La caridad jamás debe ser castigada
Decía Gandhi que “la grandeza de una nación y su progreso
moral pueden ser juzgados por el modo en que trata a sus animales”.
Así, en una sociedad respetuosa con todos los seres vivientes y con
la naturaleza, alimentar a los gatos urbanos no tendría que
constituir ningún problema.
Es más: hacerlo debería ser visto como
un acto de amor y de compasión hacia otros seres vivos que no
siempre encuentran un buen acomodo en ciudades que, recordemos, se
han hecho a la medida de los seres humanos. Sin embargo, quienes
alimentan colonias de gatos urbanos a menudo se suelen topar con la
incomprensión de sus conciudadanos, sus críticas e, incluso, en
ocasiones, con sus amenazas y sus insultos. Ante esta situación, es
necesario recordar nuestros derechos como alimentadores/as de
colonias.
La alimentación de gatos urbanos aparece recogida en las
ordenanzas municipales. En Petrer, no se prohíbe esta acción. No
obstante, sí se han de tener en cuenta una serie de consideraciones.
Para poder alimentarlos con toda tranquilidad, se ha de disponer del
carnet de alimentador/a. Desde el año pasado, se ha implantado el
proyecto C.E.S. (Captura-Esterilización-Suelta) con el que se busca
controlar el tamaño de las colonias felinas y contribuir a su
cuidado y buen estado de salud.
La asociación Gatitos en Apuros
gestiona, actualmente, el proyecto y, además, también se encarga de
organizar periódicamente cursos para alimentadores. Para obtener el
carnet, será necesario realizar uno de estos cursos. Además, se ha
de tener en cuenta que no se puede alimentar a los gatos urbanos con
todo tipo de comida. Es recomendable hacerlo únicamente con pienso
seco. Por tanto, en ningún caso se les puede subministrar restos de
comida humana, pues ésta sí puede constituir un foco de mal olor y
causar molestias entre los vecinos.
Se debe limpiar siempre la zona
de desperdicios y envases una vez que se haya terminado de alimentar
a los animales. Cumplir estas sencillas normas es vital para
garantizar una buena convivencia entre gatitos urbanos y vecinos. Por
el contrario, el/la alimentador/a que las incumpla, podrá ser
amonestado por las autoridades e, incluso, podrá ser multado/a.