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jueves, 25, abril, 2024
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PETRER SALUDA A ISABEL II

Por: Mari Carmen Rico Navarro. Cronista oficial de la villa de Petrer

Un 25 de mayo de 1858, hace ahora 165 años, el pueblo de Petrer acudió a una cita con la historia de la provincia de Alicante, e incluso de España. Ese día la reina Isabel II (Madrid, 1830 – París, 1904), acompañada de su esposo el rey don Francisco de Asís, de la infanta Isabel y del príncipe de Asturias, inauguraron oficialmente la línea ferroviaria Madrid-Alicante que permitió por primera vez comunicar Madrid con un puerto de mar.

Las obras de construcción de la línea férrea habían dado comienzo en 1853 dándose por concluidas a finales del año 1857. En enero de 1858 el primer convoy ferroviario circuló entre Almansa y Alicante, entrando en funcionamiento el 15 de marzo de ese mismo año. Pero como hemos dicho no sería hasta el 25 de mayo de 1858 cuando se procedió a su inauguración oficial.

El cronista alicantino Juan Vila y Blanco (Alicante, 1813-1886) en su libro Isabel II en Alicante, escrito y publicado en 1858, describió el paso de la comitiva real por todos los pueblos, afirmando en el caso de Petrer que hasta las vías se acercó todo el vecindario. Como es lógico el tren no paró, pero allí estuvieron presentes el Ayuntamiento, el clero, los militares que se presentaron para recibir a su majestad con banderas nacionales, acompañados de música y disparando morteretes, desde que se divisó el tren hasta que despareció.  Petrer tenía dispuestas dos comparsas, una de Moros y otra de Romanos que habrían disparado salvas a modo de saludo con arcabuces en honor a los monarcas al pasar el ferrocarril en el que viajaban hacia Alicante. Sin embargo, por orden expresa del gobernador civil de la provincia, y para evitar posibles accidentes y debido al estruendo que podían causar, la salva regia de arcabucería fue prohibida taxativamente.

El vecindario de Petrer, presidido por su Ayuntamiento y demás autoridades, caso del clero, militares y personas invitadas, se desplazó hasta Elda para ver pasar y saludar a los reyes. Vila y Blanco apunta una ausencia destacada en esa manifestación de júbilo, se refiere a la del eclesiástico Bartolomé Verdú, de Petrer, al que conoció en el seminario de San Miguel de Orihuela, y que no pudo estar a causa de su fallecimiento.

Como en el proyecto inicial no se contempló la construcción de estación en Elda, la autoridades y vecinos de ambos pueblos se dirigieron a un punto situado a la salida del túnel que cruza la sierra de la Torreta, disponiéndose a ambos lados de la vía para saludar a la familia real. Allí, los eldenses habían levantado un arco triunfal, a modo de arquitectura efímera, decorado con ramas verdes de taráis, flores y banderas nacionales.

A pesar de la prohibición de disparar arcabuces el pueblo de Petrer se desplazó hasta las vías portando numerosas banderas nacionales, saludando a su paso a la familia real y demás miembros del gobierno que acompañaban a los reyes. Desde que el convoy real apareció por la boca del túnel de la Torreta el tronar de morteretes acompañó el paso de la comitiva hasta que desapareció en la lejanía camino de Monóvar. Por cuestión de protocolo y de cumplimiento de la agenda el tren aminoró la velocidad, pero sin detenerse, para que los reyes y la infanta Isabel pudieron asomarse por las ventanillas del vagón real y saludar a las corporaciones municipales y vecinos de Petrer y Elda dispuestas a ambos lados de la vía.

Al besamanos del día 26 de mayo en Alicante acudieron ilustres personalidades de toda la provincia, representando a Petrer estuvieron el alcalde Carlos Castillo Rico, el síndico Andrés Poveda Tortosa y el juez de paz Gabriel Pérez López. Durante la estancia en la capital se celebraron diversos actos, entre ellos, una exposición que tuvo lugar el día siguiente y entre los frutos y otros objetos exhibidos por los pueblos de la provincia en la misma, Petrer presentó botellas de agua sulfúrea, posiblemente procedentes del balneario de Salinetas.

La línea de ferrocarril Madrid-Alicante, inaugurada hace ahora 165 años, supuso el principio del desarrollo económico de la provincia de Alicante. Gran parte de las industrias actuales de la provincia son deudoras de aquel revolucionario medio de transporte que permitió mover grandes cantidades de mercancías a largas distancias. Desde los productos agrícolas, el aceite, el trigo, la almendra u otros productos alimenticios, caso del vino y pescado, hasta el calzado, los juguetes, productos manufacturados de esparto, cordelería de cáñamo, piedra de las canteras, cerámica, etc. Se beneficiaron con la inauguración de la línea de ferrocarril. Alicante es Alicante gracias al ferrocarril. ¡Y Petrer estuvo allí! 

Pronto quedó en el olvido el júbilo con el que los habitantes de estas tierras recibieron a la comitiva real, pues tan solo diez años después, en 1868, estalló en toda España una sublevación contra el gobierno de la nación. En septiembre de ese año se produjo un pronunciamiento militar conocido como la Gloriosa que destronó a la reina Isabel II, implantando un gobierno provisional.

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