“Cacas” de perro
Vicente J. Muñoz Sansano
Pasear por las orillas del parque de la Rambla de los Molinos se
ha convertido en un deporte de riesgo: hay que ir saltando, no
caminando, para evitar pisar los numerosos excrementos de perros que
hay por todo el suelo. Los vecinos de la zona estamos muy indignados
de no poder disfrutar de ese espacio, ni llevar allí a nuestros
hijos por la insalubridad del lugar.
Es una lástima que ese rincón
tan pintoresco, con las ruinas del Acueducto Medieval y el actual
puente de madera se haya convertido en un “cagadero” de perros,
en el que además los suelen llevar sueltos y sin bozal. Sólo
pedimos un poco de respeto y de civismo hacia los demás ciudadanos
que podríamos utilizar esos mismos lugares y hacia los dueños de
los perros que sí recogen los excrementos de sus mascotas.
Nos
gustaría que las autoridades competentes hicieran algo al respecto
ya que existen unas ordenanzas municipales que contemplan estos
supuestos: el abandono de deyecciones de los perros en las vías,
aceras, jardines, zonas ajardinadas y de recreo para niños así como
la obligación del uso de bozal y correa corta para todos aquellos
perros que estén incluidos dentro de las razas catalogadas como
peligrosas por el Decreto 145/2.000.