La tercera edición del “Mercadillo Moda Circular” que abrió sus puertas en el “Faro-Comunidad Creativa”, ubicado en una de las antiguas naves del enclave histórico de “La Ciudad Sin Ley”, resultó todo un éxito ya que fueron centenares los visitantes que lo visitaron
La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible, en contraposición a la economía lineal tradicional, un sistema que supone una intersección de los aspectos ambientales y económicos.
Un concepto de economía que cada vez está más presente en el día a día de los ciudadanos y que se aplica a distintos sectores como el de la construcción, agroalimentario, forestal, pesquero, bienes de consumo, turismo y el de textil y confección.
La aplicación de la economía circular en todo lo relacionado con el mundo textil y de la confección es, probablemente, el más “familiar” para la ciudadanía puesto que está, directamente relacionado, con el binomio ropa-moda.
Esa forma de actividad económica permite, a pequeña escala, que el ciudadano pueda poner en marcha iniciativas basadas en la economía circular. Un claro ejemplo es el “Mercadillo de Moda Circular”, una iniciativa que surgió en una conversación en la que dos amigas se plantearon cómo dar salida a esa ropa que ocupa mucho espacio en un armario colgada en una percha o doblada en un cajón “acumulando polvo” porque nadie se la pone e, incluso, alguna prenda con la etiqueta sin estrenar.
Una conversación que desembocó en un mercadillo de ropa, zapatos y otros artículos con la finalidad de darles una segunda oportunidad, una “nueva vida” y, a la vez, como comentaba Silvia, una de las promotoras de esta iniciativa, “aportar nuestro granito de arena al cuidado de nuestro querido mundo”. Mientras que Reme Jiménez, la otra impulsora de la acción, apuntaba que, además, se apostaba por un concepto más sostenible de consumo de ropa.
Este “Mercadillo de Moda Circular” abrió por primera vez en un cuartelillo de la vecina localidad de Elda que, además, de tener una muy buena acogida, despertó el interés por este proyecto y la atención de unas chicas de “El Faro-Comunidad Creativa”.
Ese interés se tradujo en la posibilidad de dar continuidad al “mercadillo” aunque con un cambio de escenario, pasar del cuartelillo a las instalaciones de “El Faro”.
Meses después, ese “rastro de moda circular” volvió a abrir sus puertas en las instalaciones de esa “Comunidad Creativa”, ubicada en una de las naves del enclave histórico “La Ciudad Sin Ley”, siendo, de nuevo, todo un éxito tanto de buenos resultados como de muchas visitas por parte de vecinos de Petrer y de otros municipios de la comarca.
El interés en torno a este proyecto ha ido a más con el paso de los meses, no sólo por parte del público sino de personas que han querido sumarse a esta iniciativa con un “puesto” por lo que el espacio era un problema a la hora de acoger más puntos de venta.
La solución no fue otra que cambiar, una vez más, de escenario, y trasladarse de a la primera planta de la nave de “El Faro” que acogió la tercera edición del “Mercadillo de Moda Circular”.
Un total de 16 “puestos” ofrecieron, desde primera hora de la mañana hasta media tarde, un amplio y variado abanico de artículos, muchos de ellos de segunda mano, aunque, también, podías encontrar prendas o complementos que llevaban hasta la etiqueta pero que eran de temporadas anteriores, tanto de invierno como de verano.
Allí podías encontrar vestidos, pantalones, blusas, camisetas, jersey, ropa de niño, zapatos de verano e invierno, botas, alguna lámpara antigua, chalecos, pulseras, collares, sortijas, cuadros, figuras de decoración, bolsos de todos los tamaños, materiales y colores y un sinfín de artículos más.
En esta ocasión, el público tampoco falló y fueron muchas las personas de todas las edades, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y mayores, los que se acercaron a visitar este “rastro de segundas oportunidades” para las prendas de vestir, accesorios y artículos, durante las nueve horas que permaneció abierto al público.
No era un mercadillo de economía circular sin más puesto que los responsables de cada una de los 16 puestos cuidaron al detalle la decoración con el fin de que fueran más atractivos para los ojos de los posibles compradores.
Algunos de ellos optaron por las plantas, otros por las luces, pequeñas mesitas, sombreros que daban vida y color a esa planta diáfana en la que se instalaron los puestos. Todo muy ordenado, nada de montones de ropa, todo lo contrario. Barras con pies para poder colgar las prendas en perchas, lo que se conoce como burros, mesas de distintos tamaños y alturas para mostrar zapatos y bolsos, percheros con gorros, collares y otros accesorios que facilitan al público poder echar un vistazo a todo aquello que estaba a la venta.
Con iniciativas como este Mercado de Moda Circular, “El Faro-Comunidad Creativa” lo que pretende es que este espacio vuelva a tener vida, principalmente, de carácter cultural. Además, intentan que se genere una intergeneración, que se empodere y que sea consciente del valor de ese enclave como monumento histórico de la Guerra Civil y se convierta en un lugar de encuentro.
