15.9 C
Petrel
domingo, 19, mayo, 2024
spot_img

Banco…s

Por: ANTONIO ESPINOSA

Antes de entrar en tema pido perdón a los lectores por la paciencia, si se atreven, de tener que leerme. La culpa es de Jaime (dimoni) y Encarnita, que me llevan controlado contando las veces que no aparezco en escena. Sentado esto me atrevo modestamente a complacerles.

   Lo de sentado se puede hacer por  muchos medios. Azorín, en “Pueblo”, utiliza la silla de madera y esparto para arrebujar en ella a una viejita, toda ébano y marfil. Yo prefiero el banco por dos motivos: porque me da oportunidad de descansar si coincide mi cansancio con un banco y no me deja, por su superficie plana, permanecer muelle y perezosamente acomodado.

   Hay bancos y bancos, cuidado. Inocente de mi pensar que una bancada consistía en el agrupamiento de varios bancos, cosa que no coincide por acá, pero puesto a hablar de bancos, de los de economía –no económicos-, es evidente que, en general, con honrosas excepciones, prevalece el beneficio sobre el servicio. Tengo para mí, aunque puedo estar equivocado, que en un futuro que yo ya no veré, solamente quedarán los bancos que den servicio, porque la persona es, afortunadamente, algo más que una nómina, al menos por ahora, cuando todavía estamos en la alborada de los móviles, porque  no sabemos, ni la ciencia tampoco,  adonde iremos a parar entre otras cosas con semejante cacharro del móvil, entre otros multimedia.

   Perdón porque se me ha ido “el santo al cielo”, desde el banco donde lo tenía sentado. Tener un banco a mano es un lujo. No me refiero a bancos de crédito, aunque también, sino al puro y duro banco de madera o metal. Aunque me faltan datos deduzco, por simple evidencia, que posiblemente seamos al menos en nuestra provincia la población más completa en este servicio mobiliario social.  Y a propósito andan por ahí diciendo que la inteligencia artificial ha encontrado el pueblo más bonito de España. Tengo mis reservas a la vez que hago una llamada desde aquí a los lectores por si alguien se topa con tal inteligencia, con el ruego de que la invite a darse una vuelta por acá. Lástima que no tenemos a Hector pero no faltará quien le acompañe a conocer Petrer  y descubrir sus maravillas. Advertir que es extenso y cansado verlo todo, pero aseguro que no les faltarán bancos donde sentarse para reponer fuerzas. Por supuesto vamos a encontrarnos bancos en los varios parques, plazas, bulevares, avenidas e incluso calles. Y donde hay juegos para niños no faltan los oportunos bancos para sus padres. Bancos vamos a encontrar por muchas partes, pero no me resisto a mencionar algunos. Por ejemplo, si le apetece ver  algún juego de  petanca pues ya tiene donde sentarse, bien que estos bancos sean de un club social.  Otro tanto si decide llevar su mascota al parque para canes situado junto al barrio San Jerónimo. Puede disfrutar sentado ver corretear al animal. Los hay curiosos, como el banco situado justo en el paso de cebra de la confluencia de la calle Convento con la avenida de Madrid. Justo ahí no se va a aburrir viendo los viandantes del paso de cebra. No lejos de allí, en la calle Adolfo Suarez con grandes espacios y muchos bancos, encontramos curiosamente un Area de Fitness. Aprovecho para invitar a mis amigos y compañeros quintos del 56, los pocos que quedamos, a acudir a este espacio concreto y practicar este deporte, con algunos de los ejercicios que allí se muestran.  Me atrevo a pronosticar que somos pocos, entre los que me cuento, que vamos a poder practicarlos, pero al menos tenemos los bancos donde sentarnos tranquilamente a ver a la juventud como lo practica y quejarnos de paso de nuestras limitaciones.

      Podemos preguntarnos ¿qué es primero el banco o la necesidad del mismo? Está claro que si no hay necesidad sobra el banco. Pero ¿y si sucede al revés? Pienso en las grandes superficies comerciales y en las ya muchas personas necesitadas de apoyo para andar y tomar descanso. En tales casos y lugares los bancos brillan por su ausencia y por dos motivos, estimo. Uno, porque el espacio es muy valioso y un banco ocupa lugar e impide la vista y acceso al producto. Y dos, porque en estos centros el tiempo es oro y no ha lugar para ociosos y cansinos, por muy mayores que sean. Hay que moverse y ver, nada de cansancio, eso a otras partes.  Otro tanto puede suceder en algunos lugares de concurrencia pública y social, como puede ser, pongo por ejemplo, el cementerio. Afortunadamente los accesos por ambas puertas cuentan con bancos oportunamente ubicados. Otra cosa es dentro. Naturalmente los muertos ya no necesitan bancos porque están en el descanso eterno, pero a los visitantes, en su mayoría personas adultas y tercera edad, pienso que no les vendría mal en algún momento ese otro tipo de descanso.

   Bancos vamos a encontrar por todas partes y en los lugares más inesperados. Apunto solamente una pequeña “bancada” de tres, detrás de Cofemfe, el Centro de Atención Integral, espacio recoleto, sin tráfico y con una tupida sombra de pinos, justo para una plácida parada de  descanso.

    Bueno, descansemos ya de tanto andar, en un cómodo y casero sofá si es posible, no sin agradecer a los servicios municipales encargados del citado mobiliario urbano por su buen servicio certeramente ubicado y bien atendido. Y a los lectores el haber llegado hasta el final, sin cansarse.

otras noticias

siguenos en

6,517FansMe gusta
1,781SeguidoresSeguir
1,047SeguidoresSeguir
- Anuncio-spot_img
- Anuncio-spot_img
- Anuncio-spot_img

LO MÁS LEIDO