Navarro localizó en el amplio término municipal de Petrer, destinados a la producción de yeso, probablemente para la construcción de casas de labranza que se encontraban en las partidas rurales de El Ginebre, Rabossa, Caprala, Colegiales y L´Avaiol.

Los vestigios de estas infraestructuras demuestran, según confirmaba el autor de ese estudio, que la explotación del yeso en Petrer vivió su mayor auge durante la primera mitad del pasado siglo XX puesto que no hay que olvidar que la posición neutral que mantuvo España durante la I Guerra Mundial favoreció el crecimiento de la industria y de la construcción.

Además, en ese mismo estudio, alertaba del peligro de desaparición de esas yeserías, especialmente las que se conservaban bien, si no se actuaba para protegerlas tanto por el paso del tiempo como de posibles actos vandálicos.

Sin embargo, tal y como recoge en un reportaje que realizó el que fuera director de este semanario y de Radio Petrer, Héctor Navarro, publicado en septiembre de 2007 en El Carrer, casi una década después del estudio de Bonifacio Navarro, la Oficina Técnica de Urbanismo había abierto un único expediente por el quedaba protegido a todos los efectos sólo uno de los 21 hornos catalogados, en concreto, el que está situado en la ladera del monte “Els Altets de l´Algepsars”, entre los barrios de El Guirney y San Rafael, más o menos frente a la puerta principal antigua del Cementerio Municipal.

En ese momento, septiembre de 2007, parte de la cúpula del horno se había hundido y para protegerla decidieron colocar unas chapas metálicas, mientras que la entrada a la boca inferior estaba repleta de suciedad y desperdicios y, en su interior, entre otros trastos, había un par de sillones.

Este horno, al que se accede por una senda que asciende por la parte posterior taller de mármol ubicado en la avenida Presbítero Conrado, podía llegar a apilar en su interior unas 50 toneladas de piedra que se extraía de una cantera cercana. Dentro del horno, formando bóveda, primero se iban colocando las piedras de mayor tamaño y después las más pequeñas, se añadían gavillas de leña y se prendía fuego que permanecía encendido entre 10 y 12 horas de manera ininterrumpida.

Una vez apagado el fuego, se vaciaba el horno y la piedra calcinada se transportaba en capazos hasta la era para triturarla, envasándose en sacos o capazos el fino polvo blanco para la venta.

Era una actividad muy importante para la economía de nuestra localidad puesto que gran parte de la población dependía, directa o indirectamente, de ella. A los hombres que trabajan en las yeserías, había que sumar los que se desplazan a buscar leña al monte, así como los carreteros.

A día de hoy, prácticamente, no queda ni un horno en pie en buen estado. De los dos que “sobreviven” parte de su arquitectura, uno se puede decir que hay que recurrir a la imaginación para tener una idea que lo que pudo ser puesto que su cúpula se ha caído por completo y lo único que ha quedado en pie es alrededor de treinta centímetros de la pared.

El segundo horno, a escasos metros del primero, mantiene, más o menos, un cuarto de la cúpula y parte de la pared que, en ambos casos era circular, así como la boca por la que lo encendían.

Otros restos que encontramos en la actualidad son, unas pocas piedras de las paredes de una pequeña casa en la que comían y dormían los trabajadores junto a la cantera de la que extraían la piedra para “fabricar” yeso. También, algunos restos de la zona en la que molían las piedras quemadas y polvo impuro que sacaban del horno una vez se había enfriado tras doce horas de cocción. Y, junto al área de moler, las piedras de lo que fue una pequeña vivienda de dos alturas, utilizada por los trabajadores.

Esta yesería era una de las más importantes del término municipal de Petrer, al igual que la que se encontraba donde hoy se levanta el centro comercial, de la que quedan muy pocos restos puesto que se la llevó por delante, primero la construcción de la autovía y, posteriormente, esa gran superficie comercial.

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